Por Leonardo Ixim
El presente artículo es un resumen de algunos ensayos publicados en la Revista de Centroamérica sobre los vaivenes en el régimen político guatemalteco. En esta ocasión nos centraremos en los hechos posteriores a la firma de los Acuerdos de Paz en 1996 y la reciente elección donde el binomio del Movimiento Semilla acaba de ganar la presidencia.
El marco tras la firma de la paz
En las elecciones de 1995, mientras se negociaban los últimos ajustes para la desmovilización de la Unidad Nacional Revolucionaria Guatemalteca (URNG), se realizan elecciones donde el Partido de Avanzada Nacional (PAN) con Álvaro Arzú y Luis Flores Asturias ganan la presidencia en segunda vuelta con 671,534 votos sobre el candidato del Frente Republicano Guatemalteco (FRG) Alfonso Portillo, con 639,404 votos. En estas elecciones por primera vez participan sectores de izquierda, vinculados de alguna manera con las organizaciones insurgentes, quedando en cuarto lugar bajo la bandera del Frente Democrático Nueva Guatemala, con 119,305 votos.
Desde el autogolpe de Jorge Serrano Elías en 1993 y la posterior remoción de su gobierno, los actores del campo popular y la izquierda mostraron incapacidad de hegemonizar las movilizaciones contra el llamado Serranazo, la oligarquía desconfiaba de las acciones bonapartistas de Serrano, de ahí la hegemonía de esta además que los sectores populares estaban imbuidos en las negociaciones de la paz, acompañando las propuestas de los acuerdos sustantivos de la URNG.
Ya durante el gobierno de Arzú, éste se caracterizó por la privatización de empresas públicas, como la telefonía, la desmonopolización en la producción, transporte y comercialización de la energía eléctrica, la apertura al capital nacional e internacional en la actividad extractiva minera, a lo que suma el agronegocio, etc. En esa coyuntura, la izquierda aglutinada en URNG, ahora convertida en partido político, asume un carácter pasivo ante estas políticas neoliberales. Además, inicia el proceso de sectorización, onegización y pérdida de una perspectiva global de las organizaciones populares, a lo que se le suma el acomodamiento electoral de las izquierdas.
En ese marco se llega a la elección general de 1999, donde el FRG, formado por ex dictador Efraín Ríos Montt, llega a la presidencia bajo el binomio de Portillo y Luis Francisco Reyes, ganando en segunda vuelta sobre el PAN con 1,185,160 sobre éste, que sacó 549,936 votos. De hecho, Portillo y Reyes fueron los candidatos que más votos han sacado en una segunda vuelta, aun contando la reciente victoria de Semilla, en el periodo descrito.
La victoria del FRG sin duda fue un voto castigo que la izquierda no supo canalizar, que venía de la derrota de la Consulta Popular en 1998, la cual buscaba incorporar los Acuerdos de Paz al marco de la Constitución Política de 1985, que, con una participación bajísima, la derecha impuso usando un discurso patriotero y racista para que no se aprobaran esos cambios. Sin embargo, la izquierda aglutinada en una alianza con tintes electoralistas, Alianza Nueva Nación, conquistó el tercer lugar con 279,891 votos y nueve congresistas.
El gobierno del FRG se enfrentó con la oligarquía, aunque más discursivamente, realizó algunas acciones, como abaratar los precios de la canasta familiar al abrir las importaciones de productos distribuidos por los monopolios nacionales; inició la negociación del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos, sin la participación de los monopolios oligarcas. Inició lo que éstos han llamado la captura del Estado, término repetido por las ONGs, que fue no mas que el desplazamiento de la oligarquía del control del Estado y con ello la emergencia de una nueva burguesía que se fue enriqueciendo más directamente a través de ser proveedores de la administración pública y la contratación de obras publicas
La consolidación del régimen político
En las elecciones de 2003 llega al gobierno la Gran Alianza Nacional, una coalición vinculada directamente a las fracciones oligarcas del capital, con Oscar Berger y Eduardo Stein, quien había sido candidato por el PAN en 1999, que en segunda vuelta saca 1,235,303 votos sobre Álvaro Colom, quien había sido candidato de las izquierdas en 1999 y ahora iba con su partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) obteniendo 1,146,868 votos. Expresiones de izquierda como la URNG, con el ex comandante guerrillero Rodrigo Asturias, consigue unos magros 80 mil votos y dos expresiones de izquierda entran al congreso, URNG con dos congresistas y Alternativa Nueva Nación un desprendimiento de la primera, con 6 diputados.
En la siguiente elección el ganador fue el partido UNE en 2007, llegando a la presidencia Álvaro Colom y Rafael España como vicepresidente con 1,449,153 votos sobre el candidato del Partido Patriota (PP) Otto Pérez Molina, con 1,294,645 votos. El primero vinculado al capital emergente y el segundo al tradicional.
Recordemos que ese gobierno despertó ciertas ilusiones en algunos sectores de izquierda por cierto discurso democratizarte y algunas acciones puntuales en materia de reivindicación de justicia y memoria. Pero su verdadera naturaleza fue la de continuar y profundizar el modelo neoliberal; de hecho, en este gobierno se dio la represión a las comunidades campesinas kekchis del rio Polochic. Este gobierno también se caracterizó por impulsar una serie de programas asistenciales impulsados por la en ese entonces primera dama Sandra Torres. En esta ocasión, la URNG y ANN presentaron candidaturas presidenciales, obteniendo magros resultados y la primera obtuvo dos diputados. Mejor posicionada estuvo la premio Nóbel de la paz Rigoberta Menchú, con un poco más de 100 mil votos, con el socialdemócrata Encuentro por Guatemala (ExG) que obtuvo cuatro parlamentarios.
El siguiente gobierno fue el de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, como vicepresidente, que ganó con 2,300,979 votos sobre Manuel Baldizón del partido LIDER, con 1,981,003. En esa elección se conformó el Frente Amplio de Izquierda entre URNG, ANN y el recién creado Movimiento Político Winaq indigenista de izquierda, logrando 142,599 votos y solo dos escaños en el Congreso.
La crisis del régimen
El gobierno de PP será recordado por una combinación, la profundización del modelo extractivo, la masacre de cuatro campesinos en la cumbre de Alaska, la cooptación de algunos liderazgos sindicales, indígenas y populares, pero sobre todo por el destape de casos de corrupción por la CICIG, instalada en Guatemala desde el gobierno de Berger, que generó el movimiento de La Plaza y que obligó a factores de poder y al imperialismo a presionar para la renuncia de ese gobierno.
Tal movimiento y la renuncia de Pérez, coincidieron con la primera vuelta electoral en 2015, donde participo el 70 por ciento del padrón electoral en primera vuelta, una de las más altas registradas, aunque en segunda vuelta bajó considerablemente y ganó el outsider Jimmy Morales con 2,239,269 votos, sobre Sandra Torres con 1,328,342 votos. De las opciones de izquierda, el que mejor punteo logró fue Miguel Ángel Sandoval por la coalición URNG-Winaq, con 101,347 votos para la presidencia; en el Congreso éstos lograron dos diputados. Convergencia, ex ANN, que no lanzó candidatura presidencial, obtuvo 3 diputados y ExG 7 congresistas.
Este gobierno jugó un papel contrarrevolucionario y desmovilizador, a lo cual se sumaron sectores de izquierda y progresistas con cargos ministeriales, desviando la energía de las masas por medio de reformas de algunas leyes, carro que también impulsó la CICIG y el Ministerio Público de Thelma Aldana. Es hasta que las investigaciones anti corrupción tocaron a su entorno familiar provocando nuevas movilizaciones en 2017, renunciando sus ministros progresistas, que, amparándose en facciones de ex militares del partido que lo llevó al gobierno se fue escalando un conflicto con la CICIG y con el hoy ministro de defensa del gobierno de Colombia, Iván Velázquez, que dirigía la comisión internacional declarado non grato, que demostró la verdadera cara reaccionaria de este gobierno.
Así se llega al gobierno de Alejandro Giammattei, quien, en su tercer intento, ahora con un partido ad hoc, VAMOS, gana las elecciones de 2019 en segunda vuelta con 1,907,821 votos, sobre Torres que sacó 1,384,112 votos. En esta ocasión la opción de izquierda mejor posicionada fue la de Thelma Cabrera del Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP) vinculado a la organización campesina histórica CODECA, que en 2016 había roto vínculos con URNG; MLP logra sin embargo un diputado alegando fraude, otras opciones de izquierda fueron Winak con 5, Semilla con 7 y URNG con 3 congresistas cada uno.
En este gobierno afronto la pandemia del Covid 19, cerrando la economía con medidas de cuarentena, la atención irregular a los enfermos, la corrupta negociación con las vacunas rusas Sputnik, la llegada a cuenta gotas de otras vacunas, etc. El caso de posibles coimas de empresarios rusos vinculados actividades mineras y luego el giro oportunista pro ucraniano tras la guerra en esas latitudes.
Se generaron nuevas movilizaciones tras el intento de aprobar el Presupuesto público en noviembre de 2021, desatándose una fuerte represión policial con varios heridos y detenidos; así también resalta el hecho que este gobierno cerró las instituciones de la agenda de la paz, instancias que eran prácticamente inoperante. Caracterizado por el cierre de los espacios democráticos en el marco del régimen político aperturista después de la firma de la paz, proceso iniciado en el gobierno de Pérez Molina.
¿Hacia una reforma del regimen?
Por eso la esperanza que genera un nuevo gobierno de los neoreformistas de Semilla, que como bien mencionamos es una ruptura con este proceso de autoritarismo y que se demuestra en la apabullante victoria de Bernardo Arévalo y Karin Herrera nuevamente sobre Torres de la UNE con una diferencia de 874,189 votos en segunda vuelta, aunque con un abstencionismo del 40 por ciento, el más alto en los últimos años y con la victoria del voto nulos y blancos en primera vuelta de un poco más de un millón de votos. Esto por su puesto no le quita legitimidad a este nuevo gobierno, que como vimos tras la segunda vuelta la población salió a celebrar en varias plazas del país.