Por Armando Tezucún

En la segunda vuelta electoral del 11 de agosto resultó ganador Alejandro Giammattei, del partido de derecha Vamos por una Guatemala Diferente (Vamos), sobre Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).  Según los datos oficiales del Tribunal Supremo Electoral, con el 99.73% de las mesas procesadas, el presidente electo obtuvo el 57.95% de los votos válidos (1,907,696), mientras que Torres alcanzó el 42.05% (1,384,005). Como siempre sucede en la segunda etapa de las elecciones generales, la cantidad de votos válidos descendió significativamente con respecto a la primera vuelta, pasando del 62.13% en ésta a 42.71% en la segunda. Esto realmente da muy poca representatividad al candidato ganador, pues Giammattei obtuvo aproximadamente el 23.5% de votos del total de votantes habilitados, 8.1 millones; menos de la cuarta parte.

El triunfo de Giammattei se explica por la alianza de los partidos de extrema derecha que se formó para impulsar su candidatura, tal como él mismo lo expresó: “Quiero darle gracias a todas las personas de otros partidos políticos que nos apoyaron en la campaña. Quiero agradecer profundamente el trabajo que hizo Edmond Mulet, Isaac Farchi, quiero agradecerle a esa alianza multipartidaria que se armó en todos los departamentos, en todos los municipios con un solo propósito no que ganara Alejandro Giammattei, sino que Guatemala pudiera ganar la posibilidad de salir adelante” (Prensa Libre 12/07/19). Esto explica que su caudal de votantes se incrementara en 1,294,055 de la primera a la segunda vuelta, mientras que Torres solamente logró sumar 261,389 al resultado que tuvo en la primera vuelta.

Es decir, las fuerzas más reaccionarias se confabularon para colocar a Giammattei y su candidato vicepresidencial Guillermo Castillo al frente del gobierno en los próximos cuatro años, utilizando una campaña misógina, de desprestigio y anticomunista contra Sandra Torres. Estamos hablando de los militares en activo y en retiro involucrados en narcotráfico, crimen organizado y negocios corruptos; políticos y funcionarios acusados de corrupción, que están en la cárcel o se han salvado de ella al gozar de inmunidad; sectores importantes de la oligarquía, entre los que destacan la familia Novella y los Gutiérrez-Bosch de Corporación Multi-inversiones. Los partidos que representan a estos sectores y auparon a Giammattei son: el oficialista Frente de Convergencia Nacional, Partido Humanista Guatemalteco, Visión con Valores, Todos, Partido Unionista, Partido de Avanzada Nacional. Valor, entre los más importantes.

La agenda de gobierno de Vamos-Giammattei será una profundización del proceso de derechización iniciado por el gobierno saliente de Jimmy Morales-FCN, y de retroceso con respecto a lo establecido por los Acuerdos de Paz de 1996. Este hombre de extrema derecha, enemigo de los derechos de las mujeres y de la comunidad LGTBIQ, que se declara partidario de aplicar la pena de muerte, ya declaró al noticiero de un canal de televisión abierta que buscará la aprobación de la Ley Antiterrorismo, en principio destinada a las maras, pero que también criminaliza las protestas de las organizaciones populares, como bloqueos, tomas, manifestaciones etc., calificándolas de extorsión y terrorismo.

El programa de gobierno de Vamos, Plan Nacional de Innovación y Desarrollo, abiertamente neoliberal, propone propiciar la atracción de inversiones, entre otras medidas administrativas, mediante la implementación de flexibilidad laboral, esquemas de salarios diferenciados y trabajo a tiempo parcial; es decir profundizando la explotación de la mano de obra; impulsa la política de alianzas público-privadas, concesiones en obra pública e inversión por medio del leasing público, poniendo a disposición de los agentes económicos proyectos de inversión de interés público; impulsará la agenda minera, petrolera y de generación de energía eléctrica limpia (hidroeléctricas). En el espinoso tema fiscal, propone ampliar la base tributaria incluyendo al sector informal, impulsando un sistema simplificado de tributación para la micro y pequeña empresa y un régimen de un impuesto único a micro contribuyentes, sin tocar a las grandes empresas evasoras de la oligarquía. Para sellar el pacto con ésta, Giammattei ya definió a su futuro ministro de economía, el expresidente del CACIF Antonio Malouf.

Ante la amenaza que representa para los intereses populares el futuro gobierno de Vamos-Giammattei, el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) desde ya propone a las organizaciones sindicales, campesinas, indígenas, estudiantiles, de mujeres y populares, la más amplia alianza en la acción para enfrentar los ataques contra nuestros derechos y conquistas que seguramente vendrán.

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