Por Juan Castel
El pasado 19 de julio del presente año, se anuncia el inicio de las obras de construcción de la planta productora de cemento “San Gabriel”, a inmediaciones de San Juan Sacatepéquez, municipio del departamento de Guatemala. A los ya atípicos desfiles de corbata y traje, se le unió la prensa burguesa y representantes gubernamentales encabezados por el servil presidente Pérez Molina, que participando en el acto de “colocación de la primera piedra” se apresuró a secundar a los representantes del capital industrial, pregonando de nuevo el desarrollismo, “que según ellos”, solo puede venir de mano de los empresarios rapaces.
Frente a ello, las doce comunidades de San Juan Sacatepéquez realizaron una manifestación que contó con una participación masiva, y el 22 de julio emitieron un comunicado reivindicando nuevamente el derecho a la consulta de los pueblos indígenas. Con presencia de los ya concurrentes antimotines, Mario Orellana, gerente de Operaciones de Cementos Progreso dijo “que se trata de la inversión más grande que ha realizado la compañía, fundada hace 113 años” (Prensa Libre 19/07/13).
Pero este proyecto ya lleva algunos años de aplazamiento. Desde el anuncio del proyecto “San Juan” han pasado casi siete años. Pero esos años de retraso se debe a la resistencia de los pueblos en contra de esta nueva injerencia del capital. “El 21 de Junio, la cementera comienza a trabajar, al día siguiente, el gobierno militariza el municipio, tal y como lo hacían las sangrientas dictaduras de ultraderecha. Alrededor de 2000 militares y 2000 policías, se apertrecharon en dicha comunidad con las excusa de un estado de prevención (forma solapada de un estado de sitio) que solo serviría para reprimir y encarcelar a 43 ciudadanos que organizaron la resistencia en contra de la ocupación gubernamental de su municipio” (ESCA 74: julio de 2008).
Sin miedo a llamar al recuerdo, lo sucedido hoy en día en San Juan, era lo que denunciaba nuestro periódico sobre la represión del gobierno de la semi-bandera social de Álvaro Colom, que ni socialdemócrata, ni populista utilizó con una mano la paloma de la paz y con la otra el estado de prevención, para de esa forma defender la inversión de la burguesía tradicional.
La implantación de la ya hegemónica “Cementos Progreso, S.A.” en San Juan Sacatepéquez, siendo más precisos en las comunidades de “la finca San Gabriel Buena Vista y las aldeas San José Ocaña y San Antonio Las Trojes I y II”, desconoce los derechos de las comunidades maya kaqchikeles de la zona, que ocupará la cementera; unas 836 hectáreas, de las cuales la empresa afirma, solo utilizarán 64, las demás serán empleadas en la reforestación de un sector boscoso y un vivero.
La prensa burguesa con la cementera ha recalcado “Además de la planta de cemento, la empresa ha llevado al municipio programas de reforestación, capacitación y apoyo a los planes de desarrollo local” (El Periódico 19/07/13); se les olvidó mencionar la carretera de 14kms que construirá la cementera para poder conectar este jugosos proyecto con la CA-1 y poder movilizar el cemento producido. Al finalizar su construcción la carretera será donada al Estado de Guatemala, en palabras del gerente Mario Orellana. Pero lo que no resalta la prensa burguesa es la persecución abierta contra los líderes comunitarios; el pasado 6 de julio fueron detenidas 3 personas miembros de las comunidades Kaqchikeles de San Juan Sacatepéquez, entre ellos Mariano Camey Car, Lorenzo Car Hernández y Margarito Camey Zet. Su detención tuvo lugar un día después de una multitudinaria marcha en rechazo a la cementera.
Y es un jugoso proyecto, porque con la planta de San Juan –que será a su término, la segunda más grande de América latina- y junto con la de San Miguel en el departamento del Progreso, la compañía busca que a inicios de 2017, cuando la planta empiece a producir, la empresa pase de 2.8 millones de toneladas a 5 millones de toneladas anuales. Lo que la habilitaría a cubrir la demanda nacional –unos 3.8 millones de toneladas- y poner expandir el mercado por todo el istmo centroamericano.
Por eso desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llamamos a las valientes comunidades a proseguir su lucha y a organizarse, ante la confabulación del gobierno central con los intereses empresariales, que buscan lapidar a este pueblo bajo su sobre producción y sus ganancias. Al gobierno que libere a los presos, arrestados arbitrariamente para defender los intereses del capital. “Por la madre tierra, la lucha seguirá hasta el triunfo. Fuera la Cementera”.