Por German Aquino

Este 1 de junio del 2020  se cumple un año del gobierno de Nayib Bukele, quien ganó las elecciones presidenciales del 2019 bajo la bandera del partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) con un total de 1, 434,856 votos  derrotando a la coalición  de Derecha ARENA-PCN-PDC-DS la cual obtuvo 857,084 y a la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la cual obtuvo  389,289 votos.

Ausentismo, apatía  y primeros síntomas de la crisis política

Vale señalar que en esa coyuntura electoral según el Tribunal Supremo Electoral la población  de El Salvador  era de 6,411,558 habitantes, teniéndose un total de 5,268,411 personas en el padrón electoral de las cuales 5,948 corresponde a salvadoreños en el exterior. 

De este  padrón electoral solamente se movilizaron a emitir su voto 2, 733,178  de estos Bukele-GANA obtuvo solo un 53.10 %, ARENA 31.72 % y FMLN 14.41 %, VAMOS  0.77 %, mientras el rechazo al sistema antidemocrático   se hiso sentir con los votos nulos (0.96%) y votos en blanco (0.18%).

Los votos  a favor del ahora presidente Bukele fueron superiores respecto a los demás partidos, pero en realidad solamente representan un aproximado del 27 % del patrón electoral, existiendo un porcentaje súper mayor de personas aptas para votar que no se movilizaron a emitir su voto lo que refleja el descontento de las personas hacia el antidemocrático sistema político salvadoreño. En realidad Bukele ganó con un  bajo porcentaje de votos respecto al patrón electoral.

La crisis del sistema democrático burgués

Desde sus inicios el gobierno Bukele-GANA, se ha caracterizado por sus enfrentamientos  con la Asamblea Legislativa, el mismo hecho de hacer la tomada de posesión en la plaza pública y no en la Asamblea Legislativa era el anuncio de lo que vendría más adelante.

La frágil democracia burguesa salvadoreña, después de las dictaduras militares, sufriría una estocada por el  gobierno de Bukele-GANA, cuando el día 9 de febrero haciendo uso de la Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil (PNC) tomara  por asalto la Asamblea Legislativa, como  medida para presionar la aprobación de un préstamo  de 109 millones  para financiar la Fase III del Plan Control Territorial.

Este primer año de gobierno de Bukele ha sido suficiente para determinar que estamos ante un régimen bonapartista de derecha, el cual de permitirlo podría derivar en régimen fascista, poniendo en riesgo las libertades democráticas fundamentales.

Bukele ataca los efectos y no las causas de la delincuencia

La violencia y delincuencia han sido los problemas fundamentales de los cuales la población salvadoreña demanda una pronta solución es por ello que el gobierno de Bukele el 20 de junio de 2019 inicia con su plan denominado  Plan Control Territorial el cual pretendía golpear a las maras y pandillas como principales responsables, para ello recurrió a continuar con la militarización del país la cual se venía dando desde los anteriores gobiernos.

El Plan Control Territorial es un remozamiento de los planes de seguridad implementados por los anteriores gobiernos, es un plan cuyo financiamiento está basado en préstamos.  La primera fase implico la presencia de un mayor número de militares y policías en las comunidades, lo que en su momento llevo a que la población percibiera una mejora en materia de seguridad. Con la pandemia los índices de violencia y delincuencia han bajado drásticamente.

El haberse disparado los índices de homicidios en plena pandemia mostró  el verdadero carácter represivo del Presidente Bukele quien manifestó  "El uso de la fuerza letal está autorizado para defensa propia o para la defensa de la vida de los salvadoreños", además de instaurar un estado de emergencia máxima en las cárceles. 

Lo anterior demuestra que en realidad el gobierno de Bukele continúa aplicando planes represivos de combate a la violencia y delincuencia y no ataca las verdaderas causas. En materia de seguridad Bukele busca mantener su popularidad a punta de represión.

Los altos niveles de aprobación del presidente Bukele

Según una encuesta realizada por La Prensa Gráfica respecto a la aprobación del trabajo realizado por el Presidente Bukele “el 92,5% respondió que lo aprueba, el 5,4% lo desaprueba, mientras que 2,1% no respondió.”

Estos niveles de aceptación en gran medida están relacionados con la baja de los homicidios diarios, lo cual  ha sido producto de la militarización y de otras medidas represivas realizadas bajo el amparo de los  estados de emergencia impuestos con el pretexto de la pandemia, los altos niveles de aprobación están relacionados con el tema de seguridad en donde un 93,2%  avalo el manejo del mandatario en materia de seguridad pública, frente a un 3,2% que lo calificó de regular, un 3,1% lo tildó de malo, y el resto del porcentaje no respondió. 

Los planes represivos de seguridad más que resolver el problema agudizan más la problemática, la cual ha sido opacada por la pandemia.

Los sindicatos frente al gobierno de Bukele

El actual Ministro de Trabajo Rolando Castro desde su llegada inicio violentando la Constitución; Tratados y Convenios internacionales así como demás Leyes al quitar de un plumazo Juntas Directivas que habían sido electas democráticamente por sus bases e imponiendo Juntas Directivas afines al gobierno.

Mientras Rolando Castro desarrolla una corriente sindical liderada por sindicatos gubernamentales que le sirva al gobierno de Bukele en sus planes, otras organizaciones sindicales continúan apegadas a las agendas de los partidos políticos del régimen quienes tienen intereses  diferentes a los de la clase trabajadora.

En esta pandemia los sindicatos alineados al gobierno se han dedicado a tirarle flores, mientras los trabajadores salen a denunciar las deficiencias.

Son los trabajadores del sector privado quienes en este primer momento están sufriendo las consecuencias de la pandemia lo que  les ha obligado a salir a manifestarse ante la inoperancia del Rolando Castro.

Las bases deben luchar para que las direcciones sindicales mantengan la independencia de clase respecto al gobierno de Bukele y demás partidos políticos del régimen.

Mínimo balance del manejo de la pandemia

Al gobierno de Bukele le toco afrentar la pandemia por la enfermedad del COVID-19, la cual ha sabido manejar a favor de su agenda política y económica, a estas alturas han quedado evidenciadas las deficiencias que el gobierno ha tenido en esta pandemia pudiendo mencionar algunas: 

Manejo inadecuado de centros de contención:   según cifras oficiales actualmente se cuenta con 89 centros de cuarentena, desde sus inicios fueron muchas las quejas de las personas que se encontraban en dichos centros por considerar, que existía un alto riesgo de contagio.

A la fecha las personas retenidas  en dichos centros de cuarentena  suman 3,127 personas, muchas de las cuales denuncian que a pesar de llevar más de cuarenta días no han obtenido mayor información respecto a su condición, por el contrario lo que se han atrevido a denunciar son trasladados a otros centros, como ejemplo se puede citar las  personas del  centro de contención casa de retiro de Nuestra Señora Monte Carmelo en Ciudad Delgado quienes se atrevieron a denunciar las malas condiciones y la respuesta por parte del gobierno fue el traslado a centros de contención ubicados en otros departamentos.

Falta de Equipo de protección Personal (EPP): Desde inicio de la pandemia los trabajadores de salud denunciaron la falta de EPP, en los centros médicos hospitalarios. Lo falta de EPP llevo a que muchos trabajadores de salud del MINSAL y del ISSS se contagiaran. Vale señalar que también el personal de la PNC y de las Fuerzas Armadas también necesita que se le dote del EPP necesario.

Improvisación: la pandemia puso de manifiesto el deficiente sistema médico hospitalario y falta de un plan en materia de salud, y ya no se diga para enfrentar la pandemia, lo que llevo a tomar medidas a la carrera, como la compra de medicamentos sin mayores estudios, esta improvisación llevo también a que los personas que sufren enfermedades crónicas no recibieran la atención medica-hospitalaria adecuada quienes ha sido condenas a morir en sus casas.

Cuestionables datos: los datos brindados oficialmente no concuerdan con la realidad que se vive día a día en los hospitales en donde el personal tiene que lidiar con la sobrecarga laboral, los niveles de contagio son altos, personas manifiestan que a pesar de haber dado positivo a la prueba ha tenido que esperar para recibir el tratamiento adecuado lo que aumenta el contagio, lo anterior por falta de personal de salud.

En la práctica el sistema hospitalario está al borde del colapso, los centros de atención COVID ya no tienen capacidad para recibir más pacientes,  todo apunta que el gobierno de Bukele encubre la realidad, lo anterior tiene como finalidad esconder el fracaso de sus medidas lo cual bajaría sus niveles de popularidad.

Trabajadores privados han cargado la pandemia: En esta pandemia los trabajadores del sector privado han cargado con despidos, recortes salariales, suspensión de contratos. Etc. A pesar que existen trabajadores del sector  privado que al igual que los trabajadores gubernamentales de salud y de los cuerpos de seguridad han estado en primera, el gobierno no obligo a los patrones a que les pagaran un bono extra, por lo cual estamos a tiempo de exigir un  bono de $300 para estos trabajadores.

Prevalencia de los intereses del gran empresariado: en estos momentos el gobierno de Bukele y los diferentes partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa han cedido a los llamados del  Gran empresariado salvadoreño y  de la Asociación Nacional  de la Empresa Privada (ANEP), quienes buscan la reapertura  de sus empresas, parte de ello es la discusión por  la aprobación de  la “Ley especial transitoria de atención integral a la vida y la salud, declaratoria de emergencia en relación a la pandemia por COVID-19 y de reapertura de la economía”. Ante esta eminente apertura de la economía es necesario que se dicten medidas a favor de clase trabajadora, el campesinado, y demás sectores populares.

Crisis alimentaria: Son miles de banderas blancas que ondean en los hogares salvadoreños en señal de necesidad de ayuda alimentaria, el gobierno de Bukele no ha podido resolver el problema de alimentación de estas familias, lo cual obliga a estas personas a salir de sus hogares en busca de ayuda.

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