Por: Alberto Castro.

En las últimas semanas el diputado independiente, Leonardo Bonilla anuncio que iniciará la recolección el próximos mes de firmas de cara a impulsar su propuesta de reducir el número de diputados de la Asamblea Legislativa, conforme a la misma le ha continuado la campaña de apoyo desde algunos espacios de opinión y medios electrónicos, esto ocurre a pocos días de las elecciones presidenciales, cuyo resultado expresó el hartazgo popular hacia la partidocracia que, ha carcomido el ejercicio democrático salvadoreño durante muchas décadas, en tales circunstancias en aras de no desaprovechar la coyuntura, aparece esta propuesta que se disfraza de ser medida integral con la que se pretende quitar excesos al Estado, pero en concreto es populismo barato, que se vende en pleno desgaste de las fuerzas políticas que tienen representación en la Asamblea Legislativa. Es necesario que una propuesta de este tipo se tome con la seriedad necesaria, tomarlo con fogosa prisa hará que la lucha que ahora se visualiza exclusivamente en la cuantitativa mediocridad parlamentaria, nos ciegue y no peleemos por aperturar espacios para la participación democrática del pueblo, esto es en lo que objetivamente debemos centrarnos. 

Paradigma de la democracia salvadoreña.

No se debe dejar de tomar en cuenta que el tipo de ejercicio de la soberanía popular en nuestro país es Democracia Representativa, de manera que la intervención política popular en la asamblea Legislativa se limita a la participación para ejercer sufragio y delegar a los 84 diputados en su mandato quienes no se someten a Mandato Imperativo, en este momento el pueblo, como no tiene iniciativa de ley directamente, debe buscar canales de acercamiento con diputados o partidos políticos para poder llevar sus proyectos, en tales circunstancias, recortar diputados solo empeoraría esta situación,  porque con menos diputados se concentraría mas el poder, cuando lo que urge es abrir los mecanismos para que el pueblo tenga mayor participación en el ejercicio democrático, aparte de ello, se recortaría todavía más la posibilidad que los trabajadores puedan tener diputados independientes, con lo cual le daría más peso a grupos de poder con envergadura y estructura electoral solida para  hacerse de la exigua cantidad general de parlamentarios, entonces esta campaña sienta sus cimientos en una peligrosa espada de doble filo, que probablemente aparente afectar a parásitos que por años han hecho de la Asamblea Legislativa su modo de vida, pero en realidad el mayor afectado seremos los trabajadores, campesinos, estudiantes y pueblos originarios.

Hacia donde debería encaminarse la lucha

Reducir los gastos excesivos del Estado en la Asamblea Legislativa, no implica necesariamente recortar el número de parlamentarios, se puede lograr bajar salarios y ciertos beneficios a los diputados, pero eso no aporta nada en absoluto a la democratización del país, tal vez ahora solo le sirva al diputado Bonilla como plataforma electoral a futuro tal y como se menciono arriba que se funda en una medida del tipo populista. Como pueblo debemos luchar por una verdadera apertura de espacios de participación democrática, por ejemplo que para la presentación de candidaturas independientes, se eliminen las trabas que ahora están impuestas con el denuedo de favorecer a los partidos políticos que ya tienen presencia en A.L, de esta manera sería posible la procedencia del lanzamiento de candidaturas desde las organizaciones sindícales, campesinas y pueblos originarios.

Pero no todo radica en la posibilidad de tener candidatos en las elecciones, la lucha por la democratización conlleva que la iniciativa de Ley sea de acceso popular; donde de manera semidirecta se pueda tener el mecanismo de presentar iniciativas de Ley, esto requiere en consecuencia que se realicen reformas constitucionales para menguar lo antidemocrático de la vigente constitución de 1983. Además de ello debe contemplarse el plebiscito y la enmienda como forma de ejercicio democrático del Estado, aunque ahora esto parezca complejidades, lo cierto es que van más acordes a las necesidades de participación popular que necesitamos.   

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