Por Alberto Castro
Según los registros policiales, menos de 200 homicidios fueron registrados en la primera quincena de noviembre, la tendencia es a la baja con un promedio de 13 personas asesinadas diariamente. Una notable disminución comparado con octubre que finalizó con un promedio de 22 diarios, que al igual que septiembre registro una reducción del 25% de homicidios con respecto a agosto, el cual sigue siendo el mes más violento del año donde hubo más de 900 asesinatos. La cifra de ese mes fue de 29 asesinatos por día. Observamos pues que gradualmente los asesinatos han disminuido después del repunte ocurrido entre mayo, junio y agosto donde ocurrieron más de dos mil muertes violentas. El último trimestre apunta a registrar menos de dos mil.
Polaridad política en medio del caos
La baja de homicidios no se refleja en un alivio para la población. El hecho de que bajen los homicidios no se manifiesta en la reducción de la actividad de las maras y pandillas. La clase trabajadora que a diario transita las calles no percibe una mejora en cuanto a la seguridad.
Para los diputados de la Comisión de Seguridad, esta baja sostenida de homicidios que revelan los datos es bastante positiva, y todos coinciden en que es producto de la efectividad policial. Y al igual que Howard Cotto, Subdirector de la Policía Nacional Civil (PNC), se resisten a pensar que hay una tregua detrás de esta baja. El vicepresidente de la Asamblea Legislativa, Guillermo Gallegos expuso que “Sería lamentable, triste si alguien del gobierno está insinuando o tratando de emprender treguas con criminales o con terroristas. Esto por supuesto recibe el rechazo y el repudio de los que no estamos de acuerdo con el actuar de estos sujetos que cada día cobra la vida de tantos inocentes”.
Rodrigo Ávila, diputado por ARENA en Asamblea Legislativa, manifestó que estos solo son rumores, pero destacó que hay algunos traslados extraños de miembros de una pandilla desde el penal de máxima seguridad de Zacatecoluca hacia otros centros penales del país. “Y en lo particular se oye mucho y creo que habría que aclarar sobre traslados extraños del penal de Zacatecoluca a otros penales que no son de máxima seguridad”, subrayó. Mientras tanto Antonio Almendariz, diputado por el Partido Conciliación Nacional (PCN), destacó que la baja de homicidios no solo es debido al accionar policial, sino también a la nueva propuesta de ley de reinserción de pandillas.
Rechazo al dialogo con las pandillas
Tanto la Asamblea Legislativa como el gobierno y demás partidos rechazan cualquier dialogo-negociación con las maras y pandillas, anteponiendo la Ley de Reinserción como la forma más viable para reducir los homicidios. La reducción de homicidios coincide con la ruptura de dialogo entre ARENA y FMLN, el principal partido de oposición se retira de la interpartidaria por los supuestos desacuerdos con las declaraciones ocurridas en el congreso del partido oficialista.
Las principales fuerzas políticas del régimen, sustentadoras del nuevo sistema bipartidista, están polarizando al país con argumentos fuera del contexto. En momentos cruciales la clase obrera debe saber que hay detrás de la baja de homicidios. Los partidos políticos recurren a maniobras que impiden entendimientos para resolver el problema de la violencia.
La interpartidaria surgida en el Pacto de Ataco se ha descalabrado temporalmente. Pese a la baja de homicidios, en el fondo la violencia y criminalidad no han cesado. No obstante, los datos estadísticos reflejan que algo está ocurriendo con las maras y pandillas, autores conflictivos a quienes las autoridades policiales-judiciales y prensa burguesa le atribuyen ser los responsables de la violencia y criminalidad.
¿Labor de las Iglesias o de la Policía?
Aunque la actividad de estas organizaciones conlleva mucha violencia, existen otros factores internos que también están contribuyendo a la ola delincuencial. Las autoridades policiales han atribuido el descenso de homicidios a la efectividad de la policía. Por su parte, las Iglesias dicen que la reducción de homicidios es por su intermediación, según ha expresado la Iniciativa Pastoral por la Vida y por la Paz (IPAZ).
A inicios de Noviembre, circularon unos comunicados, donde supuestamente las pandillas pedían una segunda oportunidad y se comprometían a bajar la cifra de homicidios. A esto el presidente de la república, Salvador Sánchez Cerén, reaccionó y aseguró que estaban abiertos a apoyar cualquier proceso de pacificación en el país. Algunos sectores plantearon que la aprobación de la Ley de Reinserción debe estar vigente antes de algún diálogo. Las maras y pandillas golpearon para negociar, sin embargo ante esa presión el gobierno emprendió una campaña represiva utilizando todos los medios, los aparatos de seguridad, leyes etc.
Entonces, la reciente reducción de homicidios solo puede significar que las MS y la pandilla 18 han iniciado nuevamente acercamientos, aunque ello no se considere aun una nueva tregua o menos un proceso de pacificación. Ambas organizaciones han sido duramente golpeadas al enfrentarse a un enemigo mucho más fuerte. La fuerza desigual ha obligado a las pandillas a girar nuevamente hacia la sociedad civil, lugar donde la burguesía esconde su rostro abominable a través de las iglesias, centros de estudios y medios de comunicación.
Aquí fue donde se abrió el espacio para la anterior tregua, la cual terminó en un fracaso. Las pandillas reflejan a los sectores sociales que el capitalismo ha enviado a la marginalidad social. Las treguas si no van acompañadas de programas sociales de reinserción por parte del gobierno, están condenadas de antemano al fracaso. La salida al problema de la violencia radica en que las pandillas abandonen sus métodos de asaltos y extorsiones y acompañen las luchas obreras y populares, porque el problema que siempre han tenido estas organizaciones es que se aplican la violencia contra el pueblo, y por eso existe un justo rechazo, que es utilizado por la burguesía para masacrar a las maras y pandillas.
Si el capitalismo es el que lanza a los jóvenes a la marginalidad social, entonces debemos luchar contra la decadencia capitalista, y no ser parte de la misma.
La Ley de Reinserción de Pandillas
El lunes 26 de octubre del presente año el Gobierno presentó a la Asamblea Legislativa la propuesta de Ley especial para la prevención, rehabilitación y retiro de miembros de pandillas. Los funcionarios del GOES aclararon que esta ley no consiste en algún tipo de amnistía para las maras y pandillas.
El Ministro de Justicia y Seguridad, Benito Lara, expresó que “Esta ley busca incidir en todas aquellas personas y aquellos jóvenes que están expuestos a la influencia de maras y pandillas, aquellos que pueden tomar la decisión de salirse”. De igual manera confirmó “Esto no es una amnistía, el Estado no renuncia a hacer uso legítimo y proporcional de la fuerza, pero también ofrecemos a la juventud oportunidades para su propio desarrollo”.
Eugenio Chicas, secretario de comunicaciones de la Presidencia, ratificó dichas declaraciones: “Esta iniciativa de ley de ninguna manera es una amnistía, no se está amnistiando a quienes han cometido delitos y quienes han cometido delitos deben de responder ante la justicia (…) Únicamente aquellos que no han cometido delitos, que lo que han cometido hayan sido faltas y no delitos, podrán beneficiarse de la gracia que pueda proporcionar esta ley”, puntualizó.
“Por ejemplo, nadie puede ser beneficiario de la ley si previamente no es sometido a una experticia de investigación policial, necesitamos ver las solvencias de policía para conocer si se le está persiguiendo por un delito”.
Esta distinción entre faltas y delitos conduce de antemano al fracaso de cualquier ley de reinserción, porque si algo caracteriza a las maras es la comisión de muchos delitos que afectan directamente al pueblo.
Quiere decir entonces que el marero o pandillero curtido, lo que implica haber cometido asesinatos y otros delitos, no podrá beneficiarse con esta ley. Según el vocero de la presidencia, esta Ley va encaminada hacia la periferia de las maras y pandillas, en particular hacia ’’los chequeos y paros’’, aspirantes a “homeboys”.
Es imposible pensar en una salida al problema de violencia sin al menos una política de reinserción sincera de las principales maras y pandillas. Tales concesiones tendrían que implicar aspectos básicos como la mejora en los recintos carcelarios, programas de estudio y reinserción laboral.
Cualquier negociación debe ser pública
Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) creemos que ninguna negociación a espaldas de los trabajadores y sectores populares tiene validez. Llamamos a las organizaciones sindicales y populares a organizar un nuevo dialogo que exprese las valoraciones con respecto a la ley de reinserción, la cual debe pasar previamente por la observación de las partes involucradas, ya que no se puede reinsertar a los mareros y pandilleros a la vida del ciudadano común, sin que antes hayan sido tomadas las estimaciones individuales y colectivas.
Hay una baja de homicidios, sin embargo las maras y pandillas siguen existiendo y continúan teniendo un alto grado de organización y no se desmovilizaran fácilmente si están acorraladas con una ley ineficiente o con una mayor represión. Esto no acabara con el problema, tal vez reduzcan ocasionalmente la actividad de estas agrupaciones pero a la larga no genera ninguna salida. Por ello deben ser consideradas otras formas y medios que den soluciones a largo plazo, en las condiciones actuales nadie puede asegurar que no se de otro repunte de asesinatos.