Por Orson Mojica

El problema explotó cuando el gobierno de Costa Rica, sin habérselo propuesto, desmanteló una banda de traficantes de migrantes, que trasladaban de manera ilegal a miles de cubanos, que fueron capturados en la frontera de Paso Canoas, entre Panamá y Costa Rica.

La cantidad de migrantes rondaba la cifra de los 2,000. Inicialmente, el gobierno de Costa Rica, se limitó a confinarlos en un lugar especial, otorgándoles visa temporal de siete días para que permanecieran en el país. Sin comunicarse con el gobierno de Nicaragua, decidió trasladarlos a la frontera de Peas Blancas, en autobuses pagados por el administración de Luis Guillermo Solís, y sin mediar protocolo alguno, permitió la salida legal de su territorio, actuando como el barrendero que esconden la basura debajo de la alfombra.

La reacción de Nicaragua

Repentinamente, cerca de 2,000 migrantes cubanos se encontraban en territorio nicaragüense, sin la correspondiente visa de ingreso. Hubo conatos de violencia, cuando las autoridades migratorias de Nicaragua, intentaron detener la avalancha migratoria. Daniel Ortega decidió utilizar las tropas antimotines de la Policía Nacional, con el apoyo de las tropas del Ejército Nacional (EN). Los migrantes cubanos fueron rechazados con gases lacrimógenos y regresados a garrotazos hacia Costa Rica.

La primera dama Rosario Murillo leyó un comunicado denunciando “ante la comunidad internacional los graves hechos que han significado violación de nuestro territorio nacional e ingreso forzado de miles de inmigrantes irregulares de nacionalidad cubana (…) el gobierno de Costa Rica, en una acción deliberada e irresponsable, lanzó y sigue lanzando sobre los puestos fronterizos del sur de Nicaragua a miles de ciudadanos cubanos que permanecían en su territorio” (El Nuevo Diario, 16/11/2015)

La inesperada reacción del gobierno sandinista expulsó a 1917 cubanos migrantes del territorio nicaragüense, creando un muro que imposibilita el tránsito de estos hacia su destino final en Estados Unidos. La frontera esta militarizada. Los migrantes cubanos se encuentran en improvisados campamentos, viviendo de la ayuda humanitaria que recolectan organizaciones de la sociedad civil costarricense.

Jacinto Suárez, diputado sandinista y presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional, se quejó que las autoridades costarricenses “no pueden pedirle a ningún Gobierno, sin previo aviso, que reciba a estos ciudadanos. En los Estados hay soberanía, respeto entre los gobiernos, Costa Rica no puede estar esperando que otros países asuman su posición. Estos ciudadanos cubanos se abalanzaron y entraron a la fuerza al territorio nacional, Nicaragua no está obligada a recibir ciudadanos sin su consentimiento, menos aún que sea forzada su frontera. No es correcto que Costa Rica otorgue visa de tránsito a la gente para que vengan a Nicaragua”. (El Nuevo Diario, 17/11/2015).

Censuras mutuas

Los gobiernos de Costa Rica y Nicaragua se increparon, acusándose mutuamente de originar de la crisis migratoria. Mientras el gobierno de Costa Rica amenazaba con llevar el caso ante la OEA, el gobierno de Nicaragua amenazó con convocar a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), aunque al final se inclinó por convocar a los cancilleres del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) para resolver el problema, propuesta que también fue aceptada por el gobierno de Costa Rica.

Mientras tanto, continúan llegando más y más cubanos migrantes a Costa Rica, amenazando convertirse en una crisis parecida a la del puerto Mariel (1980), con la gran diferencia que esta crisis migratoria se produce en tierra firme, y en el contexto del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, el pasado 20 de Julio del 2015.

Repunte de la migración cubana

Desde finales del 2014, cuando Barack Obama y Raúl Castro decidieron dar los primeros pasos para el restablecimiento de relaciones diplomáticas, el tradicional flujo migratorio de cubanos hacia Estados Unidos, lejos de frenarse, ha aumentado considerablemente, especialmente porque muchos interpretan que el fin de la hostilidad entre ambos gobiernos puede ser el inicio del fin de la Ley de Ajuste Cubano.

Mediante esta ley, promulgada en noviembre de 1966, cuando el enfrentamiento entre Estados Unidos y Cuba, estaba en su apogeo, los migrantes cubanos pueden ingresar sin límites a territorio norteamericano, donde reciben automáticamente un permiso de trabajo y después de un año de permanecer en Estados Unidos obtienen la residencia permanente. Esta ventaja no la tienen los migrantes centroamericanos o de cualquier otro continente.

Bajo la administración Clinton comenzó a aplicarse la política de “pies secos, pies mojados”. Los migrantes cubanos interceptados en el mar eran devueltos a Cuba, pero no así aquellos que lograban poner los pies en territorio de Estados Unidos. Desde entonces, la migración de cubanos por tierra se ha intensificado por distintas rutas en el continente.

Bajo la administración de George W Bush, Estados Unidos aprobó en 2006 el llamado “Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos”, que alienta a médicos y otro personal cubano de la salud a emigrar a los Estados Unidos.

Bajo el gobierno de Raúl Castro, en el año 2013 se flexibilizaron los obstáculos que impedían a muchos cubanos salir legalmente de la isla. A partir que Ecuador permite el ingreso de cubanos sin necesidad de visa de turismo, este país se ha convertido en la cabeza de playa donde desembarcan miles de cubanos cada año, en su larga marcha para llegar por vía terrestre a los Estados Unidos.

Según el diario La Nación, de Costa Rica, “entre el 1.° de octubre de 2014 y finales de junio de este año, 27.296 cubanos entraron a Estados Unidos, según datos conseguidos por el Centro de Investigación Pew. En comparación, durante ese periodo en el año anterior ingresaron 15,341 cubanos, lo que representa un incremento del 78% de migrantes isleños para el 2015”. (22/11/2015)

Cautela de Estados Unidos

Haney Fitzgerald, embajador norteamericano en Costa Rica, en relación a la vigencia de la Ley de Ajuste Cubano, declaró recientemente que “(…) No hay un cambio en esa política, tendría que darse un acto del Congreso de los Estados Unidos para que eso cambie. No hay nadie que esté empujando para que eso cambie”. (La Nación, 18/11/2015)

En el mismo sentido, pero con mayor cautela y con una orientación más clara, se ha pronunciado Laura F. Dogu, embajadora norteamericana en Nicaragua: “(…)“Los Estados Unidos va a darles permiso de vivir (a los cubanos) si llegan a los Estados Unidos, ahora ellos están en otros países y estos tienen la responsabilidad de cuidar a esos migrantes que están pasando por su territorio (…) es importante hablar con todos los países, no solo con Nicaragua y Costa Rica sino con todos, porque ellos (migrantes) han venido desde Ecuador, Colombia, Panamá y piensan pasar por los países del norte, entonces estamos trabajando en conjunto”. (El Nuevo Diario 19/11/2015)

Dogu fue diplomática pero categórica al insistir: “si llegan a Estados Unidos”…. Es obvio, que la Ley de Ajuste Cubano sigue vigente, pero precisamente por ello Estados Unidos quiere que todos los países se involucren para contener o aminorar el flujo migratorio de cubanos hacia Estados Unidos.

Con el restablecimiento de las relaciones diplomática con Cuba, Estados Unidos ya no tiene el mismo interés en la migración cubana, pero el tema de la derogación de la Ley de Ajuste Cubano no lo tocan en un año electoral.

Preocupaciones de Cuba

Aunque Cuba ha flexibilizado su política migratoria, permitiendo a los cubanos que tiene los recursos, salir de la isla, la mayor parte de estos migrantes pertenecen a la clase media, es decir, al personal con alta capacitación técnica o profesional, lo que constituye una sangría de cerebros, que debilita el atractivo cubano para las transnacionales que comienza a aterrizar en Cuba, producto del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

La actitud del gobierno de Nicaragua, de bloquear el paso de los migrantes cubanos, coincide y está a tono, desde ángulos diferentes, con las silenciosas preocupaciones tanto del gobierno de Estados Unidos, como del gobierno cubano.

Los obstáculos legales contra la migración cubana

Aunque se hayan restablecido las relaciones diplomáticas con Cuba, sobreviven todos los mecanismos legales de la época del bloqueo internacional a Cuba. Todos los países de Centroamérica exigen visado para el ingreso de cubanos en sus territorios.

Panamá acaba de liberalizar un poco la entrega de visas, pero siempre deja a criterio de su cónsul en La Habana, a quien le concede el derecho a visa de turismo. Los restantes países de Centroamérica, en su totalidad, tienen el sistema de visas consultadas, es decir, se otorgan de manera selectiva previa consulta con sus respectivas cancillerías. Y México, la cuasi meta de la migración cubana, tiene un engorroso sistema de visado.

En pocas palabras, los cubanos todavía son víctimas del bloqueo. A pesar que todos los países de América Latina tienen relaciones diplomáticas con Cuba, en todos estos países prevalecen las duras restricciones para las visas de turistas para cubanos.

La reunión del SICA

En la reunión de cancilleres de SICA, realizada en San Salvador, el pasado 24 de Noviembre, prevaleció el criterio de la “autodeterminación” y del respeto a la soberanía de los Estados, lo que constituyó un triunfo de la postura nicaragüense. Salvo Costa Rica, todos los países están muy preocupados por el flujo masivo de cubanos por sus territorios.

El discurso de las autoridades nicaragüenses criticó la posición de Estados Unidos, de alentar la migración cubana y de deportar a los migrantes centroamericanos. En el fondo, aunque no lo parezca, esta posición resulta beneficioso para Estados Unidos que guarda silencio ante el espinoso problema de la migración cubana.

Defender el derecho de emigrar libremente

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) defendemos el derecho de cubanos y de cualquier nacionalidad a emigrar donde le resulte mejor. La migración cubana retenida en la frontera nicaragüense tiene derecho a continuar su travesía. La actitud de las autoridades nicaragüenses benefician al gobierno cubano y contradictoriamente al gobierno de Estados Unidos, el principal interesado en contener las migraciones hacia su territorio.

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