Por: Magdalena D’Paz

En el contexto de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, hubo dos marchas que vienen a ser algo excepcional debido a que en El Salvador la desmovilización y desarticulación ahora son parte de una normalidad que se funde con las arbitrariedades, el militarismo, el régimen de excepción, etc, por eso es que en esta putrefacta cadena de circunstancias fustigas, debe valorarse de inicio la valentía de esas mujeres y esos hombres que han salido a la calle, lugar que necesariamente debemos retomar de cara a lo que se viene.         

Sobre las movilizaciones: debemos retomar el carácter clasista 

Las acciones de los colectivos feministas como Asamblea Feminista y la Red Feminista Frente a la Violencia Contra las Mujeres (REDFEM), se desarrollaron en dos marchas, la del viernes 7 de marzo y la del sábado 8 de marzo que partió de la Universidad de El salvador (UES) y finalizó en el Parque Cuzcatlán. Entre estas marchas se contempla la participación de unas tres mil personas, de las que como es de esperar en su mayoría fueron mujeres. Entre las demandan coreadas y vociferadas están algunas generales en cuanto a las violaciones civiles por parte del Estado como lo son la libertad de expresión, asociación, acceso a la información pública, entre otras.

También se ensalzaron exigencias que tienen  que ver con la violencia de género, cese a los feminicidios y la impunidad contra actos y expresiones de violencia hacia la mujer que, como se expresó las cifras oficiales contradicen la realidad. Se debe tener siempre presente que algunos policías y militares han estado involucrados en violencia sexual en contra de niñas y adolescentes en el marco del ya permanente régimen de excepción, lo que indica el enorme grado de vulneración en las que se encuentran las niñas y adolescentes que viven en las colonias, barrios y caseríos pobres, lugares en donde se siguen cometiendo todo tipo de vejámenes en contra de la población civil, es por eso que se debe enfatizar que estas movilizaciones aunque se les reconoce la valentía, no obstante sus direcciones que les coordina, prescinde de algo muy importante, como lo es el carácter de clase que estas marchas debieron tener. No padece la misma vulneración y violación a sus derechos una niña mujer burguesa que una niña o mujer pobre, como en todas las ramas del derecho, la igualdad solo es una ficción, en la realidad se impone la desigualdad económica como el principal factor que rige la balanza.        

La supresión de la ideología de género         
Nayib Bukele, cuando se vio ser reelecto afirmó que eliminaría ciertas ideologías como las de genero del sistema educativo, a finales del mes de febrero el ministro de Educación, José Mauricio Pineda, en una publicación expreso: ’’Confirmado: todo rastro de la ideología de género lo hemos sacado de las escuelas’’. Pintado como un concepto demoniaco por detractores que no la explican al no poder criticarla racionalmente sino a través de ataques huecos, algo  muy propio del neofascismo, la ideología de género para que se entienda, es la búsqueda de una sociedad equitativa e igualitaria mediante la eliminación del género persé, algo muy contrario incluso a la retórica de  muchas organizaciones feministas, porque no se trata de un empoderamiento de la mujer en detrimento del hombre, contrario a eso, su componente es la supresión de la división sexual en el trabajo a través de la abolición de la diferencia sexual entre hombres y mujeres, por tanto tienen un carácter de clase, precisamente en eso consiste el ataque del bukelismo, el cual está revestido de ideología neofascista.

Ropavejeros ideológicos 

El actual vicepresidente Félix Ulloa, se reunión junto al jefe de la fracción cyan de la Asamblea Legislativa, Crhistian Guevara, con pastores evangélicos         para hablar sobre su proyecto de reformas constitucionales, fue una reunión de hombres donde además discutieron sobre temas de la mujer. En su cuenta de X, el diputado Guevara expresó su compromiso con la vida y la familia, contra el aborto y la ideología de género. Lo que da a entender que detrás está un plan bien diseñado por revertir cualquier avance en materia de igualdad equidad de derechos de la mujer, pero sobre todo la fundamentación cultural de los valores de la oligarquía salvadoreña, la cual desprecia  a la mujer proletaria y popular. Tenemos que prepararnos para dar esta batalla en las calles pero también en el campo cultural.        
        

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