Opinión Libre


Por Carlos Alberto Fúnez

Colectivo Manuel Flores Arguijo

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Hace 25 años empecé mi labor docente en una escuela del área rural, apenas tenía 19 años, en ese entonces, al igual que todos los que laboramos en la docencia, creía que era capaz de cambiar el mundo, recuerdo que en ese entonces, los directores solo estaban autorizados para conceder hasta 6 días de permiso en el año a un docente, recuerdo que al finalizar el año lectivo nunca agotaba esos 6 días de permiso. El Estatuto del Docente aún no existía, y cada año los diferentes colegios magisteriales llamaban a movilizaciones para exigirle al gobierno de turno un aumento. Estos se daban beneficiando más a los docentes de media que a los profesores de primaria. Con la aprobación del Estatuto (basado en la Constitución de la República) se trató entre otras cosas; que los aumentos fueran anuales basados en Ley y que fueran equitativos tanto para los de Media como para los de primaria, ya que la labor ejercida era la misma.

Las juntas de evaluación y selección actuaban de la misma forma en que lo han hecho hasta ahora con el Estatuto del Docente, el maestro que no tenía quien le ayudara simplemente no conseguía trabajo, al igual que sucede ahora con el vanagloriado Ministro de Educación. Lo único que sucede es que se cambia un grupo por otro, y estos son los que deciden a quien se nombra y a quien se excluye, sin importar la capacidad, la vocación y la responsabilidad, lo mismo sucede con los traslados o ascensos.

Los primero textos con los que me inauguré fueron de la serie “Mi Honduras”, desde entonces son diversos los tipos de texto que se han cambiado en las asignaturas de español y matemáticas, esto sin contar con las diferentes ediciones de cada uno. Detrás de la elaboración, la edición y reproducción de los textos es un gigantesco negocio que se esconde y que se legaliza a través del Estado, al igual que ha sucedido con las medicinas en el sector salud.

Pero el lucrativo negocio no solo son los textos, también son las capacitaciones, las consultorías y la elaboración de propuestas educativas, que en todos los casos, estas propuestas solo son copiadas del sistema educativo de otros países.

Con la aprobación del Estatuto del Docente todo siguió igual o peor, pero no porque el Estatuto fuera malo, sino porque los políticos se volvieron aliados con las dirigencias y entre todos se repartían el pastel entero, luego se agregaron al festín ONG’s, universidades y empresa privada. Todos sacándole el máximo jugo a la educación, mientras tanto, a los 4 años de aprobado el estatuto, nuevamente los docentes salen a las calles a exigir el aumento que les corresponde según la ley, ya que en el 2001 el gobierno de Carlos Flores se negó a dejar estipulado el aumento para el 2002, en este año inició su mandato Ricardo Maduro, él que inició una escalada letal contra el magisterio y se negó a cumplir con los aumentos que estaban en ley. Ricardo Maduro dio raquíticos aumentos y se enfrentó a un magisterio unificado graníticamente que casi lo derrumba, el magisterio concentrado en la capital sitió la ciudad durante varios días en el 2004. En ese gobierno de Maduro, el presidente del Congreso Nacional era Porfirio Lobo –presidente actual- y el secretario del Congreso era Juan Orlando Hernández –candidato oficialista actual-, de ahí que no debe extrañar la campaña feroz y denigrante contra el magisterio.

¿Hay evolución en el campo educativo en los últimos 32 años?

Hablar de evolución es complejo, depende de diversos factores, hay que comparar hechos objetivos y subjetivos, factores cuantitativos y cualitativos, pero a la par va el progreso y desarrollo de las comunidades y la sociedad entera, que tienen que ver de alguna forma con la educación formal que se les brinda a los hijos. Hay que medir y comparar para sacar conclusiones y recomendaciones.

Los cooperantes externos del país en materia educativa, al no ver el mejoramiento de los porcentajes en reprobación y deserción, prácticamente “chantajearon” al bipartidismo para que asumiera una meta en el 2015: minimizar al máximo la reprobación y la deserción. Para ello inventaron las famosas metas “EFA”, donde cada año se iría reduciendo tales porcentajes. Al estar muy próximo del 2015, “supongo” que las próximas ayudas externas dependerán en mucho del cumplimiento de estas metas.

Pero comparar la educación en los 80, 90, 00 y 10 requiere de un profundo análisis, lo más fácil es comparar las cifras cuantitativas de reprobación y deserción, con sus respectivos porcentajes de acuerdo a la población en edad escolar.

Ahora bien, puedo jactarme de que estudié mi educación primaria y media entre los 70 y 80, en ese tiempo el alumno que aprobaba era porque hacía los méritos suficientes para lograr ese propósito. A nadie se le escuchaba que le había regalado el grado o el curso.

Más que tratar de recordar el papel de la dirigencia en esos años, recordaré que no era común que los maestros se ausentaran de los centros educativos, existía el compromiso y la responsabilidad de cumplir con la labor, sin embargo; los índices de reprobación y deserción eran mayores, por otro lado; los diferentes gobiernos no daban ningún tipo de ayuda al alumnado o a las madres de familia, tal vez existían las becas que el ministerio otorgaba en la mayoría de los casos privilegiadamente.

Luego, al aprobarse el Estatuto del Docente, después de una larga lucha del magisterio y basado en la Ley General de Educación, y con el transcurrir del tiempo nos damos cuenta que ya la exigencia educativa no es como la que recibimos en aquellos tiempos. Se crea la falsa percepción que el culpable es el “docente” o siendo más simplistas aún “de los dirigentes”.

Según mi experiencia como docente, quienes prostituyeron el Estatuto fueron los mismos políticos aliados con dirigentes metidos a política por un lado, mientras por el otro los diferentes gobiernos se negaron a cumplir con la Ley en el régimen económico, de tal forma que los y las docentes nos vimos en la obligación de luchar por nuestros reajustes salariales, en 15 años de existencia del estatuto, el magisterio se ha mantenido 10 años en la lucha para lograr sus aumentos, 1 año con Flores, 4 con Maduro, 1 año con Zelaya y 4 con Lobo, entonces; la pregunta del millón es ¿de quién es la culpa del caos en educación? Si de 15 años solo en los primeros 4 años se cumplió a cabalidad el estatuto, ¿qué tenían que hacer los y las docentes para exigir lo que la ley nos concedía?

Debo admitir que los años en que mejor hemos estado económicamente los docentes fueron después del primer año de Zelaya, aun cuando no se cumplió el estatuto sino que se logró un acuerdo con el gobierno. Sin embargo, a pesar de que el acuerdo económico se cumplió, fue a inicio del año 2008 en que los políticos aliados con las dirigencias aprobaron la apertura de diversos colegios y carreras sin estructuras presupuestarias, a mediados de ese año Alejandro Ventura como presidente del Pricphma y el resto de la dirigencia paralizaron la educación exigiendo el pago de dichas plazas, pero en esa ocasión era de compadre hablado entre los diputados y la dirigencia, utilizaron al magisterio y este en pleno acudió al llamado de levantarse en huelga. El tristemente célebre Alejandro Ventura fue el Ministro de Educación en los primeros dos años del gobierno de Lobo y fue el que inició la ofensiva en contra del magisterio.

¿y las capacitaciones?

En la primera semana en que comencé a laborar, precisamente me correspondió integrarme a una capacitación, de los textos serie “Mi Honduras”, tal y como lo señalé al inicio. Las capacitaciones también se han manejado políticamente o gremialmente, todo lo que incluya un poco de dinero más, días sin laborar o prebendas interesantes, pues entonces es manejado política o gremialmente, con esta forma de trabajar se pasó de activistas de política vernácula a activistas gremiales. Pero las capacitaciones siempre se han dado, mal o bien, las grandes cantidades de dinero que se dedican al renglón se ha gastado, el punto interesante acá es que estas nunca han ido acorde con el avance del contexto internacional, al “chepear” propuestas educativas desfasadas y descontextualizadas, luego elaborar textos, reproducirlos y capacitar a los docentes, ya han transcurrido más de 5 años para cada texto. Lo que implica que el avance es lentísimo comparado con otros países.

En mi caso me tocó estudiar o leer con candiles, candelas y lámparas, ahora se va a una montaña y el campesino que cultiva la tierra tiene equipos de sonido que funcionan con una memoria, tienen DVD, tienen cable, computadoras y tablas, todo funcionando a través de energía solar, mientras el docente que es de mi edad y que creció en las mismas circunstancias mías, sigue enclaustrado en el pensamiento de hace 30 o 40 años. ¿quién tiene la responsabilidad de capacitar al docente que no siguió estudios superiores?

¿Son los 200 días de clases un motivo para celebrar con Júbilo?

Desde las distintas trincheras he exigido la defensa de la educación pública de calidad, he sido abanderado de esa lucha y lo seguiré siendo, sin que implique la renuncia a mis derechos económicos y sociales. He cuestionado a la dirigencia cuando han cometido errores y les he cuestionado su conducta de burócratas dictadores.

También sigo creyendo que solo la educación es capaz de lograr que los individuos se desarrollen y transformen, de tal forma que evolucionen a personas más críticas, justas y solidarias.

Pero en esta ocasión no me encuentro feliz, siento impotencia y un nudo en la garganta al saber que el gobierno de turno se burla de todo un pueblo, no por lo que me han robado en estos casi 4 años de gobierno, no porque me encuentre amenazado y atemorizado de salir a la calle a luchar, sino por lo cínico y aberrante de las declaraciones de Lobo que dijo “Más de dos millones de alumnos y 54 mil profesores de todo el país aplauden el histórico triunfo que por más de 15 años no se había podido lograr en el sistema educativo público: los 200 días de clases…Hoy es un gran día para Honduras, es un día de alegría y orgullo para mi gobierno y para todos los hondureños, hoy celebramos un hecho histórico en nuestro país. Por primera vez en la historia de la educación en nuestro país, nuestros niños y niñas han recibido 200 días de clase…” Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. (29/10/2013)

Para el señor Lobo, no importa reprimir al magisterio hasta la muerte, no importa violentar cuanto derecho haya, solo importa enviarle a la comunidad internacional que el maestro estuvo dentro del aula los 200 días de clases o más.

Curiosamente me encontré a un amigo y licenciado jubilado que me dio clases en la universidad y después de un intercambio de frases me dijo: “Carlitos, hace una década no le hubiera dicho lo que le diré ahora…no se mate…llevésela al suave…imagínese que si usted quiere disfrutar la jubilación no podrá hacerlo si se muere antes…si quiere disfrutar un poco entonces… tranquilo… relájese…”.

Hago la aclaración que el licenciado mencionado fue característico por su grandiosa virtud de docente.

Los 200 días de clases o 300 no es más que un burdo argumento simplista para mostrárselo a los cooperantes y que sigan soltando las bolquetadas de dólares. Mientras la calidad de la educación que reciben los alumnos sigue navegando hacia donde sopla el viento.

La baja reprobación y baja deserción: otra falacia más de este gobierno con sus 200 días de clase sin calidad

A inicios de este año, el Ministro de Educación envió un oficio donde literalmente ordena que el índice de aprobación a partir del próximo años será del 70 % por parcial, pero que a partir de este año las pruebas escritas fueran de 30 % por parcial, los otros 70 % se distribuirían entre asistencia, tareas en casa, trabajos en el aula, uniforme, participación, etc. Al final de cada parcial se tenían que hacer recuperaciones de la prueba escrita pero al acumulativo se la daría oportunidad al alumno tantas veces como fuera necesario. Esto no requiere de comentarios, ya de por si es más que suficiente la intencionalidad. Implícitamente también dio a entender que se debería evitar al máximo la reprobación y la deserción. La orden se volvió rumor y este llegó al alumnado, quién dio por hecho que al final del año aprobaría le cayera bien o mal al docente. Una base de datos SACE donde por parcial se suben las notas del alumnado, la amenaza de despedir docentes que no rindan en su trabajo, una base de datos con los perfiles del magisterio, pruebas digitales y capacitaciones en línea, resultado: cero alumnos reprobados.

Según el Ministro de Educación, en este año se reportaron 48 mil niños reprobados menos en el nivel de básica con relación a 2012 y que la deserción escolar bajo a 1 por ciento. Pocas interrupciones se han registrado en la impartición de clases este año, asegura la Secretaría de Educación. Elheraldo.hn (22/10/2013).

Por arte de magia, en el presente año, al cumplir con los 200 días de clases se generó, entre otras cosas, que la reprobación bajara de 6 por ciento (60,000) en 2012 a 1 por ciento (12,000) en 2013 en el nivel básica. Igualmente, la deserción en nivel medio, en donde la población estudiantil es de 600 mil menores, se redujo de 15% (90,000) que se contabilizó el año pasado a 6% (36,000). Elheraldo.hn (22/10/2013).

Datos manipulados y forzados para cumplir las soñadas metas EFA para el 2015.

Evaluaciones para denigrar al magisterio

Otra de las medidas adoptadas por el actual ministro de educación son las conocidas evaluaciones digitales, donde pruebas mal elaboradas y con ítems que no correspondían al área se aplicaron con el único propósito de avergonzar al magisterio y presentarlo como incapaz, para luego capacitarlo con cursos en línea y volverle a aplicar una evaluación. Obviamente, con la experiencia ya obtenida en la primera evaluación, seguro que el Mago Escoto mejorará sustancialmente los índices de evaluación a los docentes.

¿Cuántos dólares significa toda esta política educativa?



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