Historia

Por Melchor Benavente

El pasado 9 de abril se cumplieron los 75 años del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán (JEG), el carismático líder del liberalismo radical de Colombia. No hay todavía una versión oficial sobre su asesinato, y muchos hechos y lecciones han sido sepultados por el olvido.

Tradicionalmente, en muchos de nuestros países el liberalismo ha sido el partido de la clase media y de los sectores populares. Sin embargo, en América Latina, dos partidos liberales se distinguieron por albergar corrientes radicales en su seno: el de Honduras y el de Colombia. JEG fue la máxima representación de esa corriente radical colombiana, que fue erradica a balazos.

Socialismo y Liberalismo radical

JEG fue un dirigente estudiantil universitario, un formidable orador que cautivaba a las multitudes. Al graduarse como abogado, elaboró su tesis sobre “Las ideas socialistas en Colombia”, pero no era socialista.

Sin tener ninguna vinculación orgánica con JEG, en 1919 fue fundado el Partido Socialista (PS), con un programa reformista antimonopólico, no anticapitalista. En el Primer Congreso Obrero de Colombia, en mayo de 1924, se perfilaron dos tendencias: una reformista ligada al PS y otra revolucionaria. El auge de grupos obreros socialistas y nuevos sindicatos posibilitó que, en 1926, el Tercer Congreso Obrero se convirtiera en Partido Socialista Revolucionario (PSR) y posteriormente, en 1930, previa expulsión de su ala izquierda, se convertiría en el Partido Comunista Colombiano (PCC), afiliándose a la internacional Comunista dominada por el stalinismo.

Una larga trayectoria

En 1927, JEG fue elegido diputado por el Partido Liberal, y en esa condición asesoró y apoyó la huelga de operarias de la Bogotá Telephone Company. En 1929 participó en una comisión legislativa que investigaba una masacre en las bananeras de la United Fruit Company.

Por diferencias con la cúpula del Partido Liberal, se retiró de esa agrupación y fundó la Unión de Izquierda Revolucionaria (UNIR), con un discurso anti oligárquico y antiimperialista, que duró de 1933 a 1935, pero la fuerte tradición bipartidista del electorado impidió que esa nueva organización se convirtiera en un partido de masas.

El pensamiento y discurso de JEG reflejaba un jacobinismo liberal tardío en el hostil contexto del siglo XX, por ello muchos de sus detractores lo acusaron de “comunista”, no siéndolo. Mas bien, el pensamiento “radical” de JEG era más cercano al programa e ideología del partido Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) fundada en 1924 por el peruano Raúl Haya de la Torre

Al regresar a las filas del liberalismo, JEG fue nombrado alcalde de Bogotá en 1936, por un periodo de 8 meses, en el que desarrolló obras que cautivaron al público: conciertos gratuitos en una ciudad de apenas 350.000 habitantes y en la que también inauguró la Primera Feria del Libro. Pero no todo era popularidad. Una huelga de taxistas, que se negaban a uniformarse como lo había dispuesto en su calidad de alcalde, lo obligó a renunciar. Fue ministro de Educación en 1941 bajo el gobierno de Eduardo Santos y senador de la República desde 1942.

Fue ministro del trabajo en 1943-1944, bajo la presidencia provisional de Darío Echandía. Su lema de combate era: “contra las oligarquías, a la carga” Su popularidad iba en ascenso. En 1945 inició su campaña como candidato liberal independiente

Dentro del Partido Liberal surgió una corriente radical, que algunos llaman “socialista”, pero que en realidad nunca lo fue, encabezada por JEG, que expresaba políticamente los intereses y las aspiraciones de los sectores populares. Esta afluencia de la plebe provocó una división del Partido Liberal.

A pesar de tener a su favor a la mayoría de la población, el Partido Liberal concurrió dividido a las elecciones presidenciales de 1946. La corriente oficial, proclive a mantener el bipartidismo, encabezada por el expresidente Eduardo Santos Montejo (1938-1942), inscribió la candidatura de Gabriel Turbay Abunader, y la corriente radical del liberalismo presentó la candidatura de JEG. La división del liberalismo fue fatal. Turbay obtuvo el 32% de los votos, JEG obtuvo el 27% y el candidato del Partido Conservador, Mariano Ospina Perez, se alzó con el triunfo al obtener el 40% de los votos, en un proceso electoral en el que participó el 60% de los votantes inscritos.

Con esta derrota electoral, los liberales perdieron el poder, que habían logrado mantener por 16 años, en lo que se conoció como la “gloriosa Republica Liberal”.

Las masacres de agosto de 1946 y las elecciones parlamentarias de 1947

Turbay partió al exilio, y JEG fue nombrado jefe del Partido Liberal en la oposición: el ambiente político era muy tenso, y el presidente Ospina, para calmar los ánimos, llamó a formar un gobierno de coalición con el liberalismo, dándole algunos ministerios. Esta concesión no fue gratuita, en realidad el liberalismo era mayoría en ambas cámaras del Congreso.

A pesar del gobierno de coalición, el 7 de agosto de 1946 sectores del conservatismo iniciaron ataques violentos contra las bases del liberalismo. JEG como jefe del liberalismo respondió convocando a movilizaciones en las plazas públicas, exigiéndole al presidente Ospina que detuviese los ataques. Como se acercaban las elecciones parlamentarias del 1947, el conservatismo inició una campaña de ataques violentos para atemorizar a la mayoría de electores que votaban por el liberalismo. Y contrario a lo que habían planificado, los liberales aumentaron su votación y número de representantes en ambas cámaras.

Los resultados de las elecciones parlamentarias de 1947 no solo consolidaban el liderazgo de JEG sino que, al mismo tiempo, le abría el camino para ser el idóneo candidato presidencial del liberalismo en las elecciones de 1950

La “guerra fría” y la IX Conferencia Panamericana

Dos años después de haber derrotado a Hitler, las potencias vencedoras de la segunda guerra mundial iniciaron la llamada “guerra fría” en 1947. A raíz de los pactos de Yalta y Potsdam, el mundo se dividió en áreas de influencia. Y obviamente, América Latina quedó como área de influencia de Estados Unidos.

Este fue un factor internacional que incidió directamente en el asesinato de JEG.

El 2 de septiembre de 1947 fue suscrito por Estados Unidos y las semicolonias de América Latina, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), conocido como Pacto de Rio de Janeiro, garantizando la hegemonía militar de Estados Unidos.

En el contexto de la “guerra fría”, Estados Unidos se había propuesto cerrar puertas y ventanas a la influencia soviética en América Latina, y por eso la IX Conferencia Panamericana había adquirido extrema importancia.

Por una extraña coincidencia, al mismo tiempo que se desarrollaba la IX Conferencia Panamericana, (30 de marzo al 2 de mayo de 1948) se estaba también realizando el Congreso Latinoamericano de Estudiantes, que dio origen a reuniones y marchas antiimperialistas demandando la devolución del Canal de Panamá, la devolución de las islas Malvinas, la independencia de Puerto Rico y protestar contra las dictaduras militares de Centroamérica y del Caribe.

Entre los delegados estudiantiles estaba Fidel Castro, quien se reunió con JEG el día 7 de abril, dos días antes de su asesinato. Castro describió a JEG de la siguiente manera: “(…) Encontré a una persona de mediana estatura, aindiado, inteligente, listo, amistoso. ¡Con qué amistad nos trató! ¡Con qué afecto! Nos entregó algunos de sus discursos junto a otros materiales, se interesó por el congreso y nos prometió clausurarlo en un acto multitudinario en el estadio de Cundinamarca”.

El ambiente político en Colombia era de ascenso popular y radicalización contra el gobierno conservador. En esas condiciones, y tomando el contexto de la guerra fría, la oligarquía colombiana tomó la decisión de asesinar a JEG, iniciando una era de magnicidios y asesinatos políticos.

¿Asesino solitario o conspiración?

El viernes 9 de abril de 1948, en Bogotá, Colombia, a la 1:15 de la tarde, JEG, el carismático caudillo del Partido Liberal, fue asesinado con varios tiros de revolver, disparados por Juan Roa Sierra, un desconocido personaje, desempleado de 27 años, que fue linchado por la multitud enardecida.

Gabriel García Márquez, quien obtendría después el premio nobel de literatura, estuvo presente en la zona del asesinato de JEG, escribió al respecto: “Cincuenta años después, mi memoria sigue fija en la imagen del hombre que parecía instigar al gentío frente a la farmacia, y no lo he encontrado en ninguno de los incontables testimonios que he leído sobre aquel día. Lo había visto muy de cerca, con un vestido de gran clase, una piel de alabastro y un control milimétrico de sus actos. Tanto me llamó la atención que seguí pendiente de él hasta que lo recogieron en un automóvil demasiado nuevo tan pronto como se llevaron el cadáver del asesino, y desde entonces pareció borrado de la memoria histórica. Incluso de la mía, hasta muchos años después, en mis tiempos de periodista, cuando me asaltó la ocurrencia de que aquel hombre había logrado que mataran a un falso asesino para proteger la identidad del verdadero” (Vivir para contarla, relato autobiográfico publicado en 2002).

Aunque muchos historiadores siembran confusión sobre si los disparos mortales fueron el producto de un asesino solitario o si fue parte de una conspiración de la oligarquía conservadora, el contexto nacional de Colombia y el internacional de la guerra fría, refuerzan la tesis de la conspiración.

“El Bogotazo”: una insurrección espontanea

El asesinato de JEG provocó una insurrección espontanea, conocida como el Bogotazo, que devastó el centro de Bogotá. Después de varios días de enfrentamientos contra la Policía y el Ejercito, apoyados por grupos paramilitares del departamento de Boyacá, ocurrieron incendios y saqueos, muriendo alrededor de unas 2500 personas, aunque algunos historiadores suben la cifra hasta 3.000 asesinados.

La calma regresó a Bogotá, pero el incendio revolucionario se trasladó a los pueblos del campo, en los departamentos de Huila, Antioquia, Tolima, Santander y Chocó, iniciando el llamado periodo de la “violencia”, pero que en realidad fue el inicio de una guerra civil en el campo que duraría varias décadas.

Los enfrentamientos dejaron de ser una lucha militar por motivaciones ideológicas, entre conservadores y liberales, como ocurrió en el siglo XIX, para convertirse en una lucha por reivindicaciones sociales en el campo. Y de esta forma surgieron varios movimientos guerrilleros, siendo el más importante el de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El origen, evolución y extinción de las guerrillas colombianas, por su importancia, debe ser estudiando como un tema aparte.

Justificando el asesinato

El general George Marshall, Secretario de Estado de los Estados Unidos, que se encontraba en Bogotá, como parte de la delegación norteamericana ante la XI Conferencia Panamericana, declaró el 10 de abril de 1948, un día después del asesinato de JEG, que “(…) los hechos trascienden los límites de Colombia. Es el mismo patrón de hechos que provocó huelgas en Francia e Italia y que está tratando de perjudicar la situación en Italia en donde las elecciones tendrán lugar el 18 de abril”.

Al día siguiente, el presidente Mariano Ospina, en su discurso por radio, reafirmó la tesis de la conspiración comunista: “Estamos ante un movimiento de inspiración y prácticas comunistas”’; no faltó la denuncia de “indeseables elementos extranjeros”. El 27 de abril, en un mensaje a las Fuerzas Armadas, insistió en que el Bogotazo fue “un movimiento de visibles conexiones internacionales” promovido por “enemigos de la democracia y de la patria” en el que se jugó “el destino del mismo continente”.

En enero de 1949, ante un subcomité de investigación de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, el Almirante Hillenkoetter, Jefe de la CIA consideró a JEG como un liberal “muy próximo a los comunistas”.

La fundación de la OEA en 1948

La IX Conferencia Panamericana al finalizar sus sesiones dio origen a la Organización de Estados Americanos (OEA). Es ilustrativo que mientras moría asesinado Jorge Eliecer Gaitán, nacía la OEA como un ministerio de colonias de Estados Unidos.

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