Presentación
La Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), abriga al conglomerado estudiantil más grande de la patria centroamericana. Su desarrollo casi siempre responde al de ser un reflejo de la sociedad, una ciudadela que replica la vida del país en un micro mundo, un barómetro que mide y refleja las relaciones sociales en la conservadora Guatemala. Como el país, la universidad ha sufrido los cambios desiguales de los fenómenos de la realidad guatemalteca, desde las últimas décadas posteriores a la firma de los acuerdos de paz en 1996.
Las luchas democráticas, las movilizaciones populares por la defensa del territorio, los recursos naturales y la vida, y contra la aprobación del Tratado de Libre Comercio DR-CAFTA, tuvieron en la universidad su eje aglutinador popular. El desarrollo de esta lucha fue desigual, pues las burocracias estudiantiles heredadas de la derrota militar e ideológica de la guerrilla en la combativa universidad nacional derivaron en la eternización de agentes conscientes o inconscientes de la reacción derechista y militar en la USAC.
El estudiante luchó desde la firma de la paz contra el reaccionario régimen instaurado por la reaccionaria constitución de 1985 y sus políticas neoliberales con el cambio del siglo, teniendo en contra la ausencia de una dirección estudiantil coherente con las luchas democráticas. Mientras esto sucedía, en las bases del estudiantado se va gestando una lucha incansable por recobrar sus tradiciones democráticas y revolucionarias cercenadas.
Dentro de la USAC se han suscitado luchas contra una burocracia administrativa que deriva del orden implementado en otras universidades latinoamericanas, orientadas a la privatización de la educación. Haciendo educación más selectiva y privilegiada, además de orientarla a las necesidades productivas y privadas, antes que a las de toda la población.
De la misma manera, los tiempos históricos de la lucha estudiantil cambiaron de protagonistas y de dirección. Se contemplaron momentos claves en los que los partidos de izquierda padecieron de una derechización que fulminó enormemente al movimiento estudiantil, pues aquellos militantes de las organizaciones guerrilleras dieron un giro hacia la cooptación de espacios, derribando la democracia y los logros por los que muchos lucharon antes. Esto trajo 17 años de retrocesos para la organización estudiantil general, específicamente en asociaciones estudiantes, incluyendo la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), pues fue desde otros grupos que se realizó la lucha genuina por los derechos colectivos universitarios. Estas luchas fueron primordialmente la Reforma Universitaria y la Recuperación de la AEU.
El parasitismo estudiantil que se promulgó, dio lugar a que la administración sancarlista jugara como un peón de los gobiernos de turno, facilitado por una masa estudiantil inactiva como consecuencia de la postguerra, aunado a la selectividad de las capas medias como sector mayoritario en la educación superior estatal, como medida para evitar la organizar popular. Razón por la que esta burocracia no dudó en trabajar con los grupos paramilitares contra aquellos universitarios que buscaban una organización que respondiera nuevamente a su papel histórico.
A razón de una historia dialéctica, cabe resaltar que los sucesos y disputas contra aquellos aniquiladores del movimiento, dieron origen a la recuperación de asociaciones y otros espacios estudiantiles. Pues fue por la organización de estudiantes inconformes que se dio la llamada recuperación de la AEU, produciendo elecciones generales en el 2017, esperando una nueva cara del movimiento, dejando otro blanco de lucha.
Dadas las circunstancias actuales dentro de la USAC, la resistencia no solo se orienta hacia la administración que se encarga de la privatización, sino también hacia el derribamiento de los restos que dejó la organización “estudiantil” que cooptó espacios estudiantiles. Agregado a lo anterior, surgen nuevos personajes como los parásitos arribistas, financiados por las organizaciones no gubernamentales, con agendas ajenas a los estudiantes, así como aquellos grupos sectarios que se orientan a convertirse en los grupúsculos reaccionarios y derechizados.
La Universidad de San Carlos de Guatemala, cumple así la función de ser el reflejo de una Guatemala Pequeña, con todos los problemas y mafias que lucran con los derechos de la mayoría. En estos momentos de historia reciente, se viene una nueva lucha con algunas características similares a las que se encuentran en algunos escritos, que solo aquellos con las convicciones más legítimas, que brinden victorias a los estudiantes y sean capaces de separarse de todo aquello que entierra los derechos estudiantiles, podrán rescatar algunos de los pedazos de la única universidad estatal guatemalteca.
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