Medio Oriente

Por Leonardo Ixim

Las amplias movilizaciones que se han dado en una serie de países especialmente europeos y en Estados Unidos, contra el genocidio emprendido por el genocidio  del Estado sionista contra la población palestina de la Franja de Gaza, han adquirido otro tono con las acampadas estudiantiles a lo cual se sumaron algunos países latinoamericanos.

A casi nueve meses del inicio de la guerra desatada contra el Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS, en sus siglas en árabe)  por parte del ejercito israelí, tras una operación militar de esta donde se internaron en territorio ocupado ilegalmente por Israel, tomando prisioneros a civiles y militares, los cuales varios siguen en control de esta organización. El Estado sionista dirigido por una camarilla ultraconservadora con Benjamín Netanyahu  (primer ministro) a la cabeza, bajo el pretexto de liberar a los secuestrados – algo que poco han conseguido – lanzaron una operación militar que ha provocado casi 40 mil muertos, muchos de ellos niños y una gran cantidad de heridos y desaparecidos, destruyendo la infraestructura civil de la franja.

El colonialismo israelí

El establecimiento que ha dirigido este Estado construido artificialmente por las potencias vencedoras de la segunda guerra mundial en 1948, para transportar a la población judía sobreviviente del holocausto nazi contra estos y que era víctima en de discriminación en Europa Oriental, hacia Palestina, en ese entonces protectorado ingles después de que el Reino Unido se lo arrebatara al moribundo Imperio Otomano tras finalizar la primera guerra mundial, sobre la población autóctona palestina, de mayoría árabe y musulmán, pero con importantes segmentos cristianos y judíos; fue el inicio de una ocupación ilegal sobre estos territorios y del genocidio que ha sufrido el pueblo palestino.

Esos hechos que planteaban ya una ocupación ilegal, convirtiendo a Israel respaldada por Estados Unidos, que a  partir de la década de los setenta del siglo pasado, con  las diversas guerras que tuvo Israel y los países árabes vecinos, ocupo los territorios de la Cisjordania y de la Franja de Gaza, convirtió a Israel en una potencia colonial.

A partir de la década de los ochenta e inicios del siglo actual, con las dos intifadas protagonizadas por el pueblo palestino, por medio de una suma de formas de luchas, como movilizaciones, enfrentamientos militares y huelgas generales, emerge ante el descalabro de lo que había sido la Organización de Liberación de Palestino, repudiado por buena parte de la población palestina, por los Acuerdos de Oslo de 1991 con Tel Aviv, HAMAS con legitimidad por no reconocer la existencia del Estado de Israel. 

Así el enfrentamiento entre HAMAS y otras organizaciones milicianas palestinas y Israel ha sido una constante. Por un lado la opresión de un Estado colonial y por otro las diversas formas de resistencia ante este y  aunque no se respalde las políticas islamistas, que representan sectores burgueses bajo una ideología religiosa, estas tienen el respaldo de importantes sectores palestinos agredidos constantemente de la ocupación sionista.

Tal situación se suma que,  con la llagada de Netanyahu al gobierno en la primer década del siglo  por  el partido conservador Likud y con el respaldo de otras agrupaciones de la derecha sionista, la perspectiva de Oslo de dos Estados, fue cada vez mas mostrando su verdadera cara. El que la clase dirigente israelí no va ceder nada, sino a ocupar mas y mas territorios por medio de colonos extremistas como se hace en Cisjordania, tomándose Jerusalén como capital y  aplastando cualquier inconformidad palestina argumentando un derecho a la defensa que esconde la hipocresía colonialista, respaldado por EU y las capitales europeas.

Tan solo Gaza en control de HAMAS desde 2007 y que no reconoce el gobierno de la Autoridad Nacional Palestino asentado en Ramala no existe la ocupación, aunque mas como una cárcel cercada  por Israel con la complicidad de Egipto que comparte un tramo fronterizo.  La ideología islámica es aceptada por la mayoría – aunque con excesos moralistas religiosos – pero donde se ha expresado una clara resistencia a la ocupación de lo que era la Palestina histórica.

El genocidio en Gaza

La solidaridad con el pueblo palestino se ha regado como pólvora en escenario convulso marcado por la lucha de clases, así como  los enfrentamientos interimperialistas, el crecimiento de la extrema derecha pero también de fenómenos de internacionalismo militante como representa luchar contra el Estado sionista.

Es que estas movilizaciones tienen como repulsa el accionar criminal de los círculos dirigentes israelís, por ejemplo con las declaraciones de ministros del gabinete de Netanyahu que mostraban que el objetivo de destruir la infraestructura civil bajo el pretexto de que allí se escondía HAMAS y de obligar a los gazaties ha hacinarse en la parte sur de la franja, para ser atacados también;   muestran la verdadera intención genocida; de expulsarlos de la franja y asentarlos en la Península del Sinai en Egipto o Jordania.

Esas declaraciones sirvieron como pruebas junto a las recogidas en el terreno, para que Sudáfrica presentara en el Corte Penal Internacional un acusación de genocidio a Israel, tribunal que por cierto no reconoce este, quien resolvió que  Israel debe abstenerse a realizar esas prácticas y debe retirarse de Gaza. Estas prácticas ha obligado a Washington a pedirle mesura y a exigirle que no ataque la ciudad de Rafah, mas por la presión de amplios sectores sociales solidarios con Palestina y votantes del Partido Demócrata, ubicada al sur de la franja – donde Israel dice que se encuentra varios batallones de HAMAS- aunque en todo momento Joe Biden respalda el falso derecho a la defensa que arguye Netanyahu y compañía.

Sin embargo en el momento que se escribe estas notas,  una nueva masacre ocasionado por bombardeos sionistas contra un campamento de refugiados en Rafah, a lo cual en un primer momento el alto mando israelí dijo que había elementos armados islamistas, que luego existía un arsenal de HAMAS que exploto al caer bombas del ejercito sionista y que luego el primer ministro un poco presionado por Biden ha argumentado que se investigara. Pero que pone en evidencia que,  pese a que los mismos militares obligaron a los gazaties a sobrepoblar esas ciudad, estos siguen atacando y matando civiles allí.

A esto se suman revelaciones que el ejército israelí usa un software de IA que  selecciona blancos para que sean atacados los cuales son en su mayoría hospitales y escuelas.  Igual como las revelaciones que el mismo CNN ha hecho de un campo de concentración donde están presos palestinos señalados de pertenecer a la resistencia palestina,  denunciado por organizaciones de derechos humanos, donde son torturados constantemente. El mismo gobierno  negó el derecho a este medio estadounidense a entrar esta prisión.

Es importante señalar las movilizaciones en Israel exigiendo un alto al fuego como forma de retornar a los secuestrados por HAMAS, a las cuales se suman al repudio que ya de por si Netanyahu traía en diversos espectros de la sociedad civil por la concentración de poder de este y por casos de corrupción, aunque el tema de la ocupación no era fundamental. Ahora ha adquirido más fuerza y cada vez influye la crítica de organizaciones de izquierda de diverso tono,  que valientemente son agredidos ante las expresiones públicas que realizan por colonos y perseguidos por el Estado, como recién denuncio el Partido Comunista Israelí.

Las movilizaciones en solidaridad a Palestina y el acampe en universidades

Recordando los amplias movilizaciones estudiantiles, de la juventud y de la clase obrera de finales de los 60s del siglo XX, que en algunos países como Francia, México, la desparecida Checoslovaquia adquirieron un carácter casi revolucionario, o en EU influyeron para que este país saliera de Vietnam, se han sumado a las movilizaciones masivas en ciudades como Paris, Londres, Berlín o New York, los acampes en universidades de estos países y latinoamericanos como Brasil, Argentina, Chile o México. Recién en Guatemala una movilización se registro el domingo pasado organizado por H.I.J.O.S,  que se ha sumado a otras actividades menos públicas.

La solidaridad con Palestina hecho que ha estado más presente en los pueblos y la clase trabajadora del sur mundial y por supuesto, los países árabes y de mayoría musulmán, ahora como parte de ese escenario convulso mundial y la crisis de los países capitalistas, se ha regado en esas latitudes, recordando quizás las movilizaciones contra la guerra de Irak en 2002, pero con más contenido militante y radical. Porque a diferencia de las que se intentaron tras la invasión rusa a Ucrania, algunas tomando partido por Kiev y otras por Moscú, la lucha por Palestina si expresa una lucha directa contra el sistema imperialista mundial.

El acampe en universidades inicio hace unas semanas en las universidades de Estados Unidos, muchas de ellas privadas, como Harvard, Yale, Berckley, algunas públicas como la de California o New York, un fenómeno paralelo al de las décadas de los sesenta en ese país, lo cual es interesante indagar como el estudiantado estadounidense expresa esa solidaridad militante y  se vuelve termómetro de la lucha de clases. Igualmente, esta vez, muchas fueron desalojadas por las policías locales y los cuerpos de seguridad de los campus universitarios y en Los Ángeles hubo hasta enfrentamiento con grupos de matones sionistas ultraderechistas.

La ola no ha parado, se han dado acampes en Santiago, Ciudad de México, Sao Paulo y los mas fuertes en varias ciudades de España, Francia, Italia, Alemania; en la Soborna de París por ejemplo han reprimido con fuerza estas movilizaciones y varios miembros de organizaciones marxistas  como Revolución Permanente enfrentan proceso penales por terrorismo, al igual que en Alemania que han perseguido a organizaciones de izquierda revolucionaria, se negó permisos para un evento de solidaridad con Palestina, entre otras medidas represivas.

En la actualidad se está negociado un alto fuego entre la HAMAS y el Estado Israelí en El Cairo, siendo Qatar y EU los mediadores entre ellos. La organización islámica acepto el alto fuego ante el costo humano, como vital para la continuación de la lucha, pero el gobierno de Netanyahu da largas continuando con su ofensiva sobre Rafah.

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