Por Jose Rene Tamariz
El Poder Militar de los Estados Unidos
Desde el punto de vista estrictamente militar, los Estados Unidos constituye la nación aún hegemónica mundial, es decir, mantiene una hegemonía indiscutible. Rusia ocupa el segundo lugar en poderío militar, pero desde el punto de vista económico es una potencia mediana. China, en términos de poder militar ocupa la tercera posición, pero económicamente es la segunda superpotencia después de los Estados Unidos y en disputa por ocupar el primer lugar. Los Estados Unidos, según el Global Firepower 2024, posee un total de 13.209 aeronaves, 472 naves, 4.657 tanques, 360.069 vehículos, 1.595 unidades de artillería autopropulsadas, 1.267 unidades de artillería remolcada y 694 de artillería de cohetes.
Sin embargo, China tiene una ventaja sobre los Estados Unidos y Rusia para alcanzar y aventajar a esas dos potencias militares en ese terreno. China, desde hace décadas viene desarrollándose económicamente sin realizar gastos en intervenciones militares o participación en guerras, tal como lo ha hecho Estados Unidos o bien como lo hace Rusia, actualmente en Ucrania. China ha venido desarrollando, armando y fortaleciendo sus fuerzas militares en relativa “paz” nacional e internacional. China, de forma lenta pero sostenidamente en el tiempo ha venido incrementando y fortaleciendo su potencia militar, tanto en armamento nuclear como convencional y en las distintas ramas del ejército.
El desarrollo tecnológico avanzado de China le ha permitido llevarlo al terreno y aplicación en su avance de armas, naval, aviación y terrestre.
Armas nucleares. Rusia es la potencia militar mundial que tiene más ojivas o cabezas nucleares con aproximadamente unas 5.580, le siguen lo Estados Unidos con 5.044 y en tercer lugar se encuentra China con 600. El Pentágono ha estimado que China podría llegar a tener más de 1.000 ojivas nucleares para el año 2030. La política de China en el terreno de armas nucleares es procurar equilibrar con miles de armas nucleares a los Estados Unidos, es por ello que se niega a realizar y entrar a un acuerdo de armas nucleares con los EEUU, ya que para ingresar a un eventual acuerdo pone como condición que Estados Unido y Rusia reduzcan su armamento nuclear.
Armada. De acuerdo con diferentes informaciones de diversas fuentes informan que “China ha superado a Estados Unidos en número de buques de guerra, y su capacidad de producción naval es ya de 232 veces mayor. El dato -revelado en un informe filtrado de la Marina estadounidense y la Oficina de Inteligencia Naval (ONI)- no dejar lugar a dudas, a pesar de que el tonelaje chino todavía está algo por debajo del estadounidense y muchos de sus barcos tienen también funciones civiles”. (El Confidencial. 1 de octubre de 2024).
Es importante señalar que el poderío naval en proceso de desarrollo y ampliación de China tiene el claro objetivo de disputarle el control a Estados Unidos en todos los océanos, no solamente teniendo superioridad en el estratégico Pacífico. Respecto a ese tema se informa que “El número de buques chinos ya superó al de Estados Unidos en 2020, con 350 barcos frente a los 296 de la Marina estadounidense. Pero este crecimiento no ha parado y las previsiones alarmantes son alarmantes para Washington. El informe afirma que, para 2035, China habrá acumulado 475 navíos de guerra, incluyendo nuevos portaaviones de tipo 4, con motores nucleares. En esa fecha Estados Unidos puede tener entre 305 y 317, según proyecciones de la ONI”. (Ídem).
Es importante destacar que el poderío militar de las potencias mundiales se mide, en cierto modo, en el terreno de la armada y el control de los océanos. Algo semejante ocurrió entre Alemania y Gran Bretaña, previo a la primera guerra mundial. En esa época “… Alemania desafío el dominio británico sobre los mares al crear una gran armada, que complementaba al que ya era el ejército de tierra más poderoso del continente…”. (Kissinger, Henry: China. Penguin Random House Grupo Editorial. España, 2022, páginas 73 y 74). Aunque la historia no se repite, existen ciertas similitudes entre el ascenso de Alemania en aquella etapa y potencia mundial que era Gran Bretaña, lo cual no quiere decir que se produzca una tercera guerra mundial como sucedió en 1914-1918. En un próximo artículo se analizará las políticas de bloques económicos y políticos para tratar de explicar los posibles enfrentamientos, alineación y realineación, entre fuerzas en eventuales guerras regionales.
Sin embargo, debemos plantearlo de forma clara. Actualmente, existe en curso un “conflicto estratégico” entre los Estados Unidos y China. La Estrategia de Seguridad Nacional del gobierno de Biden que denominaba y caracterizaba a China como el “único competidor que tiene la intención y, cada vez más la capacidad de redefinir el orden internacional”, demuestra la agudización de ese conflicto por la supremacía y hegemonía estratégica y mundial.
Aviación Militar. Según informaciones de los altos militares estadounidenses, China está superando a los Estados Unidos en la aviación militar. Al respecto “El general de brigada Doug Wickert, comandante de la 412ª división de prueba de la base de las Fuerzas Aéreas Edwards, aseguró en una charla durante la semana pasada que el Ejército Popular de Liberación (EPL) está modernizando su aviación a un ritmo que “no tiene precedentes”. Wickert sostiene que esta superioridad en la zona del Pacífico será en poco tiempo de 12 a 1 en el número de cazas modernos y de 5 a 1 en los aviones de quinta generación”. (El Confidencial. 14 de enero de 2025).
Desindustrialización y Tercerización de la Economía
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha proyectado para Estados Unidos en el año 2025 un Producto Interno Bruto (PIB) de $30.3 billones y para China de $19.5 billones. Los EEUU ocupan el primer lugar y el segundo lugar China. El PIB de China representará el 64,4% de la producción de EEUU, ubicándose como la segunda superpotencia mundial en el terreno económico. Para el año 2022 los sectores agropecuarios, industrial y de servicios en los Estados Unido representaban el 1,1%, el 18,6% y el 80,3%, respectivamente. Más o menos en esa misma proporción se distribuye el empleo en ese país. Con base en esos datos, es evidente que los EEUU es un país, principalmente, de servicios y, secundariamente, industrial.
El proceso de desindustrialización y, por ende, de tercerización de la economía lleva muchos años produciéndose. Dicho proceso ha representado la pérdida del empleo masivo en dicho sector, así como la destrucción de una parte de la economía nacional y de muchas comunidades. Esos sectores y empleos, abandonados en los EEUU, se trasladaron a países como China y otros. Entre los años 2000 al 2010 los EEUU perdieron el 36% del empleo en el sector manufacturero. En el año 1960, el sector industrial en los Estados Unidos era del 38% y, actualmente, apenas representa un 19% aproximadamente, es decir, una pérdida del 51,7%. En gran parte, la decadencia creciente de los Estados Unidos se relaciona con su proceso de desindustrialización. Es por eso que Donald Trump, en su discurso de toma de posesión de la presidencia de EEUU planteó la reindustrialización del país.
El Debilitamiento de los Sindicatos
La deslocalización de las industrias de los Estados Unidos y su traslado a otros países, producto del proceso de desindustrialización y globalización, ha conllevado a un debilitamiento estructural de los sindicatos y, por ende, a una pérdida de poder de los trabajadores. A su vez, también el declive de los sindicatos y de su fuerza, ha contribuido a la creciente desigualdad social en los EEUU. Este hecho ha sido unos de los cambios sociales más importantes en la sociedad estadounidense. Al respecto, Joseph Stiglitz, señala que “El cambio social más evidente es el declive de la afiliación a los sindicatos, desde un 20,1 por ciento de los trabajadores estadounidenses que ganaban un sueldo o salario por horas en 1980 hasta un 11,9% por ciento en 2010. Eso ha creado un desequilibrio de poder económico y un vacío político. Sin la protección que ofrecen los sindicatos, a los trabajadores les ha ido mucho peor que en otras circunstancias. Además, las fuerzas del mercado han limitado la eficacia de los sindicatos que quedan… Pero al igual que la promulgación de la Ley Wagner durante la presidencia de Franklin Delano Roosevelt fomentaba la sindicación, el Partido Republicano, tanto a nivel de la Unión como a nivel federal, ha trabajado por debilitar a los sindicatos. Cuando el presidente Reagan puso fin a la huelga de controladores aéreos en 1981 se produjo un hito histórico en la fragmentación de la fuerza de los sindicatos…”. (Ídem). Los trabajadores fueron despedidos y el sindicato fue destruido.
El declive de los sindicatos en los Estados Unidos ha sido de los más grandes que se han producido entre los países de la OCDE. Por otra parte, es importante destacar que el proceso de reducción de la sindicalización en los EEUU ha sido mucho más fuerte en el sector privado que en el público. Por ejemplo, “… el declive sindical se manifestó en mayor proporción en el sector privado; de hecho, la densidad sindical se ha mantenido más alta en el sector público, en 1980, era del 35.1 por ciento; en el año 2000, se había incrementado al 37.5 por ciento, y en 2015, había llegado al 35.2 por ciento; mientras que la densidad sindical en el sector privado era de 20.6 por ciento en 1980, en el año 2000 declinó a un 9 por ciento, y en 2015 se redujo al 6.7 por ciento…”. (Zepeda, Roberto: Determinantes del declive sindical en Estados Unidos. México, 2016). Lo anterior, representó una gran reducción de la afiliación sindical del 313,6% en el sector privado de los Estados Unidos. Actualmente, solamente el 6% de los trabajadores del sector privado se encuentran sindicalizados.
Sin embargo, pese a ese debilitamiento de los sindicatos, producto de fuertes derrotas de décadas pasadas y a los procesos señalados anteriormente, en los años recientes 2021-2023 se ha producido un reanimamiento del movimiento de los trabajadores mediante la realización de cientos de huelgas en diferentes sectores. Por ejemplo, en agosto del año 2023 se produjeron unas 900 huelgas. Según informaciones periodísticas. “La tendencia ya se había registrado en 2022. Un estudio de febrero del centro de estudios Economic Policy Institute reportó un aumento de casi el 50% en el número de trabajadores involucrados en grandes huelgas entre 2021 y el año pasado”. (BBC NEWS MUNDO. 17 de agosto de 2023).
La Inmigración y Deportación en los Estados Unidos
Los Estados Unidos es una nación formada y construida por migrantes. Las oleadas masivas de migraciones han sido constantes, aunque en determinadas épocas fueron mayores. Por ejemplo “La inmigración se convirtió en aluvión después de 1845, cuando una enfermedad provocada por un hongo llamado “la roya de la patata” hizo que la producción de estos tubérculos en Europa disminuyera notablemente”. (Asimov, Isaac: Los Estados Unidos desde final de la Guerra Civil hasta la Primera Guerra Mundial. Alianza Editorial. España, 1977). Alrededor de 1.5 millones de irlandeses emigró a Estados Unidos.
Por otra parte “En 1870, la población del país era de 38.558.371, un aumento del 22% respecto de 1860, pese a la sangría de la Guerra Civil. Gran parte de este aumento fue el resultado de la inmigración, que afluía a los Estados Unidos prácticamente sin restricciones. Entre 1860 y 1870, llegaron más de 3.000.000 de inmigrantes, más de una tercera parte de ellos provenientes de Gran Bretaña e Irlanda”. (Ídem). Se calcula que en el siglo XIX unos 4 millones de irlandeses entraron a los EEUU contribuyendo a “realizar las vastas obras de construcción, incluyendo canales y ferrocarriles, que marcaron la entrada de los Estados Unidos en la etapa de industrialización”. (Ídem).
Nuevamente entre 1880 y 1890 más de 5 millones de inmigrantes ingresaron a los Estados Unidos. Sin embargo, cambió el carácter de esa inmigración, ya que llegaron inmigrantes de Gran Bretaña, Irlanda, Alemania, Escandinavia, Italia, judíos rusos y otras nacionalidades. No obstante, en el curso de esos años se aprobó un decreto restringiendo la inmigración en términos generales. En esa época se produjeron disturbios en contra de la población china. (Asimov).
Para el año 1900, la población inmigrante en los Estados Unidos era de 10.3 millones para un 13,5% de la población total que, en ese momento, era de unos 76 millones; en el año 2010 dicha población migrante era de 40 millones. Actualmente, se considera que existen 47.8 millones de inmigrantes lo que constituye el 14.3% de la población total. De esa cantidad de migrantes unos 11 millones viven en condición irregular. Los EEUU es un país cosmopolita, ya que en el viven gente de todas las nacionalidades.
Donald Trump, en su discurso de toma de posesión declaró que deportaría a millones de inmigrantes. Las acciones de deportación de Trump ya iniciaron, pero de forma agresiva en contra de la población migrante, esposándolos y expulsándolos en aviones militares. Sin embargo, aunque Trump ha sido estridente en su discurso para expulsar a los inmigrantes, la realidad y datos demuestran que las administraciones de Obama, Bush, Clinton y Biden, detuvieron y expulsaron más inmigrantes que en la primera administración Trump (1.5 millones de deportados). Obama deportó 5 millones, Bush 10 millones, Clinton 12 millones y Biden 6.3 millones. Aún está por verse si la segunda administración superará esas cifras de deportaciones de pasadas administraciones. Entonces, como se puede observar las deportaciones de inmigrantes han sido una constante en las diversas administraciones de los Estados Unidos, produciéndose tanto en gobiernos demócratas como republicanos. Las deportaciones y expulsión de inmigrantes es parte de la política imperialista.
Sin embargo, los inmigrantes como mano de obra son indispensables en ciertos sectores (construcción, agricultura y otros) de la economía estadounidense. Por ejemplo “… No puede ignorarse que el estado de Texas depende del trabajo de millones de migrantes (documentados o no) que están integrados en el tejido de nuestras comunidades y que, obligados a marcharse, serían irremplazables”. (La Nación, 5 de noviembre de 2024). Y, así sucesivamente, sucede en otros estados. También en ciertos estados los inmigrantes viven una especie de “esclavitud moderna”. Al respecto “Una investigación federal del 2020 sobre trabajadores agrícolas con visa H2A en Florida, Texas y Georgia describió condiciones similares a la “esclavitud moderna”. Como resultado de la investigación, 24 personas fueron acusadas de trata, lavado de dinero y otros delitos”. (BBC NEWS MUNDO: El costo del “sueño americano”: los migrantes que mueren debido a las condiciones de trabajo extremas en EE.UU. 3 de septiembre de 2024).
La Cuestión de los Aranceles
Aunque Donald Trump no descarta utilizar su poderío militar para aplicar parte de sus políticas, tales como de tomar por la fuerza militar el canal de Panamá y la grande y estratégica isla de Groenlandia, parte autónoma de Dinamarca, sin embargo, hasta el momento su principal arma de presión y agresión internacional es de carácter económica y el chantaje diplomático, mediante el aumento de los aranceles, sanciones económicas, eliminación de visas estadounidense, como fue el caso en contra de Colombia y las amenazas de sancionar a Rusia si no detiene la guerra en Ucrania.
Desde que ganó las elecciones y posteriormente, Trump, ha planteado subir en un 25% los aranceles a México, Canadá y hasta de un 60% a los productos de China. La subida de aranceles a esos países se ha anunciado aplicar a partir del 1 de febrero.La política de Trump de subir aranceles tiene como objetivo compensar la gran reducción de impuestos a las grandes corporaciones de capitalistas que han conducido al gran aumento del déficit fiscal, así como reducir el gran déficit de la balanza comercial que Estados Unidos mantiene con México, Canadá y China, principalmente, aunque también existe con otros países. Por otra parte, esa política hacia China es debido a que este país le está ganando la competencia, producto de los bajos precios de sus carros eléctricos y muchos otros bienes, a los Estados Unido y, por ende, aumentar los precios de los productos chinos en el mercado estadounidense es para encarecerlos, frenando la importación de las mercancías chinas.
Según algunos analistas “El apoyo de Musk al cobro de aranceles altos puede deberse en parte a que seguirán protegiendo a Tesla de la competencia de los fabricantes chinos de vehículos eléctricos (que en China ya se venden por solo 15.000 dólares)”. (La Nación, 5 de noviembre de 2024).
No obstante, la imposición de aumentos de aranceles a las mercancías de esos países, principalmente, en el caso de China podría derivar en una gran guerra comercial entre las dos superpotencias. La aplicación de dicha política puede también tener repercusiones económicas para la población en los Estados Unidos y demás países. No es una política unidireccional, sino multidireccional que afectará la economía y las poblaciones de los países que la implementen. En el caso de los Estados Unidos llevaría a un encarecimiento de una diversidad de productos, lo cual podría conllevar al incremento del proceso inflacionario, al aumento de las tasas de intereses, así como una grave afectación de las empresas que venden en grandes cantidades en el gigantesco mercado chino. Todos estudios realizados por economistas sobre los efectos de los aumentos de los aranceles en la primera administración Trump, demuestran que los productos arancelados subieron de precios entre un 8% y 20%, redujeron la producción y el empleo en los Estados.
En el caso de China, el incremento de los aranceles podría infligir mucho daño, ya que este país pasa por un período de ralentización de su economía. El mercado inmobiliario tiene problema y es muy grande. Peor le podría ocurrir a México y Canadá con la subida de los aranceles.
Los Recortes del Gasto Federal
Elon Musk y Vivek Ramaswamy fueron elegidos por Donald Trump para dirigir el denominado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que tiene como objetivo reducir y reestructurar al gobierno federal. Sin embargo, a los pocos días renunció Ramaswamy. Musk prometió, inicialmente, reducir en 2 billones de dólares el gasto federal, pero después señaló que sería una disminución de 1 billón de dólares, lo cual consideró que era muy bueno. Esta política de Trump-Musk, significará la reducción aún mayor del gobierno federal que, desde la época de Reagan, viene realizándose, lo cual conllevará a eventuales despidos masivos de trabajadores federales. Musk ha planteado las “reducciones masivas de funcionarios en la burocracia federal” a los cuales les prometió un despido “decente”.
Respecto ese tema en medios periodísticos se señala que “… en las décadas que han pasado desde la asunción de Ronald Reagan a la presidencia, al gobierno federal de los Estados Unidos lo han vaciado, y solo quedan dos lugares donde uno puede hallar un gran despilfarro”. (Ídem). Esos dos lugares son: el Pentágono y el pago de intereses de la gigantesca deuda pública. Entonces, el gobierno federal será reducido a su mínima expresión y miles de empleados sufrirán las consecuencias de esa política de motosierra al estilo Milei.
Régimen Político y Gobierno en Estados Unidos
Históricamente en los Estados Unidos ha existido un régimen político democrático burgués presidencialista con alternancia, cada cuatro u ocho años si se produce la reelección consecutiva, del poder de uno u otro partido, demócrata o republicano. El presidente de la República tiene amplios poderes, pero con fuertes contrapesos por parte del Congreso y el Poder Judicial. No obstante, es importante destacar que Donald Trump controla, de forma mayoritaria, las dos cámaras (Congreso y Senado), así como también el poder Judicial, en el cual existen un importante número de jueces conservadores que favorecen las políticas reaccionarias y represivas del gobierno. Ese régimen político tiene más de 200 años de existencia. Sin embargo, en las últimas décadas dicho régimen se ha venido deteriorando poniendo en peligro de existencia la democracia burguesa en el país. Al respecto Stiglitz plantea que “La pauta de la desigualdad creciente en Estados Unidos puede resultar particularmente perjudicial para nuestra democracia. Existe un acuerdo generalizado en que la clase media es la espina dorsal de nuestra democracia… Pero ahora todo es está cambiando… la polarización de nuestro mercado de trabajo ha ido vaciando la clase media, que está cada vez más desilusionada con un proceso político que, evidentemente, no le está prestando un buen servicio a sus integrantes”. (Stiglitz, Joseph: El precio de la Desigualdad. Ediciones Santillana. México, 2012).
Precisamente, las clases medias denominada como “espina dorsal” de la democracia se ha venido debilitando y reduciendo por diferentes factores, entre otros, como la pérdida de miles de empleos en la industria de los automóviles y manufacturera, el cambio tecnológico, la globalización, los bajos salarios y otros elementos. Ese proceso de declive de las clases medias en los Estados Unidos ha representado también el enriquecimiento extremo de un ultra reducido sector de capitalistas. En relación a ese tema, Paul Krugman, sostiene que “La concentración extrema de ingresos es incompatible con una verdadera democracia. ¿Acaso alguien puede negar sensatamente que nuestro sistema político se está deformando por culpa de la influencia de las grandes fortunas, y que la deformación va empeorando a medida que la riqueza de unos pocos se va haciendo cada vez mayor?”. (Ídem).
Esa “incompatibilidad” entre la “concentración extrema” de la riqueza y de la “verdadera democracia” se ha visto acentuada y profundizada con el nuevo gobierno de Donald Trump. Podemos caracterizar al gobierno de Trump como un “gobierno oligárquico” formado y dirigido por multimillonarios, hoy llamado “milmillonarios”, y que responde a los intereses del denominado “complejo tecnológico”, encabezado por el hombre más rico del planeta, Elon Musk y otros. Respecto a lo anterior, las informaciones periodísticas señalan que “La victoria de Donald Trump y el cierre de filas de las grandes tecnológicas apoyando al nuevo presidente, ha sido otro factor importante en el incremento de la previsión de que hasta cinco milmillonarios superarán el billón de dólares en la próxima década. El ya presidente de EEUU lo ha demostrado en sus primeros decretos, legislando para priorizar los intereses de estas compañías en todo el mundo y, por tanto, impulsando las fortunas de sus fundadores y CEOs”. (Xataka, 23 de enero de 2025). Por otra parte, Trump se define a su gobierno como de la “ley y el orden” que favorece a los grandes capitalistas.
El debilitamiento, declive y reducción de las clases medias, producto de las desigualdades crecientes, han visto reducidas sus capacidades de consumo y, por tanto, ha creado un alto nivel insatisfacción, desilusión y desencanto de esos sectores con el proceso y sistema político democrático. Ese fenómeno económico, político y sociológico ha inducido a un profundo giro político hacia la extrema derecha de las masas de la pequeña burguesía estadounidense. Ello explica el triunfo electoral y el gobierno de Donald Trump. Las masas pequeño burguesas, principalmente, los estadounidenses blancos, desesperados por su situación de ruina, creen en el discurso demagógico, creador de falsas ilusiones, de Trump de que con su gobierno se va a producir una nueva “edad dorada” en los Estados Unidos, similar a la etapa de ascenso del capitalismo imperialista de los EEUU
Entonces, con base en los elementos antes anotados podemos caracterizar y sostener que el régimen democrático presidencialista ha venido teniendo un proceso de cambio, producto de las extremas desigualdades sociales y decadencia imperialista, cada vez más acentuada, como un presidencialismo con fuertes rasgos bonapartistas. Donald Trump, se siente muy cómodo y todopoderoso gobernando a diestra y siniestra mediante decretos; es un “régimen personalista”, elevado por encima de la democracia y la institucionalidad democrática; Trump, aparece como el “salvador” del imperialismo estadounidense decadente; para implementar sus políticas está dispuesto a violentar, pasar por encima, la Constitución Política y así, sucesivamente. El bonapartismo de Trump es el bonapartismo de la etapa de la decadencia del imperialismo estadounidense que, producto de las contradicciones internas e internacionales, principalmente, con el imperialismo emergente de China que le disputa la supremacía y hegemonía mundial, podría derivar, en algún momento, ya sea con Trump u otro personaje, en un régimen dictatorial bonapartista. El coqueteo de Elon Musk con las agrupaciones de ultraderecha y pro nazis de Europa es un síntoma e indicador hacia donde apunta y dirige el movimiento político de Donald Trump.