Por Nicolas Lebrun

En el continente africano se está jugando un gran episodio de la saga del enfrentamiento de las potencias imperialistas. Las implicaciones y consecuencias de los mismos se dan en la medida en que los actores movilizan sus cartas apoyándose en las condiciones que les permite la lucha de clases para hacer avanzar sus planes.

Dentro de este marco, la reciente ola de golpes de estado que se han dado en el oeste del continente, pone de manifiesto varios elementos contradictorios del discurso de las potencias imperialistas como el caso de Francia.

Este país fuertemente involucrado en el teatro de operaciones militar, debido a la intervención que lleva a cabo desde hace casi una década en el Sahel, para combatir según su retórica a los grupos islamistas presentes en la región.

Varias intervenciones, mismo resultado

Desde el 2013, los franceses están en el suelo maliense bajo el marco de la operación Serval lanzada por el gobierno de François Hollande. Esta intervención en Malí tuvo que ampliarse dentro de las necesidades militares del momento para los intereses imperiales franceses.

“Esta nueva operación "se está realizando en colaboración con los cinco países de la zona" (Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad) y movilizará "unos 3.000 soldados en total" además de "drones, helicópteros y aviones de combate precisó Jean-Yves Le Drian,(ministro de la defensa de Hollande y actual ministro de asuntos exteriores, ndlr) destacando que se trataba de una “presencia sostenible”.  “El objetivo es evitar que lo que llamo la autopista de todo el tráfico se convierta en un punto de paso permanente, para la reconstitución de grupos yihadistas entre Libia y el Océano Atlántico, lo que acarrearía graves consecuencias para nuestra seguridad. ¡Nuestra seguridad está en juego! ", el insistió. (La Croix.com)

Esta exhortación del ministro francés no ha podido superar los crecientes fracasos que ha sufrido las tropas en el inmenso terreno que pretenden controlar pese al aumento de efectivos que a finales del año pasado representaban 5100. La junta militar en el poder desde agosto pasado, le daba al embajador francés en Mali 72 horas para abandonar el país, lo que sellaba un fracaso todavía más estrepitoso para el presidente francés, que con este fracaso a cuestas pretende hacer inclinar la balanza en las negociones imperialistas sobre el conflicto en Ucrania para empezar y para terminar en la constitución de una fuerza armada europea que salga de los lineamientos establecidos por Washington, la mayor fuerza militar de la OTAN.

Las intervenciones de los franceses y de sus aliados europeos que también han sido expulsados de Mali, como lo fue el contingente danés, ha sido también parte del resultado de las fuerzas de la ONU bajo el nombre de MINUSMA.

Este escenario es bastante complejo no solo por la extensión territorial en la cual se desarrolla la misión intervencionista francesa y de sus aliados europeos sino por los grupos enfrentados, las rivalidades entre minorías étnicas en los estados nacionales diseñados por las antiguas potencias coloniales. Estas últimas han repetido en casi todas las colonias el esquema de propulsar a ciertas minorías étnicas para mantener el control de los países a la fuerza.

Las aspiraciones de las minorías han sido pisoteadas y reprimidas por la fuerza de las armas.

“Dos entidades principales están activas en la región: primero, el Grupo de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (GSIM), fundado en 2017 por Iyad Ag Ghali, un tuareg de Malí en rebelión desde la década de 1990 y ahora al frente de esta coalición radicalizada; luego el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), una constelación de movimientos yihadistas de lealtad salafista que tiene sus raíces en Nigeria. Estos dos grupos han colaborado antes, pero han estado luchando entre sí durante aproximadamente un año.  Hay que añadir otros grupos y estados más o menos fuertes con ejércitos de lealtades cambiantes (y en ocasiones declarados culpables de abusos). Malí acaba de sufrir dos golpes de Estado en nueve meses. También debemos confiar en las operaciones de paz de la ONU, 6 de las 12 operaciones de mantenimiento de la paz están desplegadas en África en este momento. Más de 200 soldados de la ONU han muerto en Malí desde el inicio de la misión de la ONU (MINUSMA). Y luego está la presencia militar europea -especialmente francesa, de hecho- que realiza operaciones tradicionales allí, proporciona equipos a sus aliados, bombas aquí y allá.  Nos encontramos entonces con guerras civiles por un lado e intervenciones internacionales por el otro, en un contexto de feroces luchas intercomunitarias. Todo en regiones dejadas a merced de milicias, bandidos y incursiones vengativas.  “Si me puedo permitir la expresión, está claro que es un burdel, dice el profesor titular. Todo está revuelto y el problema actual no es por dónde empezar, sino con quién hablar para negociar acuerdos. Francia se niega a dialogar con grupos que identifica como terroristas.” (ledevoir.com)

A esta situación se le agrega ahora la presencia de los mercenarios de la agencia Wagner, que cuentan con el beneplácito de los militares de la junta maliense y que se encuentran en el meollo de las disputas con la antigua autoridad colonial francesa.

La junta empezó por cuestionar la validez del acuerdo militar firmado en el 2013, al principio de la intervención francesa, que le daba a estos últimos la plena potestad sobre la utilización del suelo y del espacio aéreo del país.

La junta ha hecho su caballo de batalla la recuperación de la soberanía lo cual ha sido apoyado por sectores de la población que han salido a manifestar contra la presencia de los franceses y de la ocupación militar.

La respuesta de los gobiernos cipayos del área agrupados en la CEDEAO, la comunidad económica de estados de África del Oeste, ha sido de sancionar al gobierno maliense.

Esta institución al servicio de la vieja metrópoli, ha sido también la responsable de la intervención en Costa de Marfil, cuando para hacer, según su óptica, respetar los resultados electorales, intervino militarmente para deponer al presidente Laurent Gbagbo, el cual fue capturado como lo hicieron los yanquis con Noriega y trasladado a los calabozos imperiales.

Un doble discurso imperialista

La Unión Africana se ha reunido en una cumbre para analizar la situación en esta parte del continente

“Todos los líderes presentes en la cumbre de la Unión Africana del fin de semana en la capital etíope, Addis Abeba, "condenaron inequívocamente... la ola de cambios de gobierno inconstitucionales", dijo el presidente del Consejo de Paz y Seguridad de la UA, Bankole Adeoye, y agregó que militares los gobiernos no serían tolerados.      Una historia de golpes militares en Burkina Faso  Tras las tomas militares, Burkina Faso, Guinea, Malí y Sudán fueron suspendidos de la UA. El Sr. Adeoye dijo que esta es la primera vez que se toma una medida de este tipo contra tantos países en un período de 12 meses.  Sin embargo, algunos acusan a la UA de utilizar un doble rasero al no suspender al vecino de Sudán, Chad, después de que el ejército interviniera cuando el presidente Idriss Déby murió en una batalla con los rebeldes en abril pasado.  Su hijo, Mahamat, fue designado nuevo líder del país por un consejo militar.” (bbc.com)

En este último caso, la central sindical se manifestaba en contra del golpe militar disfrazado.

“La Unión de Sindicatos de Chad se suma a las críticas de la oposición. En un comunicado, la oficina ejecutiva de la UST "rechaza que la transición sea asegurada por los militares" y condena la "confiscación del poder por las armas". Al igual que los partidos de oposición, la UST llama a una transición civil y la apertura de un diálogo inclusivo.” (rfi.fr)

Por otro lado, la reacción del gobierno francés ha sido totalmente diferente en el caso chadiano.

 El ex presidente Idris Deby, estaba en el poder desde hacia treinta años, siendo una figura clave en la lucha contra los grupos insurgentes.  Este dictador fue ensalzado por el presidente Macron y acto seguido el ministro Le Drian, justificaba la toma del poder por parte del hijo del ex presidente, lo cual es contrario a la constitución del país, como un acto para “garantizar la estabilidad del país” (afriquelalibre.be)

Fuera tropas imperialistas del Sahel

Está claro que la intervención de las diferentes fuerzas imperialistas persiguen los mismos objetivos que en los otros países donde se producen, garantizar la expoliación de los recursos naturales y asegurar los intereses de las burguesías imperialistas así como de las de las nativas.

“Hasta el momento, la región del Sahel se ha venido caracterizando por un fuerte déficit en recursos energéticos no por su ausencia sino por su no explotación o mala explotación. Así, por ejemplo, Níger –con quien Mali comparte una frontera de 840 kilómetros– tiene uno de los mayores depósitos de uranio del mundo y ocupa el quinto puesto como productor mundial de este mineral para la generación de energía nuclear. En este país se encuentra el gigante minero de Arlit, propiedad de la empresa francesa Areva, cuya explotación apenas tiene impacto en el desarrollo económico y social de las poblaciones. Otro de los países sahelianos con importantes recursos, pero aún no explotados es Mali, en su zona norte (Taoudeni) –frontera noroeste con Mauritania– se han hallado hidrocarburos (petróleo) y bolsas de uranio. Otros recursos, fosfatos, carbón, magnesio o diamantes también han sido descubiertos en el Adrar de Ifoghas, Gao, Bourem, Menaka, Tassiga, Bassin (o cuenca) de Ullimiden (Mali). Y en la frontera noreste de Mali con Argelia, el hallazgo de una tecnología (que recibe el nombre entre los lugareños del norte de Mali de «tierra rara») también se sitúa en el centro de interés, de hecho, Francia que acordonó la zona desde su intervención en 2012, según fuentes estatales, han extraído grandes cantidades de esta tecnología. Estas zonas con ricos subsuelos están envueltas en luchas de poder entre élites milito-tribales y el poder central, incrementado con la intervención francesa que ha acelerado la inestabilidad en la región”  (Los Recurso naturales en el centro de la geopolítica en el Sahel, David Nuevas, Beatriz Mesa)

Es indispensable para garantizar que los pueblos del Sahel puedan decidir y ser amos de su destino que la intervención  sea derrotada y que las tropas extranjeras sean expulsadas. Por otra parte, esto podría  abrir la vía  para que los gobiernos burgueses locales, sometidos a las potencias imperialistas, sean erradicados. De lo contrario, la guerra, la pobreza y el pillaje imperialista continuarán siendo la realidad.

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