Cada día que nos acerca a las elecciones de mayo de 2014 crece el descrédito, la procacidad, la corrupción descarada, el clientelismo desembozado de los partidos y políticos tradicionales de Panamá. La basura moral que constituye la esencia de esos políticos al servicio de la oligarquía se muestra crudamente en la guerra de "tuits" en la que corren injurias y acusaciones de delitos que nadie investiga, pero que todos sabemos que existen.
La fotografía viva de que no hay diferencias de fondo ente CD, PRD o Panameñismo, es la reunión secreta realizada el pasado 15 de agosto entre Ricardo Martinelli y Juan C. Navarro en las oficinas del empresario "Mello" Alemán. Reunión que han intentado presentarla como "casual", pero que duró cuatro horas, y en la que participaron un puñado de empresarios que financian a todos esos políticos y partidos, para luego ganarse todas las licitaciones posibles, pasadas las elecciones.
Que J. C. Varela no haya participado de la reunión no le exime de la responsabilidad de haber sido parte del gobierno de Martinelli y de Mireya Moscoso. Para no mencionar que conspicuos panameñistas, como Alberto Vallarino, siguen libando las mieles del poder.
No sólo se trata de acuerdos de trastienda para decidir el curso del proceso electoral a espaldas de la ciudadanía, o para repartirse el país y sus recursos entre un puñado de oligarcas, se trata de que los tres candidatos y sus respectivos partidos son cómplices en el ataque a los derechos económicos y sociales de la clase trabajadora.
Los partidos de la mal llamada "oposición" (PRD, Panameñismo, Popular) guardan conveniente silencio frente a las imposiciones del gobierno Martinelli-CD. Los tres candidatos de la oligarquía (Arias, Navarro y Varela) avalan y continuarán las mismas políticas: como la privatización del transporte público, de la recolección de basura, de los servicios de salud y el endeudamiento público. Los tres candidatos avalaron la actuación de la ministra de Educación, Lucy Molinar, contra los gremios docentes.
Lo más lamentable de todo es el vacío que se siente de una alternativa política de carácter popular que concite a la ciudadanía a romper con la actual situación echando de las instituciones a los corruptos y sus partidos. Siendo la primera vez en 20 años que se presentarán a las elecciones alternativas populares distintas a los partidos oligárquicos, aún ninguna de ellas se constituye como un referente de las luchas concretas y una propuesta creíble para el amplio espectro ciudadano que aspira a un cambio real del régimen político.
A juicio del Movimiento Popular Unificado (MPU) urge que cuanto antes se propicie un gran acuerdo político electoral para presentar un Frente Sindical, Popular y de Izquierda, que unifique, represente y postule a todos los que luchan en sus barrios y gremios, construyendo el gran referente que necesitamos para barrer a los partidos oligárquicos corruptos de la administración del Estado panameño.
Se requiere construir cuanto antes ese referente unitario que enlace las luchas concretas, y sus dirigentes, con un programa de verdaderas transformaciones políticas tangibles que la gente sienta como suyas, que agrupe a quienes aspiran a barrer con el régimen corrupto.
Un programa que parta de la defensa de la propiedad pública, de la salud y educación públicas, de la renacionalización de las empresas estatales, del congelamiento de la canasta básica, de un alza general de salarios, de la investigación y castigo a los responsables de peculado, y una Asamblea Constituyente que democratice las instituciones y la limpie de los corruptos. Lo cual requiere un gobierno de los sectores obreros, sindicales y populares.
Panamá, 7 de septiembre de 2013.
Coordinación Nacional del MPU