Por Bismarck Blandón
El pasado 4 de octubre se celebró, con un modesto acto en un salón del Hotel Holiday Inn, en Managua, el segundo aniversario de fundación de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB). A pesar de la represión sistemática y de la desmovilización general, en ese evento se reunieron cerca de 80 personas, que incluía a los dirigentes principales y una delegación de las madres de presos políticos, que no se cansan de luchar por la liberación de sus hijos.
Los nuevos sujetos
La insurrección de abril del 2018 abrió una situación revolucionaria en Nicaragua. No había una conducción, fue un movimiento espontaneo, una verdadera explosión social. Incluso, no había quien negociara con la dictadura las anheladas elecciones anticipadas.
A inicios de mayo del 2018, la Iglesia Católica creó la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), como la contraparte que negociaría con la dictadura en el Dialogo Nacional. la ACJD estaba conformada por el COSEP, AMCHAM y algunos de los movimientos estudiantiles y movimientos sociales que había surgido. Con algunos días de diferencia, se creó también la Asamblea de Movimientos Sociales (AMS) mejor conocida como “Articulación”, conformada por ongs y algunos movimientos sociales.
En ese momento de alza revolucionaria, existían profundas diferencias políticas entre la ACJD y la Articulación, en torno a las negociaciones en el Dialogo Nacional. Al final quedó demostrado que la dictadura no tuvo intenciones de negociar nada, sino de ganar tiempo para organizar el ejército de para militares y aplastar militarmente los tranques.
La creación de la UNAB
Después de las masacres y la represión generalizada contra los tranques, se abrió un periodo de retroceso de la lucha popular. La dictadura había logrado imponer un cambio en la correlación de fuerzas. A pesar de las diferencias existentes, la UNAB fue creada por el 4 de octubre del 2018, como la primera gran coalición opositora, por un acuerdo entre la ACJD y la Articulación y otras fuerzas políticas como el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), como un frente de defensa común para luchar contra la represión, para la recuperación de las libertades políticas, sin abandonar el tema de una posible negociación de una “salida pacífica”.
Prueba de ello es que en el “Manifiesto de la Unidad Nacional por la Justicia y la Democracia” emitido por la UNAB, firmada por 41 organizaciones, se acordó que la “la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia sería el representante de la sociedad nicaragüense en la negociación” con la dictadura.
Relaciones tensas e inestables
Desde octubre del 2018 hasta enero del 2020, durante 15 meses, la ACJD fue parte de la conducción política de la UNAB. En todo ese periodo, dentro de la UNAB hubo un debate interno sobre la posición conciliadora de la ACJD. Cuando se produjo el segundo Dialogo Nacional, la ACJD se reestructuró internamente, reduciendo el porcentaje de movimientos sociales dentro de su conducción, quedando influenciada de manera directa por las cámaras empresariales (COSEP y AMCHAM), que se negaban a convocar a un paro nacional, como lo pedía la población.
La gran discusión interna giraba en torno a la necesidad de recuperar las calles, organizar la resistencia y preparar condiciones para la desobediencia civil y el paro nacional. Las posiciones se fueron decantando, sobre todo después del fracaso del segundo Diálogo Nacional.
Aparentemente, el ala izquierda era la Articulación y sus aliados, y el ala derecha dentro de la UNAB lo encarnaba la propia ACJD. Pero extrañamente, ambos polos coincidían cada vez en la salida política-electoral. No obstante, a pesar de las coincidencias, los cálculos políticos de cada uno de estos sectores, los llevaron a separarse finalmente en enero de 2020, algo que causo asombro a muchas personas.
La Coalición Nacional
La ACJD se retiró de la UNAB en enero del 2020. La UNAB quedo bajo el control de la Articulación, el MRS y el grupito de Félix Maradiaga. Con un discurso mas radical que la ACJD, esta nueva conducción se resistió a convertir a la UNAB en una nueva fuerza política.
Contrario a lo que mucha gente quería, decidieron continuar con la misma política d de la ACJD, pero nada mas que separados. Tanto la ACJD como la UNAB llamaron el 25 de febrero de 2020 a conformar la Coalición Nacional, que sería una organización como la primera versión de la UNAB, pero mucho más amplia, esta vez con participación de los viejos partidos políticos colaboracionistas que la población nicaragüense cataloga como “zancudos”.
Después de mas de ocho meses la Coalición Nacional no ha demostrado ser una alternativa atractiva para las amplias masas, la presencia de los viejos partidos y la negativa de la cúpula de la UNAB que se resiste a crear un nuevo partido político, de orientación democrática y popular, le está pasando la cuenta.
El segundo aniversario de la UNAB encontró a esta organización mucho mas debilitada y embarcada en una aventura electorera, abandonando las demandas de la insurrección de abril, acomodándose cada vez más al sistema político que la dictadura ha logrado mantener con vida, precisamente para ahogar el surgimiento de nuevas alternativas políticas.
Lo peor es que ahora la ACJD reniega de la Coalición Nacional, porque se prepara para una nueva alianza con el Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), y la que sostiene una alianza a ultranza con el PLC y demas partidos zancudos es la UNAB.