Por Diego Lynch

El dos de Febrero del año en curso se abrió la mesa tripartita de negociaciones para el aumento al salario mínimo. Dicha mesa de negociación se encuentra conformada por delegados del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP),  el Ministerio del Trabajo (MITRAB) en representación del Estado y las centrales sindicales en supuesta representación de los trabajadores.

Una semana después, el día nueve de febrero se cerró la segunda reunión de la Comisión Nacional del Salario Mínimo, la cual concluyo sin ningún acuerdo y sin ningún avance al respecto.

Según Nino Salazar, dirigente de la Central Permanente de Trabajadores (CPT) expresó: “Esto fue una plática nada mas, yo no le veo nada serio (la reunión), aquí no vimos propuestas en la parte del COSEP, ni del gobierno”. (El Nuevo Diario, 10/02/2012).

Gobierno amenaza pero no cumple

La legislación nicaragüense establece que una vez vencido el plazo de las mesas de negociación y no exista un acuerdo entre las partes, será el Gobierno mediante el Ministerio del Trabajo el que decidirá el porcentaje de aumento salarial.

Presionando un poco para obtener resultados, José León Arguello, Secretario General del MITRAB, amenazó que si no se lograban un consenso en el tiempo estipulado por la Ley, el reajuste salarial tendrá que ser retroactivo, lo que sería de obligatorio cumplimiento para la empresa privada. De no cumplir con las resoluciones del MITRAB, los empresarios serían multados.

Equiparando por donde les conviene

Por su parte, José Adán Aguerrí, Presidente del COSEP reiteró que si la negociación lleva un proceso largo y no se pueda llegar a un acuerdo antes de 30 o 60 días, el sector privado no va a aceptar ninguna retroactividad en el incremento salarial, “y eso queremos dejarlo claro para que no se vayan a crear expectativas que sean incorrectas ante esa situación”.

 Aguerrí se adelantó a las centrales obreras y planteó que es necesario realizar una revisión al costo actual de la canasta básica, pero sin equipararla a los demás países centroamericanos, ya que la nicaragüense tiene mas productos incluidos y por ello el costo es más elevado. Esta afirmación temeraria es una clara expresión de la política burguesa, quienes buscan mantener en la miseria a los trabajadores y continuar enriqueciéndose ellos a costilla de la mano de obra que gana los salarios mas bajos de la región centroamericana.

Los empresarios quieren equiparar el costo de la canasta básica en relación a otros países vecinos, que tienen precios mas bajos, pero se resisten a  equiparar el salario mínimo en relación a los países que tienen mejor niveles de vida como Costa Rica y Panamá..

Propuestas por separado

La Asociación de los Trabajadores del Campo (ATC) propone un ajuste salarial del 30% ya que consideran no solo tomar en cuenta el costo de la canasta básica, sino también el incremento en la tarifa energética. La Confederación de Unificación Sindical (CUS) y la Central Permanente de Trabajadores (CPT) solicitaron un incremento del 33%. Las centrales obreras fueron incapaces de formular una propuesta conjunta. En cambio, los diferentes sectores de la empresa privada se unieron en un solo punto: proponen un raquítico aumento entre el 8 y el 10 por ciento. La posición del gobierno aun no se ha dado a conocer, aunque casi siempre cede ante la voracidad de los empresarios

El salario mínimo debe estar acorde al costo de la vida

El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) llama a los trabajadores y centrales sindicales, que se encuentran en la mesa de negociación, a iniciar la movilización de los trabajadores. Una negociación no puedo estar a expensas de la tranquilidad de los empresarios. Si no se demuestra fuerza y unidad, no se obtienen resultados.

Debemos luchar por que el salario mínimo en Nicaragua sea similar al de Costa Rica o Panamá, lo que implica, en las condiciones actuales, luchar por un salario mínimo industrial equivalente a 300 dólares, y que este sea revisado de conformidad a la inflación y todos los incrementos que afectan la canasta básica y los servicios públicos.

Exijamos a los dirigentes sindicales que representen de verdad los intereses de la clase trabajadora y no sus intereses personales. Las negociaciones se han convertido en una manipulación que termina anteponiendo intereses personales sobre los del colectivo que siempre queda desprotegido.

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