libertad-de-prensa

Por Melchor Benavente

Cuando Daniel Ortega asumió por segunda vez la presidencia de la República, el 10 de enero del 2007, los partidos de la derecha, divididos y derrotados, exclamaron que sobre Nicaragua se cernía el peligro de limitar la libertad de prensa.

Asfixia financiera

Nos obstante, a diferencia de los años 80, cuando el gobierno sandinista censuraba y clausuraba a los medios de comunicación que lee criticaban, fuesen pro imperialistas o no, ahora los sandinistas han utilizado una táctica mucho más siniestra: no cierran medios de comunicación, ni encarcelan, ni persiguen ni matan periodistas, simplemente no les dan publicidad gubernamental, los ahogan financieramente.

El hecho de que los medios de comunicación dependan económicamente de los anunciantes nos indica cuan limitada es la libertad de prensa en la sociedad burguesa. En realidad, no hay medios de comunicación independientes, porque en la mayoría de los casos la línea editorial de un periódico, de un radio noticiero o un noticiero televisivo, depende de quienes pagan los espacios publicitarios para anunciarse.

El derecho de informar y ser informado, se ha transformado en un lucrativo negocio. Y no nos referimos a los periodistas que tienen su propio “caramanchel”, es decir, su propio y reducido espacio dentro de algún gran medio de comunicación, porque estos son trabajadores por cuenta propia, victimas del sistema. Apenas consiguen lo necesario para comer y pagar el espacio que alquilan.

El caso de El Nuevo Diario

Un caso emblemático de cómo la libertad de prensa es una ficción, es la crisis financiera de El Nuevo Diario (END), que lo tiene al borde del cierre total. END surgió en 1980 de una escisión del equipo de periodistas del diario La Prensa, que había dado un giro crítico contra la Junta de Gobierno controlada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), al inicio de la Revolución.

En ese momento, la clase media radicalizada adoraba al FSLN y le apoyaba políticamente. END surgió, pues, como oposición al periodismo reaccionario y pro imperialista del diario La Prensa, pero sin convertirse en vocero oficial del gobierno, pues el FSLN tenía su propio diario Barricada.

Después de 1990, END jugó un papel encomiable denunciando los aspectos más perversos del neoliberalismo en boga: la corrupción, el nepotismo, las privatizaciones, etc. Las críticas y denuncias contra el gobierno de doña Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, le ganaron simpatías y llegó a convertirse en el diario de mayor circulación nacional, vendiendo unos 40.000 ejemplares diarios. Sin temor a equivocarnos, y sin compartir su línea editorial, podemos afirmar que, a pesar del recorte de la publicidad gubernamental, END se mantuvo relativamente independiente de los gobiernos desde 1990 en adelante.

Pero todos sabemos que los periódicos no viven de los ejemplares que venden, sino de la publicidad que obtiene porque, como hemos afirmado, los medios de comunicación son un lucrativo negocio en esta sociedad burguesa.

La crisis financiera

La noticia de más impacto político en la última semana ha sido la crisis financiera de END, y la posible amenaza de cierre total. Como se trata de un negocio, los accionistas mayoritarios, una rama empobrecida de la familia Chamorro, buscó una tabla de salvación en sus antiguas amistades del gobierno sandinista.

Francisco Chamorro, hijo del fundador del END, es militante del FSLN. Bayardo Arce Castaño y Tomas Borge son accionistas de END. Aunque la línea editorial de END ha sido muy crítica al segundo gobierno de Daniel Ortega, los lazos con el sandinismo no se han roto totalmente.

Pero hay un hecho muy particular que molesta al gobierno. Es un secreto a voces que el alma y nervio de El Nuevo Diario es el veterano periodista Danilo Aguirre Solis, quien fue diputado constituyente en 1985, pero después de 1990 rompió con el FSLN y abrazó las posturas del Movimiento de Renovador Sandinista (MRS). Lo que más ha molestado al gobierno últimamente, es la campaña de END en contra de la ilegal candidatura de Daniel Ortega, a quien acusan de haber violentado la Constitución.

¿Capitalistas al rescate?

Cuando se filtró la noticia que END seria comprado por ALBANISA, la empresa de capital venezolano-nicaragüense, controlada por la familia Ortega-Murillo en el poder,  la misma que compró el Canal 8, el Grupo Pellas anunció que compraría el 50% de las acciones de END. La venta casi se había amarrado cuando el Banco de la Producción (BANPRO) anuncio que ofrecería un precio mayor por ese decisivo 50% de las acciones.

La suerte de END está decidida. Independientemente de que grupo empresarial compre y “salve” momentáneamente de la quiebra a END, sea el Grupo Pellas o BANPRO, estos banqueros inescrupulosos terminarán revendiendo las acciones a quien quiere controlar a tan importante medio de comunicación, porque los banqueros han sido el sector que más se ha beneficiado con las políticas neoliberales y jamás van a querer pelearse con el gobierno sandinista. Réquiem in pace: END ha muerto, descanse en paz!!

Hemeroteca

Archivo