Por Oliverio Mejia

El 29 de mayo de 1978 efectivos del ejército masacraban a un grupo de campesinos mayas-kekchis en el municipio de Panzos, departamento de Alta Verapaz durante el gobierno del general Kjell Eugenio Laugerud García. La cifra oficial fue de 30 persona asesinadas. Sin embargo, testimonios de las población local reportan hasta más de 100 asesinados,  así como el gran número de desplazados y heridos que provoco tal masacre.

Antecedentes

Tras la reforma liberal de 1871 el presidente Justo Rufino Barrios, aplico el Decreto 170 (de Redención de Censos) en lo cual expropiaba las tierras comunales indígenas y las que quedaban en manos de la iglesia católica. La aplicación de ese decreto en la cuenca del rio Polochic donde se encuentra el municipio de Panzos, consistió en traspasar por medio del expolio, grandes cantidades de tierras a inmigrantes alemanes y belgas en menor medida, que estaba en posesión de las comunidades Kekchis y Pocomchis, para desarrollar el monocultivo de café y cardamomo en cantidades menores. Estos europeos tenían conexiones con capitales europeos sobre todo alemanes que fortalecían la exportación de estos productos a las capitales europeas.

Con la reforma agraria de 1952 bajo el gobierno de Jacobo Arbenz, las comunidades mayas del Polochic procedieron a organizarse en Comités Locales de Tierra, iniciando un proceso en que fueron beneficiadas en el otorgamiento de tierras que anteriormente estuvieron en manos suyas, pero que habían sido expropiadas por los gobiernos liberales a favor de los grandes finqueros.  Sin embargo tal proceso fue interrumpido por la contrarrevolución de 1954 financiada y organizada por el gobierno de Estados Unidos;  procediendo a devolución de  las fincas a los propietarios privados anteriores y generando una persecución política contra liderazgos comunitarios.

En la década de los 60s del siglo pasado, el Partido Guatemalteco del Trabajo (comunista) inicio un proceso de organización y vinculación con las poblaciones indígenas por la defensa del derecho al acceso a la tierra aunque estaba presente desde la época de la reforma agraria;  por esos años en 1962 se crea el Instituto de Nacional de Transformación Agraria (INTA), que buscaba repartir tierras baldías sin tocar los intereses de los grandes finqueros. En los años 70s, las elites conformadas desde los gobiernos militares – el denominado generalato – empezaron a acumular capital, en lo que se denominó por esas épocas la burguesía burocrática. En ese sentido el ejercito identifico regiones como la del Polochic o la Franja Transversal del Norte, situada más al norte, para la explotación maderera, agropecuaria, petrolera  y minera por medio de concesiones a empresas extranjeras, a partir del Decreto 60-70 del gobierno del general Carlos Arana Osorio.

Las comunidades indígenas junto a la Federación Sindical Autónoma de Guatemala, donde el PGT tenía influencia exigían al INTA la entrega de tierras, sin embargo, ante la negativa de los militares, fueron radicalizando sus exigencias y sus métodos de lucha. Además, se enfrentaron contra empresas como la  Explotación Minera de Izabal (EXMIBAL) de capital canadiense, las petroleras Basic Resource (francesa), las estadounidenses Shenandoah y Gettin Oil Company y  la española Hispanoil, que ubicaban a Guatemala como importante en el proceso de acumulación extractiva.

Por su parte en 1976 inicio la construcción de la Planta Hidroeléctrica Chixoy sobre el rio del mismo nombre, en manos del Estado, finalizada en 1983, con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo, que implico una masacre a varias comunidades en 1978, quienes se oponían a su traslado y la inundación de poblados y sitios arqueológicos mayas.

La movilización campesina alerto a los terratenientes y las empresas extractivas allí asentadas, lo cual llevo a que un contingente militar se instalara en el poblado de Panzos a inicios de mayo del 78, pese a eso las comunidades y FASGUA pensando la buena gestión del alcalde Walter Overdick García, le entregan un documento donde ponen sus exigencias.

La masacre

El 29 de mayo de 1978, para insistir en el reclamo de la tierra y manifestar el descontento ocasionado por los actos arbitrarios de los terratenientes y de las autoridades civiles y militares, campesinos de las aldeas Cahaboncito, Semococh, Rubetzul, Canguachá, Sepacay, finca Moyagua y barrio La Soledad, decidieron realizar una manifestación pública en la plaza de Panzós,  dirigiéndose  a la plaza de la cabecera municipal, cargando sus instrumentos de trabajo, machetes y palos.

Varios miembros del Ejército armados, algunos con ametralladoras, se encontraban en la puerta y también había francotiradores en el techo de la iglesia, el punto más alto de la aldea. El alcalde accedió a hablar, pero solo con cuatro representantes del grupo. Sin embargo, los ánimos estaban crispados y la presencia militar intimidaba, por ende, no se realizó.

Los disparos se realizaron durante unos cinco minutos, fueron hechos por las armas de reglamento que portaban los militares, así como las tres metralletas ubicadas a las orillas de la plaza. Varios campesinos hirieron con machetes a varios soldados, ningún soldado fue herido por arma de fuego. De inmediato, el Ejército cerró las principales calles de acceso y un helicóptero del Ejército sobrevoló el pueblo antes de recoger a los soldados heridos

Después de la masacre, los militares prohibieron entrar a la plaza. En la tarde, autoridades municipales ordenaron levantar los cadáveres,  metiéndoles en el recipiente trasero de un camión azul de la municipalidad. Los llevaron a un lugar cercano al cementerio público y, con un tractor ―posiblemente de propiedad del terrateniente Flavio Monzón― cavaron un hoyo, donde colocaron los cuerpos. Muchas de las personas que huyeron del lugar de los hechos se refugiaron en el barrio La Soledad, pero hasta allí los persiguieron los soldados, maltratando a los que encontraba en su avance. Otras personas, malheridas, murieron en la huida y sus cadáveres fueron encontrados más tarde en potreros o ahogados en el rio Polochic.

Repercusiones

Panzós quedó ocupada por el Ejército después de la masacre, registrándose un aumento considerable del número de soldados destacados en el pueblo. Por espacio de varias semanas los pobladores no regresaron a sus casas.

La masacre causó un gran impacto nacional e internacional, el 1 de junio de 1978 se realizó una numerosa manifestación de protesta en la capital, encabezada por la Asociación de Estudiantes Universitarios conocida como la Marcha de los Paraguas. Se demandó el acceso a Panzós de una comisión estudiantil, de la Cruz Roja y de la prensa nacional e internacional.  A partir de la masacre el Ejército inició en el Valle Polochic una represión selectiva contra los líderes comunitarios que reivindicaban tierras, activistas sociales y así también contra guías espirituales mayas.

Un comando armado vinculado al PGT de la Comisión Militar de este como mecanismo de venganza,  ataco en los días siguientes un convoy militar en la Ciudad de Guatemala, esta acción que no fue reconocida por el comité central de ese partido provoco un cisma al interior de la organización comunista, generando que importantes elementos del ala militar de tal partido, se separaran de ésta, creando una facción que se denominaba del partido pero realizando acciones armadas contra las fuerzas represivas del Estado.

Se puede considerar que esta masacre junto a la de las comunidades afectadas por la hidroeléctrica sobre el rio Chixoy ya mencionada, fue el preludio del accionar asesino del ejército. Aunque eso materializo en 1980, con la masacre e incendio de la embajada del Reino de España contra campesinos del occidente del país ligados al Comité de Unidad Campesino, que paradójicamente denunciaban la represión militar. A finales de 1981 en el gobierno militar de Romero Lucas García primero y en los gobiernos golpista militar de Efrain Rios Montt, la masacre contra población civil aumento.

Esto a la par de que la movilización popular adquirió vistos insurreccionares en el gobierno de Lucas García sobre todo en 1979 y 1980, pero fue derrotado por la represión y por los errores de la conducción política comandadas por el PGT y las direcciones guerrilleristas. Lo que dio paso a la acción descarnada contra las bases insurgentes campesinas e indígenas sobre todo ligados al Ejército Guerrillero de los Pobres, entre ellos el llamado genocidio ixil,  en el gobierno  de Rios Montt.

Acciones penales posteriores

El 29 de mayo de 1997, 19 años después de la masacre, el Comité de Viudas de la zona presentó la denuncia ante el Juzgado de Paz de Panzós. Pero hasta 2011 que Juzgado Primero de Alto Riesgo abre la etapa de instrucción convocado a testigos entre ellos el ex alcalde de la época Overdick, posteriormente no ha avanzado el proceso penal.

Por otra pare se realizó la exhumación de las víctimas de Panzós en septiembre de 1997, entregando un informe en junio de 1998 de parte de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala, en su momento el personal de esta instancia civil denuncio amedrentamiento de ex miembros de las Patrullas de Autodefensa Civil de Panzos. Además, se recibieron siete declaraciones de testigos presenciales, en la elaboración de ese informe no hay sindicados de los hechos. 

En el Informe forense consta el hallazgo, en dos fosas, de 35 osamentas. De estas, sólo se logró la identificación tentativa de dos, debido a su mal estado de conservación o a la escasa información ante mortem disponible. La gran mayoría de los restos analizados correspondieron a personas de sexo masculino (26 masculinos y 3 posibles masculinos), la edad de la mayoría se situaba entre los 19 y los 29 años. De las osamentas encontradas, sólo dos presentaban heridas de proyectil de arma de fuego evidentes, pero sobre la base de la interpretación de las placas de rayos X se pudo determinar que 18 osamentas, esto es el 51% de las encontradas, presentaban fragmentos de proyectil de arma de fuego.

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