Por Maximiliano Cavalera
A finales de abril y en el transcurso del mes de mayo de 1954, el Litoral Atlántico de Honduras vio cómo se desarrollaba uno de los acontecimientos más importantes en la lucha de clases de este país. Los trabajadores bananeros iniciaron una huelga general que trastocaría el desarrollo político del país. Esta lucha tuvo una enorme importancia, ya que consiguió conquistas laborales y civiles que perdurarían más de 50 años, siendo estas las principales conquistas obtenidas por los trabajadores en la historia de Honduras. A los 60 años del inicio de esta gesta heroica de los trabajadores bananeros, es importante rescatar su legado histórico, especialmente cuando nos encontramos ante la embestida brutal de un gobierno nacionalista que poco a poco nos arrebata las conquistas laborales y civiles que ellos consiguieron con una férrea lucha en contra de la sobreexplotación. A 60 años del inicio de la huelga del 54, los revolucionarios centroamericanos rescatamos el legado histórico y los métodos de lucha de este heroico proletariado.
El enclave Bananero
Centroamérica en su conjunto tuvo ejes de explotación masiva de los trabajadores; se puede decir que estos ejes fueron la minería y ferrocarriles, artesanos y obreros fabriles, el enclave bananero, etc. En el caso de Honduras, el modelo a seguir fue el desarrollo del enclave bananero. El comercio del banano inicia en Jamaica en junio de 1870 cuando productores vendieron al capitán norteamericano Barker unos racimos que éste comerció en Nueva Jersey; las ganancias fueron rotundas, se ganó el 100%. En el caso de Honduras, los primero cultivos se concentran en Roatán en 1860 y se exportan a Nueva Orleans. Para el siglo XX Centroamérica es irrumpida por las grandes trasnacionales bananeras, compañías como la Standard Fruit Company y la United fruit Company se apoderan de nuestras zonas caribeñas: “En los años que precedieron a la crisis mundial de 1929-1930, los ingresos obtenidos del café y el banano representaban casi el 90% de los que producía la exportación en Costa Rica, Guatemala y El Salvador, y el 70% en Honduras y Nicaragua (donde la extracción de oro y plata seguía siendo importante).” (La Piel de Centroamérica: una visión epidérmica de setenta y cinco años de su historia / Edelberto Torres Rivas). Pasada la II guerra mundial, el boom económico de la post guerra impulsa un cambio en los modelos económicos. En el caso de Honduras, los gobiernos, tanto nacionalistas como liberales desarrollaron una enorme dependencia económica de los enclaves bananeros, propiciándoles un clima agradable sin leyes laborales, con incentivos fiscales y concesiones.
La clase obrera
Para lograr explotar sus concesiones, las empresas bananeras tienen que contratar una enorme masa laboral que trabaja en condiciones de sobreexplotación y miseria: “Al principio eran varias compañías, luego las más grandes fueron absorbiendo a las pequeñas, hasta que quedaron solo dos grandes: La Standard Fruit Company en el Bajo Aguán y la Tela Railroad Company en el Valle de Sula (…) La Standard Llegó a tener caso 12 mil trabajadores y la Tela tuvo más de 27 mil trabajadores” (El silencio quedó atrás: testimonios de la huelga bananera de 1954, Marvin Barahona). Toda esta explotación sobre la enorme masa laboral produjo expresiones de huelga, pero nunca tan organizadas. Las huelgas más importantes iniciaron 1916, en la Cuyamel Fruit Company donde hubo una huelga de trabajadores que brilló por el silencio de la prensa de la época. En 1920 en la Vaccaro Bros. Co. los trabajadores se declararon en huelga reclamando mejoras salariales. El Gobierno declaró el estado de sitio en la zona, para septiembre los trabajadores se reincorporan a sus labores. En 1925 hubo una huelga en las plantaciones de caña de la Cuyamel que contó con el apoyo de los trabajadores de las otras compañías bananeras.
Para 1930 en La Ceiba estalló una huelga, el gobierno declaró el estado de sitio y reprimió a los trabajadores. Poco a poco y a través de años de lucha, en los enclaves se va madurando la conciencia de la clase trabajadora. Durante la dictadura Cariista se siguen dando huelgas, aunque son reprimidas. En 1944 hubo una gran manifestación en san Pedro Sula que se convirtió en una masacre. La protesta estaba encaminada a denunciar los excesos de la dictadura exigiendo libertades democráticas. Durante la dictadura, liberales y comunistas eran asesinados y exiliados, la represión fue la antesala para que la huelga del 54 estallara con las magnitudes con que aconteció.
En 1954 la economía hondureña presentó leves mejorías, el fin de la dictadura Cariista dio paso al gobierno reformista de Juan Manuel Gálvez. La gestión de Gálvez inició un plan de reformas económicas y una pequeña diversificación económica amentando las exportaciones de café y manufactura nacional. Pero estas mejoras económicas no se tradujeron en un mejor nivel de vida de los trabajadores, sino todo lo contrario: “En 1954 era obvio, que los beneficios del crecimiento económico no favorecían a la mayoría de la población hondureña; por el contrario, los trabajadores urbanos se quejaban cada vez con mayor intensidad, incluso en los años que precedieron al de 1954, por las miserables condiciones en las que vivían. Los salarios se habían estancado y su capacidad adquisitiva se había reducido drásticamente. La espiral inflacionaria, que recrudeció en los primeros meses de 1954, intensificó la protesta de los trabajadores urbanos y reavivó sus interés por la organización laboral.” (Ídem) Cualquier parecido a la realidad que vive Honduras en estos años, es pura coincidencia.
La huelga de 1954
1954 fue un año bastante convulso. En Honduras los partidos liberal y nacional llegan a un impase electoral al no obtener ninguno de los dos una amplia mayoría en las elecciones. Como se ha vuelto costumbre, en la segunda vuelta el fraude fue la receta perfecta para la burguesía. Lozano Díaz, en ese momento presidente de la República, disolvió el parlamento apoyándose en las fuerzas armadas. Ese mismo año la CIA planifica un golpe de Estado contra el presidente de Guatemala Jacobo Arbenz. El gobierno hondureño apoya los planes de la CIA prestando todo el apoyo posible a la invasión contra el gobierno de Guatemala.
Como en la época de los huracanes, las fuerzas se van acumulando hasta que la energía tiene que liberarse de manera estrepitosa; así la explotación hace que los trabajadores lleguen a un punto en que tienen que desprenderse de toda esa humillación y odio de clase acumulado. Periódicos como Voz Obrera y Vanguardia Revolucionaria, editada por el Partido Democrático Revolucionario Hondureño (PDRH) venían realizando trabajos de concientización a los trabajadores. Según algunos informes, la propaganda de la izquierda lograba distribuir 7,000 periódicos semanales. La propaganda llamaba a los trabajadores a organizarse en sindicatos, a exigir la legalización de la jornada de 8 horas, seguridad social, etc.
El 28 de abril de 1954, unos trabajadores de carga presentan una lista de reivindicaciones laborales a la compañía bananera. La Tela Railroad Company, subsidiaria de la United Fruit Company, rechazó el pliego petitorio ocasionando que el 29 de abril se realizara una asamblea de trabajadores, que fue acompañada de la solidaridad de trabajadores delegados de otros departamentos. Al día siguiente la asamblea de unos mil trabajadores decidió hacer una manifestación pública para conmemorar el día internacional de la clase trabajadora.
Efectivamente la movilización se realizó ese 1ro de mayo, congregándose en el parque Ramón Rosa. Ahí, en esa asamblea se leyó la declaratoria de huelga.
De a poco otros sectores se van sumando a la huelga de los trabajadores bananeros. El 5 de mayo la tormenta llegaba al otro monopolio bananero, la Standart Fruit Company en donde los trabajadores se suman al paro general plegándose a las demandas de los huelguistas. Para Julio las los paros se habían propagado por toda la Costa Norte Hondureña en fábricas, aserraderos, ingenios de azúcar y minas. Desde 7 de mayo los estudiantes de la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH) se habían adherido a la huelga y trabajaban en solidaridad con la misma.
El 17 de mayo se constituyó el COMITÉ CENTRAL DE HUELGA que se encargaría de coordinar alrededor de 35,000 trabajadores con representantes de distintos distritos bananeros: Tela, Cortes, El Progreso, La Lima y Batán. En el caso de la ciudad de El Progreso se creó el fenómeno pre embrionario de poder dual, es decir que se formaron comités de apoyo, de vigilancia, los trabajadores regían la localidad.
Enseñanzas
En la Lima la intervención de la compañía y el gobierno, favoreció que quedase electo el maestro Manuel de Jesús Valencia, dirigente de formación anticomunista. En La Ceiba la compañía logró un acuerdo separado con los trabajadores, que se reincorporaron al trabajo. En El Progreso la compañía y el gobierno combinaron represión con negociación para debilitar y derrotar la huelga. Para el 9 de Julio los trabajadores, acosados por la represión y agotamiento, terminaron firmando un acta que no cumplía con las exigencias de los trabajadores bananeros.
Hoy más que nunca debemos recordar las enseñanzas de la huelga del 54, ya que solo las masas organizadas son capaces de rescatar las conquistas laborales que nos heredaron aquellos heroicos trabajadores. El seguro social, las leyes laborales que nos quiere arrebatar este gobierno son las que los trabajadores, campesinos y estudiantes debemos defender tomando como ejemplo la huelga del 54.