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Por Victoriano Sanchez

El golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya fue ejecutado el 28 de Junio. En los cincos meses que transcurrieron desde la ejecución del golpe de Estado hasta la realización de las elecciones espurias el 29 de Noviembre, el conjunto de la izquierda Hondureña, salvo honrosas excepciones, perdió la brújula política, mantuvo ilusiones en el proceso electoral controlado por los golpistas y hasta sostuvo actitudes abiertamente oportunistas.

La inscripción fue un triunfo, pero…

Una novedad en el proceso electoral que acaba de finalizar fue la inscripción de la candidatura independiente encabezada por el dirigente sindical Carlos H Reyes, y conformada por Bertha Cáceres, Nidia Hernández y Carlos Amaya, como designados presidenciales.

Antes del golpe de Estado del 28 de Junio, la recolección de 60,112 firmas y la lucha por inscribir candidatos independientes representó un gran logro de la izquierda y del movimiento popular. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) controlado por los golpistas se vio forzado a inscribir el día 2 de julio la candidatura independiente encabezada por Carlos H Reyes, porque reunió todos los requisitos de manera limpia. No obstante, el TSE estaba particularmente interesado en demostrar que aun después del golpe de Estado la democracia se fortalecía en Honduras, inscribiendo, además de la candidatura de Carlos H Reyes, otras 14 candidaturas independientes.

Pese a esa falsa “amplitud” democrática de los golpistas, el golpe de Estado cambió dramáticamente la situación política de Honduras. Las condiciones de participación electoral no eran iguales a las anteriores. Desde el inicio de la campaña electoral el 31 de agosto, cuando el país estaba militarizado y la represión se hacía sentir en las calles, la candidatura independiente de Carlos H Reyes mantuvo una posición ambivalente, vacilante, que avanzaba y retrocedía al mismo tiempo.

Los comunicados ambiguos

En el Comunicado No 1 del 14 de Agosto afirmaba que era “tarea fundamental del pueblo hondureño: la derrota del golpe militar, la restitución del presidente electo Manuel Zelaya Rosales y la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente libre, democrática y soberana que siente las bases para la Refundación de la República”. Sin embargo, al mismo tiempo planteaba “que se mantiene la Candidatura Independiente Popular a la Presidencia” y “que los candidatos no golpistas a todo nivel de elección popular se retiren del proceso electoral si se mantiene la dictadura”.

Esta ambigüedad era comprensible, no justificable, porque en cualquier momento podía caer el gobierno de Micheletti, recordemos que en ese momento crecía la movilización popular contra el golpe de Estado.

En el Comunicado No 2 del 28 de septiembre, cuando Manuel Zelaya ya se encontraba en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, la candidatura independiente encabezada por Carlos H Reyes manifestó lo siguiente: “Todos los conspiradores, apuestan a las elecciones (…) Cualquier diálogo previo al proceso electoral de noviembre tiene que tener por premisa la restitución al Orden Constitucional sin condiciones y de inmediato. Un diálogo solamente para legitimar las elecciones sin volver al orden constitucional es una trampa”.

Pero nuevamente observamos la ambigüedad cuando afirmaban que “continuamos de manera urgente un proceso de análisis y consulta entre simpatizantes y estructuras organizativas para decidir el retiro de la Candidatura del proceso electoral de no haber restitución del Orden Constitucional porque para nosotros la Constitución NO es “pura babosada”.

Ante las tremendas vacilaciones, el TSE emplazó a la candidatura independiente que encabeza Carlos H Reyes a que definiera si  participaba o no en el proceso electoral. Mediante carta dirigida al TSE, con fecha 21 de Octubre, Carlos H Reyes reafirmó su participación condicionada: “me permito ratificar a Uds. mi voluntad de participar en el mismo, si se restituye el orden constitucional”. Pese a las críticas sobre las condiciones de represión, de las que el mismo fue víctima, reconoció que “la restitución del orden constitucional está en proceso (…) Mientras el proceso de diálogo no se agote, la restitución del orden constitucional es una posibilidad real y, con ello, la legitimidad del proceso electoral. En esta línea de pensamiento, la Candidatura Independiente Popular a la Presidencia de la República continua en el proceso electoral, pero a la espera de que concluya el dialogo citado”.

En esa oportunidad, la candidatura independiente confirmó que participaría en las elecciones generales del 29 de Noviembre, integrando los tribunales electorales.

El reaccionario Acuerdo de Guaymuras

La candidatura independiente encabezada por Carlos H Reyes siempre condicionó su participación activa en las elecciones a la reinstalación de Manuel Zelaya en el poder. En cierta medida cayó en el engaño de ligar la restauración del orden constitucional a la reinstalación de Manuel Zelaya. Las posibilidades de que Manuel Zelaya sea reinstalado en el poder son mínimas, pero en el hipotético caso que llegara a ocurrir el 2 de Diciembre, esto no significa que la democracia en Honduras ha sido restaurada.

El problema fue que con las posiciones ambiguas, y con su participación pasiva durante cuatro meses de proceso electoral, la candidatura independiente estaba contribuyendo a lavarle la cara al golpe de Estado.

La izquierda mantuvo ilusiones en las elecciones

La mayor parte de la bases del Frente Nacional de Resistencia creyeron que una vez reinstalado en el poder el presidente Manuel Zelaya, con la candidatura independiente encabezada por Carlos H Reyes, por un lado, y la candidatura presidencial de Cesar Ham y las candidaturas a diputados del Partido Unificación Democrática (UD) por el otro lado, se podía obtener una importante cuota de poder, de cara a continuar la lucha por la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente y obtener una mejor correlación de fuerzas para enfrentar al próximo gobierno.

Si, era bastante probable que muchas de las miles de personas que se movilizaron contra el golpe de Estado, votaran por cualquiera de estas variantes de izquierda, y se obtuvieran algunas diputaciones y alcaldías.

No obstante, el precio de esta maniobra oportunista hubiera sido que la oligarquía, el imperialismo y demás fuerzas de la contrarrevolución, podrían respirar tranquilos porque el objetivo de abortar el proyecto reformista encabezado por Manuel Zelaya, fue cumplido con la colaboración de la izquierda.

Los verdaderos objetivos

No obstante, este panorama feliz fue abortado con el incumplimiento del Acuerdo de Guaymuras por parte de Micheletti, quien alargó el proceso de cumplimiento del punto relacionado con la reinstalación de Manuel Zelaya en la presidencia. Y con ello se quebraron las posibilidades de que la izquierda capitalizara electoralmente las movilizaciones de la resistencia.

Y es que el imperialismo norteamericano y la oligarquía hondureña dieron el golpe de Estado del 28 de Junio con el objetivo claro y preciso no solo de extirpar a Manuel Zelaya del poder ejecutivo, sino también de evitar que la alianza entre el Melismo y la izquierda mantuviera una fuerte representación en el Congreso Nacional, capaz de incidir en la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Hicieron creer que estaban interesados en que sectores de la izquierda participaran en las elecciones, pero en realidad el objetivo era evitar que la fuerza social de la resistencia quedara plasmada en diputaciones, alcaldías y demás instituciones del Estado.

La izquierda hondureña y la candidatura independiente en particular fueron ingenuos en creer en los cantos de sirena del TSE, que llamaban insistentemente a participar en el proceso electoral, mientras la brutal represión en las calles evitaba realizar la más mínima reunión proselitista.

Las bases impusieron el boicot electoral

La candidatura independiente mantuvo hasta el último momento la tesis de que si reinstalaban a Manuel Zelaya, participaban en las elecciones. Ya para el 8 de Noviembre esta posición resultó insostenible. La candidatura independiente convocó a una consulta escrita y el 95% de las bases se manifestó en contra de la participación en las elecciones.

Siempre ocurre así, que las masas perciben mejor la realidad que los dirigentes políticos. Fue hasta que se realizó la consulta y que la reunión del Frente Nacional de Resistencia decidió retomar el llamado de boicot electoral, lanzado por Manuel Zelaya como un grito impotente ante el incumplimiento del Acuerdo de Guaymuras que el mismo forjó, fue hasta entonces que, cuando todos comprendieron la magnitud de los verdaderos objetivos del golpe de Estado, que la candidatura rindió su rey y declaró solemnemente que se retiraba de las elecciones.

El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) aplaudió tan valiente pero tardía decisión, pero es hora de hacer un balance para educar a la vanguardia revolucionaria y reiniciar la lucha en mejores condiciones.

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