Por Carlos M. Licona

Fue un 28 de junio del 2009 que doña Xiomara Castro, ahora, presidenta de la República de Honduras, inició una lucha junto al pueblo que la terminó catapultando a la arena política, sufrió por sí misma la férrea represión del régimen post golpe, creándose automáticamente una aureola de esperanza para el pueblo y que se ha materializado con la asunción del Partido LIBRE en la administración del Estado.

Los tentáculos de los poderes económicos que siguen conspirando para lograr el control del Congreso Nacional siguen moviéndose para mantener a salvo sus pretensiones en este poder del Estado, y que, aunado al control de la Corte Suprema de Justicia les permitirá seguir decidiendo para beneficio propio. El conflicto político interno en el Partido LIBRE, entre  los diputados afines a doña Xiomara y los diputados disidentes que se han aliado con el  Partido Nacional para elegir la Junta Directiva, no ha sido impedimento para que se desbordara la alegría de la población el día de la toma de posesión.

Desde la noche anterior a la toma de posesión, muchos ciudadanos han acudido al Estadio Nacional, en la ciudad capital, para poder ingresar y ser parte de este momento histórico que pone fin a una dictadura de una banda criminal que gobernó el país durante 12 años. La factura pagada por el pueblo en esta etapa trágica ha sido muy onerosa y los nuevos funcionarios del gobierno de LIBRE deben tomar medidas económicas salomónicas que ondulen entre; mejorar los indicadores macro económicos por un lado, y  por el otro, lograr que las familias hondureñas mejoren su capacidad adquisitiva para reactivar la economía interna, hundida por la narco dictadura al haber disparado los índices de inflación y haber saqueado el país.

Un país en bancarrota

Debido al conflicto político del Congreso Nacional, la juramentación de doña Xiomara Castro fue hecha por la Jueza Karla Rivera, acto seguido, la primera mujer presidenta de la república brindó un discurso categórico, amplio y esperanzador. Manifestó que “El Estado de Honduras ha sido hundido estos últimos 12 años y lo recibo en bancarrota, el país debe de saber qué hicieron con el dinero y dónde están los 20 millones de dólares que sacaron en préstamos, mi gobierno no continuará a la vorágine de zaqueo que ha condenado a las generaciones de jóvenes a pagar la deuda que contrajeron a sus espaldas, debemos arrancar de raíz la corrupción de los 12 años de dictadura; tenemos el derecho de refundarnos sobre valores soberanos, no sobre la usura y el agiotaje… La catástrofe económica que recibo no tiene parangón en la historia del país…”.

Una realidad que nadie desconoce y que nos presenta un panorama entre la felicidad y la tragedia, la felicidad por que la dictadura ya se fue y entre la tragedia por que los funcionarios economistas deben hacer magia para no seguir golpeando al pueblo y que lo prometido por doña Xiomara se cumpla. Al parecer, la gran carga tributaria -solución que ya se evidencia- recaerá sobre la clase asalariada, en el primer punto del ofrecimiento de su discurso, doña Xiomara ha dicho “Que más de 1,000,000 de familias que viven en pobreza y consumen menos de 150 kilowatts por mes, a partir de este día no pagarán más la factura del consumo de energía; la luz será gratis en sus hogares, como esta decisión significa un costo más para la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, los altos consumidores deberán asumir un precio a su factura para subsidiar la energía que daremos gratis a los pobres de Honduras”. Por lógica, se entiende que en aquellos hogares que viven en los cordones de miseria es donde no se cobrará la energía eléctrica, porque en las casas con condiciones básicas, que generalmente son familias asalariadas, el consumo de energía anda por arriba de los 150 kw.        

Detener la inflación y mejorar salarios

El gobierno que ha iniciado doña Xiomara Castro debe detener el aumento de los precios de los productos de la canasta básica y que se han disparado desde el mes de diciembre, mejorar los salarios de los trabadores debe ser una medida inmediata, no permitir el atraco que se le hace a la población a través del alto costo de los combustibles, y sobre todo; detener la devaluación de la moneda. Si la población pagó el alto costo del golpe de Estado del 2009, ahora, corresponde a la empresa privada y a los multimillonarios corruptos acarrear con el alto costo de un país en bancarrota que ha dejado la narco dictadura.

Hemeroteca

Archivo