Por Sebastián Ernesto González
El 28 de noviembre se realizan las elecciones generales del país, en la misma se elegirán 128 diputados, 298 alcaldes, 20 diputados al PARLACEN y al presidente del ejecutivo en el periodo 2022-2024. El actual régimen va con todo por volver a imponerse nuevamente en estas elecciones llevando como candidato a Nasry Asfura. La población cifra esperanzas que, mediante el voto directo en las urnas se termine con la dictadura, a pesar de que en el 2017 fue infructuoso por el mega fraude realizado y que se conoció como “Los votos rurales” imponiendo al dictador por un periodo más. De nada sirvió que la población se volcara a las calles si días después el candidato presidencial, Salvador Nasralla, traicionó al pueblo dejándolo solo en las calles y nuevamente, los mártires y la represión la pagó toda la clase luchadora que se atrevió a desafiar la estructura golpista y delincuencial.
Ultraderecha se alinea con Nasralla
El proyecto inicial de Salvador Nasralla surgió después del acuerdo de Cartagena en que se permitía al ex presidente Manuel Zelaya retornar al país en el 2011 y formar un nuevo partido político (Libertad y Refundación, LIBRE). Mientras que el Partido Anticorrupción (PAC) de Nasralla fue fundado a inicios del 2012, con el exclusivo propósito de contrarrestarle caudal electoral al partido LIBRE.
Antes del 2012 la vida política de Nasralla se limitaba a realizar escuetos comentarios en medio de sus programas en que criticaba al gobierno de turno, sin embargo, los intereses de la empresa en la que sigue laborando siempre han estado profundamente ligados a contratos multimillonarios con el gobierno y fueron uno de los principales medios de comunicación muy mediáticos que apoyaron y financiaron el golpe del 2009.
El objetivo de los golpistas se alcanzó a medias en el 2013, con un partido Liberal hecho añicos pero que logró sobrepasar la votación de Nasralla y un partido LIBRE que pasó a ser la segunda fuerza política del país, casi doblando la votación de Nasralla que apenas logró un cuarto lugar.
En el 2017, por caprichos e ingenuidad de Salvador Nasralla, este terminó perdiendo la conducción del partido PAC y aceptó la candidatura en una alianza con el partido LIBRE. Sin embargo, la ultraderecha movió sus piezas de ajedrez y evitó que el partido Liberal dirigido por Luis Zelaya se uniera a la alianza y que garantizara un triunfo de LIBRE con Salvador a la cabeza, de esta forma, el fraude se impuso y la revuelta de la población no se hizo esperar, muy pronto, Nasralla dio un nuevo giro en su inestable vida política y no tuvo que hacer de mucho esfuerzo para agenciarse del repudio de la población que le apoyó en las elecciones.
En las elecciones de noviembre, Nasralla va como candidato de un nuevo partido “Salvador de Honduras”, poco a poco la ultraderecha golpista y la oligarquía del país le van copando los espacios con personajes mediáticos como las doctoras Suyapa Figueroa y Ligia Ramos, el presentador y director de noticias de la misma empresa en que trabaja Nasralla, Renato Álvarez, periodista que también ha destilado mucho veneno en contra de la población que ha salido a luchar, esta semana también se le ha sumado el empresario del norte, Pedro Barquero. Es de recordar que la doctora Suyapa Figueroa en el 2019, en la lucha de la plataforma lanzó línea de “no queremos políticos”, ahora, dos años después va como candidata a diputada en el partido de recomposición de la ultraderecha. Pero también están en ese proyecto la célebre diputada Doris Gutiérrez y la ex candidata a designada presidencial de Xiomara Zelaya en el 2013, Juliette Handal, ex presidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP).
El dilema del sector que se desprende del régimen del juanorlandismo, es como evitar que el partido Libertad y Refundación (LIBRE) gane en noviembre, pero a la vez, que no gane el candidato oficialista, Nasry Asfura. En realidad, no les importa quien gane entre Xiomara y Nasry, están muy claros que Salvador Nasralla no ganará, además de que están claros que la figura de Nasralla les plantea un proyecto que va a largo plazo donde él deja de ser figura, desde ya deducen, que el siguiente gobierno será muy débil y que tendrá una papa muy caliente en las manos, su objetivo es dejar un congreso nacional muy dividido que vuelva muy complicada una negociación, de esta forma, pasen rápido 4 años mientras preparan un prospecto para el siguiente proceso.