Por Carlos M. Licona
Hoy se cumplen 11 años del crimen contra el maestro José Manuel Flores Arguijo, fue un martes por la tarde, él se encontraba en su centro de trabajo en la colonia El Pedregal, de la ciudad de Comayagüela y le tendieron una emboscada dentro del mismo instituto. Sus armas fueron los marcadores de pizarra y los lápices.
El crimen al igual que la mayoría de los que sucede en este país ha quedado en la impunidad, los entes investigadores nunca dilucidan el caso y al final se pierden en el archivo del olvido. No es casual que la impunidad haya invadido a los criminales si los tentáculos de la delincuencia y de la misma represión desatada por el estado se han movido con la venia de un narco estado.
¿Quién fue José Manuel Flores Arguijo?
Fue un maestro de Ciencias Sociales y desde joven se entregó a la defensa de los derechos del pueblo, su proceso de líder estudiantil y docente le fueron moldeando hasta adquirir formación ideológica revolucionaria, fue dirigente estudiantil y miembro de la Junta Directiva del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras (COPEMH) en el periodo 1999-2001. La lectura y su permanente lucha contra el sistema lo acercó al Partido de los Trabajadores (PT), donde fue militante y dirigente y desde ahí participó como candidato a diputado en la alianza del Partido Unificación Democrática (UD) con sectores populares en el 2005 y que impulsó la candidatura del doctor Juan Almendares Bonilla.
Fue partícipe de la fundación del Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) en el 2009, meses antes del golpe de estado. Sus artículos y su actividad permanente fueron motivo para que se le asesinara el 23 de marzo del 2010. De forma conspirativa, le llamaron dentro del mismo colegio hasta conducirlo a la parte trasera de las instalaciones, donde el sicario con un pasamontaña puesto en su rostro le disparó sin titubear, enfrente de los alumnos que se encontraban en el lugar. Esos meses fueron álgidos en la situación política del país y muchos compatriotas pasaron a engrosar la lista de los mártires del país que entregaron su vida oponiéndose al golpe de estado y a la dictadura instaurada desde enero del 2010 y encabezada por Porfirio Lobo.
La memoria histórica para mantener vivos los principios revolucionarios
Paradójicamente, en estos once años de lucha, se ha dado un retroceso en el nivel de conciencia de la población, hubo un avance en la lucha contra el golpe de estado, pero sistemáticamente han ido conduciendo el ímpetu de las protestas al desgarramiento en la lucha electoral, de tal forma que, en los actuales momentos los asesinatos se comenten a diario con palabras venenosas vertidas por los mismos compañeros con los que se salía a las calles y que en aquel tiempo condenaban y repudiaban los medios “tarifados” de comunicación, mal llamada “prensa mediática”. Manuel Flores se retuerce los huesos que aún quedan de su cuerpo, o bien, se tira las carcajadas que solía hacer sarcásticamente cuando las personas ingenuamente hacían lo infantil o lo contrario a lo que se tenía que hacer.
En estos tiempos en que una nueva generación de jóvenes es incomparable en el uso del micrófono, redes sociales o en las actividades de satisfacción corporal, se vuelven una necesidad histórica los dirigentes y líderes formados en el fragor de la guerra fría en las décadas de los setenta y ochenta y ya destinada a desaparecer. El inexorable paso del tiempo devora lo tangible y las ideas y nos enfrenta a nuevos dilemas: en Honduras, a superar puestos de elección popular y elevar cada gota de sangre de los mártires por sobre las ambiciones de individuos o grupos oportunistas.
Honduras necesita ser refundada, sin embargo, lo que fue el Frente Nacional de Resistencia Popular -del que Manuel Flores fue miembro y vio fundar desafiando a las tanquetas del ejército enfrente de la casa presidencial en el 2009-, ahora, convertido en Partido Político (Libertad y Refundación) con dirigentes hambrientos de riqueza y poder, parecen carroñeros para formar parte del estado cadáver que nos dejará el partido narco nacional.
Se vuelve una esperanza recordar hoy la memoria del profesor Manuel Flores y la de cada mártir en esta lucha sangrienta, su legado debe servir a los que se postulan para dirigir, que la lucha no es contra el compa que corre con nosotros en las calles, la lucha es con el estatus quo y el sistema que muy rápido se engulló a extinto FNRP.
José Manuel Flores Arguijo hoy, en esta carnicería innecesaria, en el aniversario de su asesinato archivado en la impunidad, gritaría: ¡insurrección popular ya!