Por Carlos M. Licona
Muy interesante se volvió el tema educativo en el país, debemos ser el único país en el mundo en que un proyecto de ley para aprobar una “promoción automática” se volvió un motivo que justificaría la suspensión de salarios a casi 60,000 docentes por el resto del año. La dirigencia magisterial al unísono manifiesta estar en contra de tal proyecto de ley porque proviene del Partido Nacional y el único interés que lleva es ahorrarse el dinero que paga a los maestros.
Lo que implicaría no pagarles a los maestros
Para iniciar la macroeconomía del país ha colapsado y la dinámica de ahora en adelante va a ser el atraso de salarios, la microeconomía se refleja en la terrible realidad de los que se ganan la vida diariamente, esa enorme población de la economía informal que ya ni uñas tiene de tanto que se las ha comido, tampoco tienen esperanza de mejorar o de ver la luz en los siguientes meses. El sábado 15 de agosto un representante de las MIPYMI (micro, pequeña y mediana empresas) se pronunciaba de que de nada sirve la apertura económica si los bancos los siguen asfixiando con los cobros. Asumiendo que la dirigencia magisterial tuviera razón y que se le dejara de pagar a los maestros, esto significaría un colapso social y macroeconómico todavía peor de lo que ya está. 60,000 maestros sin recibir salarios dejarían de pagar cuotas hipotecarias y préstamos personales, esto inmediatamente se vería reflejado en demandas al por mayor contra familias que serían desalojadas de sus casas por falta de pago. Pero además de eso se dejaría de cotizar al seguro social, se dejaría de pagar servicios básicos, las colegiaturas de los hijos para los que estudian en instituciones privadas, se dejarían de cotizar al INPREMA y a los colegios magisteriales, de tal forma que las dimensiones de las consecuencias serían estratosféricas y sería inédito en el mundo, esto solo generaría una explosión social que es lo que la dictadura precisamente ha venido evitando para sostenerse en el poder.
La realidad en el contexto educativo
Soy docente de aula de la asignatura de matemática, trabajo en el sexto grado de básica y con décimo de educación media, desde abril vengo elaborando mi propio material que envío por WhatsApp y desde el mes de junio también lo imprimo para llevárselo a 8 alumnos del sexto grado que no tienen celular o acceso a internet. Aclaro que tanto en media como en básica elaboro el material de tal forma que al alumno no le quede ninguna duda si lo leyera concentradamente, principalmente en matemática.
De los de bachillerato, donde solo imparto matemática apenas el 21% tiene nota asignada con promedio del primer semestre, no tengo ni idea de que va a ocurrir con el 79% restante. De los de sexto grado donde imparto todas las asignaturas, podría asegurar que menos del 10% cumple a cabalidad con los objetivos trazados que coinciden con los enviados por el ministerio de educación.
Tanto el colegio como en la escuela donde laboro el alumnado pertenece a familias marginales, donde muchas de ellas viven del diario a diario y de los que rascan por cualquier lado, hay que recordar que los contextos del alumnado son muy diversos, no es lo mismo comparar alumnos del CIIE con alumnos de las orillas de las ciudades o con alumnos del área rural. De tal forma que hay dos factores que intervienen directamente en el quehacer educativo en este confinamiento; el primero es el nivel académico de las madres y padres de los educandos y el segundo es la falta de recursos para tener acceso a las plataformas virtuales. Pero hay otro asunto más que interviene, el grado de objetividad o subjetividad al hacer una evaluación virtual, para asignar una calificación cuantitativa se deber ser muy objetivo para evaluar, y la educación pública es la menos indicada para hablar de evaluación cuantitativa cuando la gran mayoría de los educandos precisamente no tiene las herramientas necesarias, caso diferente a las instituciones privadas donde los educandos si cuentan con el acceso y la computadora.
De ahí que el porcentaje de desvinculación del alumnado con las clases virtuales deben andar en más del 70% y no ronda el 50 % como se cree o se pretende hacer creer.
La equivocación de las dirigencias
En esta ocasión las dirigencias de los colegios magisteriales lograron la unidad (¡aplausos para ellos!) para oponerse frontalmente al decreto de promoción automática, bajo el supuesto de que el gobierno no va a pagar salarios. Mismo discurso que todos los presidentes repiten como los vendedores de dulces que se suben a los buses, cuando el discurso debe ser orientado al cómo insertar a ese enorme porcentaje de alumnos que se han desvinculado de las clases virtuales desde el mes de marzo, cómo lograr que el gobierno les envíe un bono educativo para motivarlos a regresar, cómo poner en movimiento un plan agresivo de recuperación tal y como se dijo en el editorial del COPRUMH, que curiosamente también su presidente repitió lo de los salarios.
Al parecer, ya que lo único que mencionan las dirigencias es el motivo de tal proyecto, lo que menos importa en la realidad es el nivel de aprendizaje del alumnado, y desde ya se debería de encausar la lucha a que se cumpla la conectividad para llegar hasta noviembre en el esquema virtual con el plan agresivo de recuperación de los desvinculados y asignando en el mes de noviembre una nota simple de “aprobado” a quien cumplió con lo mínimo y de “desertor” al que nunca apareció.
Si a usted de verdad le interesa los alumnos, la preocupación debe ser cómo mejorar la enseñanza virtual y como insertar a los que no están, en noviembre puede hacerse un lavado de conciencia si es que solo le interesaba el salario, que le aseguro siempre se lo van a pagar, eso sí, prepárese porque siempre se lo van a atrasar más.