Por Sebastián Ernesto González

La crisis del COVID-19 ha venido a facilitarle las cosas a la narcodictadura que encabeza Juan Orlando Hernández, la danza de los miles de millones les está llenando furgones tras furgones a los políticos del Partido Nacional y empresarios que han sido parte del poder fáctico que manda en el país desde el golpe de estado del 2009, ahí se incluyen militares, pastores, policías, ONG´S y varios líderes sindicales y gremiales.

La pandemia y la corrupción

Sin lugar a duda que, los sectores más sensibles a sufrir en estas crisis son los más del 60 % por ciento que conforman los pobres en el país, aquellos pobladores que viven de lo que logran diariamente, aquellos marginales que no tienen donde sacar fiado ni donde tramitar un préstamo.

El régimen igual que lo viene haciendo desde hace 10 años, se aprovecha de esta crisis mundial para profundizar sus tentáculos de corrupción y hacen fiesta con el sufrimiento del pueblo. Las bolsas de comida pasaron a mejor vida y con el bono de auxilio se les facilita más aún para hacer estragos con el erario. Las compras de medicamentos, pruebas rápidas para la prueba del COVID-19, productos de higiene, hospitales, instrumentos y maquinaria en general, les cae como anillo al dedo y lo único que sale al público es el escándalo de corrupción. Todo queda ahí y después de 3 días todo se olvida, así como pasó con el saqueo que le realizaron al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y otras instituciones del estado.

Todos los días hablan de leyes y políticas para favorecer al pueblo, sin embargo, el auxilio no se ve por ningún lado, y en todo caso, llega mínimamente a los activistas del partido en el poder.

La población se encuentra impotente, angustiada y desesperada, sin tener oportunidad para salir a buscar oportunidades de trabajo. Aunque el ejecutivo esté accediendo a la petición de la empresa privada para reactivar la economía, es seguro que lo harán para favorecer a los grandes empresarios, siempre en menoscabo de la pequeña y mediana empresa. Reactivar la economía se vuelve de doble filo, al salir la población a las calles a buscar dinero, es más propensa a contagiarse y a ser fuente de contagio, terminando de colapsar el ya muy deplorable sistema de salud pública. Aquellos sectores que no reciben salario o que injustamente han sido despedidos se mueren de hambre en sus casas día a día, con una agonía lenta y asfixiante.

Globo sonda y campaña electoral

Conociendo las artimañas de la narcodictadura para mantenerse en el poder durante 10 años, no es extraño que lancen un globo sonda en primera instancia para seguir en su plan dictatorial. Primero enviaron a los dirigentes cachurecos dentro del Congreso Nacional a dar declaraciones sobre la posible continuidad de su jefe. En las últimas dos semanas han especulado mucho sobre la no elaboración de una nueva tarjeta de identidad y esta semana la ex presidenciable Xiomara Castro de Zelaya, ha pedido que prefiere que las elecciones internas del 2021 no se hagan en marzo si no que, en mayo de ese año, argumentando “con el censo de la corrupción y los fraudes, sería un suicidio ir a un proceso electoral”. A esto hay que agregar el circo que a diario le cuentan al pueblo y crean héroes con pies de barro que muy rápido se deshacen.

Ya van más de dos meses en cuarentena, durante la cual las cadenas nacionales vislumbran las candidaturas en plena campaña de los actores de confianza del “jefe”, son largas presentaciones con discursos insulsos, catastróficos y demagógicos.

Hay algo muy claro, la acusación de conspirar para llevar droga al país del norte y delitos relacionados con armas por el “Tigre” Bonilla, ex director de la Policía Nacional en el gobierno de Porfirio Lobo Sosa, ha puesto nuevamente a temblar a Juan Orlando Hernández y su grupo de allegados, siguen negando que son narcotraficantes y que su único interés ha sido el bienestar del país, pero cada vez que hay uno de ellos acusado en el norte, con la velocidad de un rayo se presentan en New York y siempre terminan culpables, la madeja la van desenredando lentamente por allá, aun cuando el régimen sigue siendo apoyado por el pentágono y el gobierno de Trump.

La única forma que por ahora tienen los jefes de esta narcodictadura para evadir el brazo de la justicia norteamericana es seguir en el poder, es evidente que no escatimarán esfuerzo para lograrlo, y el juego sucio ya lo hacen.

Solo la movilización permanente del pueblo en las calles podrá ponerle fin a esta época de desgracia y cualquier personaje que rehúya a la unidad de la oposición está con la dictadura.

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