Por Rubén Molina

Ha comenzado el día propuesto por el Partido Libertad y Refundación (Libre), para continuar con las protestas y tomas de carreteras a nivel nacional. Se cumple hoy un año entero del fraude electoral, y la dinámica de los partidos de Oposición y el Gobierno no ha sido de una franca batalla, ni mucho menos; pues en el plano del formalismo de las instituciones representativas como el Congreso Nacional, las oposiciones encendidas de hace un año se han apagado a tal punto que ya se vislumbran alianzas oscuras entre el partido de gobierno y los “opositores” de Libre.

Los anuncios de “comandos insurreccionales” que han sido instruidos bajo la fórmula de la “no violencia”, llenan el vacío de un verdadero programa de lucha en contra del gobierno; programa que debería de involucrar las diferentes dimensiones en las que se debe resistir a la dictadura nacionalista: el plano de la lucha popular; que necesariamente conlleva a consensuar un calendario o agenda realista de acciones antigubernamentales como ser movilizaciones, y huelgas generales. El plano de la lucha frontal en el poder legislativo; si bien es cierto que la Oposición aceptó formar parte de la representación en el Congreso Nacional, y anunció con bombos y platillos ser la única voz y opción en contra de los proyectos del Partido Nacional, la discordia otrora salida de los discursos de los diputados opositores ha ido menguando en lo que va del año, quizá por los incrementos salariales recibidos y los presupuestos aprobados para su total manejo y antojo, como ser el Fondo de Desarrollo Departamental.

Hace unos días los diputados opositores de Libre consensuaron reformas electorales que rayan en lo más burdo y accesorio, pues se crearon –a la usanza de las viejas prácticas acomodadas a intereses partidarios– dos órganos engendrados para ensanchar más los espacios burocráticos:  El “Consejo Nacional Electoral” y el “Tribunal de ¿Justicia? Electoral”. En esta errática y malograda sesión de curules, no se dijo nada sobre la “segunda vuelta” electoral, y tampoco sobre las manipulaciones, compra de votos y financiamientos externos dados por el narcotráfico. No fue suficiente con los aplausos absurdos que sonaron en este ciclo de los “Padres de la Patria”, sino que tuvimos que ser espectadores de intercambios de halagos provenientes del más hórrido y servil diplomatismo, como si se tratase de un trato de “compadre hablado”.

¿Qué está pasado?

Hasta el momento, la represión por parte de la guardia creada para aplastar levantamientos contra el gobierno (La Policía Militar), comienza a ser un hecho. Con mucha antelación, estos gendarmes, merodearon los barrios populares epicentros de la lucha contra el Fraude Electoral durante noviembre y diciembre del año pasado, a fin de aplastar cualquier quema de llantas o toma de carretera. En la Capital la lucha ha sido encabezada por barrios como el Carrizal, El Cerro Grande, El Hato, entre otros. Los departamentos de Choluteca, Francisco Morazán y Santa Bárbara, –mientras se escribe esta nota–, son los que encabezan la lucha conmemorativa de la resistencia surgida durante el fraude electoral del año pasado. Y a rasgos generales, la intensidad de las protestas no se compara con la de hace un año.

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