Por: Minerva

El día 29 de junio del año en curso, se celebró en Tegucigalpa un acto de repudio al golpe de Estado, hecho acaecido el 28 de junio del año 2009, poco falta para cumplir una década de dicho incidente que aún hace sentir su fuerte impacto en Honduras.

En esas fechas fue convocada por el Movimiento Estudiantil Universitario (MEU), la llamada “MTM” o conocida como la “Madre de Todas las Movilizaciones”. Se desconoce una cifra exacta de la afluencia de personas que se hicieron presentes a la movilización, lo que sí se sabe es que una vez más, esta clase de eventos ha reavivado el espíritu de lucha y compañerismo.

La influencia de dos años de luchas estudiantiles

El MEU surge como un grupo de vanguardia que inicia una campaña de concientización a nivel de la comunidad universitaria, dando como resultado una repuesta represiva de las autoridades, al procesar penalmente a los estudiantes.

Son incontables los procesos de evolución que el movimiento estudiantil ha experimentado los últimos años: de un impacto leve en la población estudiantil hasta el apoyo masivo de ciudadanía no vinculada con la educación superior que, conmovida ante los hechos perpetrados en ciudad universitaria y centros regionales en el interior del país, se solidarizó con los estudiantes uniéndose al vigoroso reclamo del cese del conflicto y la reconciliación de las partes involucradas.

El MEU logró consumar su poderío con la huelga iniciada en 2016, en la que se obtuvieron, victorias parciales, pero también la cancelación del segundo periodo de ese año debido a la duración de un mes y medio de la huelga. Por su parte las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) utilizaron como estrategia, la represión y la negociación. Esta última  tuvo un efecto a corto plazo debido a que los acuerdos de conciliación firmados por ambas partes fueron violados descaradamente este año, dejando a tres estudiantes condenados por el delito de sedición a la espera del encarcelamiento, situación que nuevamente, ante la terquedad de las autoridades y su ambición por ejercer relaciones de paternalismo, procesan a estos  tres jóvenes que ya tenían procesos judiciales en curso desde años atrás, excluyéndolos del amparo del documento firmado en las negociaciones.

A consecuencia de esto, el MEU retomó nuevamente en 2017 la actividad de tomas de edificios, marchas y asambleas informativas, aun cuando se creía que la fuerza del movimiento había decaído. La asistencia masiva a la “MTM” fue una clara muestra de que el descontento, tanto a favor como en contra de las acciones de la vanguardia luchadora, siguen vivos y presentes en la población estudiantil.

El MEU y su nuevo rostro ante la crisis universitaria

La marcha de la “MTM” y la disposición de celebrar una huelga de libros caídos fue una demostración unilateral de la fuerza por parte del movimiento estudiantil. No obstante, se continúan empleando estrategias ya usadas en años anteriores, para ejercer presión ante las autoridades, que ya muestran evidencia de agotamiento e imposibilidad para lograr los objetivos planteados.

El año 2017 representa un año fundamental en el cual se encaran muchos aspectos del futuro del país, desde el cambio de gobierno hasta la elección de un nuevo rector dentro de la Alma Mater. El movimiento estudiantil a su vez, ha estado presente en la lucha en casi todos los procesos que involucran el proyecto de reforma universitaria que se consolida en el año 2008. Este movimiento de protesta se presenta, no solo a la población universitaria sino también a la ciudadanía, como un movimiento plural, con una forma novedosa de ejercer acciones libres de la influencia de agentes externos. Se instauraron procesos asamblearios en los cuales el eslogan publicitario posiciona a las Asociaciones como agentes principales de las decisiones tomadas por y para el movimiento. 

Con la firma de los acuerdos en 2016 y el cese a las huelgas se presenta una curiosa faceta del MEU nunca antes vista: el conciliacionismo y oportunismo no responde directamente a los intereses de los sectores más beligerantes que estuvieron involucradas en la lucha en tiempos anteriores, lo cual crea una fricción y debilita al movimiento. La conciliación con las autoridades obtiene resultados opuestos. Las autoridades de la UNAH giraron una fuerte cantidad de dinero para financiar un congreso del MEU, que no solo no obtuvo los resultados deseados, sino que también provocó grandes contradicciones y fuertes cuestionamientos sobre el verdadero y legítimo objetivo del movimiento.

Ese congreso, muy criticado, desde los plagios intelectuales, contó con la asistencia máxima de doscientas personas en una instalación capacitada para miles. Entonces, surge la pregunta sobre la verdadera necesidad de realizar un congreso que, en realidad, no tuvo un verdadero impacto en la población estudiantil. El desperdicio de miles de lempiras que pudieron haber sido destinados para solventar las crisis de laboratorios en la UNAH, fue ocultado bajo el disfraz de las “asociaciones al poder”.

Ahora el movimiento universitario se enfrenta a la intromisión de agentes externos, por medio de una pequeña cúpula manipulada con ansias de poder, por medio de candidaturas a diputaciones. Jóvenes arribistas se posicionan en partidos políticos de pseudo izquierda, labrando un perfil de sujetos beligerantes a través de las tomas y las acciones tomadas por medio del MEU. No se discute el derecho legítimo de los individuos de militar en partidos políticos, lo cuestionable es que, los que anteriormente se manifestaban como “voceros” del movimiento, aquellos que precisamente llevaban el mensaje de las disposiciones del movimiento hacia los medios de comunicación, son los que hoy figuran con más fuerza en la campaña política de la llamada Alianza.

La clara influencia de partidos ajenos al movimiento estudiantil, y las acusaciones de mala administración de fondos del Congreso del MEU, corren el riesgo de desmantelar todo lo logrado si se descubre su mal uso

La nobleza de las acciones revolucionarias no puede ser opacada por el oportunismo

La aparente crisis del MEU no es percibida por la masa estudiantil, la que responde a los llamados que hace los dirigentes, especialmente en solidaridad con los compañeros judicializados. El movimiento estudiantil aún se muestre vigoroso, por la misma inconformidad imperante.

Debemos evitar que la figura del joven encapuchado del MEU, que representa la lucha estudiantil sin rostro, sea manipulada. En la historia de Honduras encontramos jóvenes que rechazan el sistema electoral fallido, pero que al mismo tiempo aspiran con ansias excéntricas acceder a los privilegios de una curul en el Congreso Nacional.

No se puede concebir la unión del movimiento estudiantil por una aparente gran marcha, la cual puede ser apoteósica y digna pero debemos develar cuales son los verdaderos objetivos.

La conducción de la “MTM” llevada a cabo el día 29 de junio del año en curso, respondió a la intervención de provechos externos al movimiento estudiantil. En primer lugar, la dramática conducción de la marcha al Congreso Nacional, para exigir la resolución de la crisis, significa no solo poner al movimiento estudiantil y a la UNAH a merced de un poder legislativo enlazado directamente (secreto a voces) con en el poder ejecutivo, abriendo la inquietante posibilidad de que los recursos que corresponden al seis por ciento del presupuesto nacional sea también desviados con intenciones políticas si llega a darse una intervención; no sería ni la primea ni la última institución que ya ha sido afectada por el saqueo del gobierno para la financiación de campañas políticas.

Tal parece que los supuestos dirigentes del MEU no vislumbraron este escenario, sino que también, nuevamente en su afán por conseguir dramatismo en vez de estrategia, convirtieron la “MTM” en uno de los tantos reclamos sordos que se quedará con el romanticismo que genera la solidaridad con las causas justas y no con el verdadero objetivo que deben cumplir. La dirigencia del MEU no solo legitimó precipitadamente  al gobierno actual, sino que autorizó su acción dentro de las actividades de la institución educativa.

En segundo lugar, vincular la “MTM” con la conmemoración del golpe de Estado del 2009, el convocar a otros sectores, los cuales por añadidura se sabe pertenecen al partido de la alianza de oposición, mas explícitamente al partido Libre, no solo incurre en una contradicción severa de discurso sostenido con anterioridad, sino que, mediáticamente, confirmaron que este movimiento si tiene un carácter político partidario el cual en tiempos pasados negaban con actitud acérrima.

En tercer lugar y última instancia, al legitimar que el gobierno actual está capacitado para solventar la crisis, automáticamente reconoce que el Estado y todo su sistema se encuentra en condiciones óptimas para solventar la crisis universitaria, lo cual anula por completo la lucha por la cual los millares de personas se suman a la protesta.

¿Una marcha para promover candidaturas?

El acceso al Congreso Nacional por medio de la marcha refuerza la idea de la necesidad de apoyar las candidaturas a diputados de los jóvenes dirigentes del MEU. El desplazamiento de las marchas hacia el Congreso Nacional es un claro mensaje electoral de la necesidad de apoyar a los nuevos líderes, una sutil campaña bajo el falso razonamiento de que los próximos lideres tienen que estar directamente involucrados con las luchas presentes para poder legislar y transformar desde el congreso nacional situaciones a futuro.

La conducción y el liderazgo del movimiento estudiantil deben estar límpidos de toda intención externa que pretende manipular al movimiento. Las acciones de protesta deben continuarse y en el caso de que la dirigencia del MEU dejase de representar definitivamente a la población estudiantil, es necesario que nuevos movimientos surjan de los mismos estudiantes que aún conservan su deseo por combatir la injusticia en el país. La lucha estudiantil no debe ser una figura con rostros impresos en papeletas electorales, que se muestren como “el mesías”, el libertador y los rompedores de cadenas que pretenden ser.

Es de suma importancia arrancar como maleza las figuras caudillistas que sutilmente se perfilan año tras año, por generaciones enteras, bajo el engaño de ser la solución a todos los problemas del país. La necesidad de reafirmar  la pluralidad se hace prioritaria si se pretende que el movimiento y su significado se extiendan más allá de los muros que comprenden la universidad. 

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