Por Maximiliano Fuentes
Este 27 de enero, el gobierno de Juan Orlando Hernández cumplirá dos años de su gestión presidencial, los cuales se han caracterizado por la aplicación de una política contrarrevolucionaria en materia económica, la centralización del poder político al estilo de los regímenes bonapartistas, fortalecimiento de los aparatos represivos y enriquecimiento ilícito por parte de los funcionarios debido a los grandes negocios que se tejen desde la cúpula gubernamental.
La estabilidad de JOH
El gobierno de Juan Orlando Hernández logró imponerse sobre sus adversarios con un 34% en el pasado proceso electoral. Sin lograr una ventaja arrolladora sobre su adversario más próximo (LIBRE), logró los votos necesarios para obtener una mayoría simple y así garantizar la continuidad del Partido Nacional al frente del ejecutivo. Sin lugar a dudas, durante este tiempo ha logrado gobernar sin mayores complicaciones, a pesar de haber estado salpicado por escandalosos casos de corrupción y una filiación de varios funcionarios de gobierno al crimen organizado y al narcotráfico. Por otro lado, durante este espacio de tiempo han sido desarticuladas grandes conquistas sociales y laborales de la clase trabajadora, desmantelados los institutos de previsión y jubilaciones, acrecentados los porcentajes de la población que viven en extrema pobreza y se ha deteriorado su calidad de vida por la aplicación de planes de ajuste y de miseria.
A pesar del aparato propagandístico del gobierno, que por cierto, destina millones de dólares para impulsar los logros en materia de seguridad y los distintos programas de asistencialismo, los altos índices de crímenes violentos, las extorsiones y otros delitos continúan siendo, desde la percepción de las personas, el principal problema de la sociedad hondureña.
Por otra parte, la política económica de JOH se ha orientado bajo el mandato de los organismos internacionales de crédito. Por ello, se ha recortado el aparato estatal, lo que ha conllevado al despido de miles de trabajadores por el desmantelamiento de varias instituciones de Estado como SANAA, ENEE, HONDUTEL y algunas secretarias de Estado. Consecuentemente a estas orientaciones, se han mantenido congelados los salarios de los trabajadores con la complicidad de los dirigentes sindicales y de la Centrales Obreras, acrecentado el índice de inflación y modificado la política cambiaria respecto al dólar, lo que ha contribuido a una reducción de los ingresos.
La estabilidad política del gobierno ha sido el resultado de una combinación de factores, por un lado la militarización y la creación de los organismos represivos del Estado, así como el control absoluto de la institucionalidad (Ministerio público, Corte Suprema de Justicia, entre otras). Por otro lado, el papel de la oposición del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) y el Partido Anticorrupción (PAC), que por sus contradicciones y divisiones internas no han logrado impulsar una oposición férrea en el Congreso Nacional. Pero lo más grave de su política conciliadora, el caso de LIBRE, es haber sepultado el Frente Nacional de Resistencia popular y dejado a un lado los métodos de lucha como la movilización.
El proyecto de continuidad o la reelección
Desde su comienzo, JOH logró controlar los organismos de dirección del Partido Nacional y desmantelar las corrientes de oposición interna, considerando que desde su gestión como Presidente del Congreso Nacional controlaba la institucionalidad del Estado. Esta situación le permitió plantear su reelección presidencial. Para ello, era necesario reformar la constitución por medio de acciones de inconstitucionalidad, lo que logró sin mayores oposiciones.
En el escenario electoral, la reelección de Juan Orlando Hernández se visualiza como una realidad concreta. No obstante, la misma no podrá concretizarse si no establece alianzas con las corrientes internas y los candidatos de oposición. La denuncia realizada por Esdras Amado López y Rassel Tome del partido Libertad y Refundación, evidencia las aspiraciones de Zelaya y su vinculación con el gobernante de turno; a pesar de mostrarse como su principal contendiente, se puede afirmar sin temor a equivocarse, que el proyecto de continuidad encaja muy bien con los intereses de grupo que ellos representan.
Desde el PSOCA, llamamos a las organizaciones independientes, sindicatos, organizaciones gremiales a organizarse para crear un frente común de oposición a las aspiraciones de reelección, pero sobre todo a las crueles intenciones de JOH de seguir asfixiando a los trabajadores del campo y la ciudad con sus planes de ajuste y de miseria.