Por Maximiliano Fuentes
La semana pasada fueron arrestados en Suiza varios dirigentes deportivos de las distintas confederaciones de fútbol, entre ellos destacan el hondureño Alfredo Hawit, Presidente de la CONCACAF y Ángel Napout dirigente paraguayo de la CONMEBOL y Vice-Presidente de la FIFA.
En los meses anteriores, habían sido giradas varias órdenes de captura por varios organismos de justicia de los Estados Unidos contra varios dirigentes por estar implicados con casos de corrupción y soborno. También, se le había suspendido de la presidencia a Josep Blater de la FIFA y a Michel Platini de la UEFA de forma temporal.
Todo este proceso de acusaciones contra los dirigentes deportivos de la Federación deportiva más rentable del mundo ha sido llamado FIFAGATE, haciendo una clara alusión al polémico caso que tuvo lugar en Estados Unidos en la década de 1970.
Para esa ocasión, se saqueó de las oficinas de Watergate –Sede del Comité Nacional del Partido Demócrata- varios documentos. Las acciones fueron encubiertas por la administración de Richard Nixon. Sin embargo, el Congreso inició una investigación, en el que el gobierno de Nixon no quiso colaborar, lo que condujo a una crisis institucional.
Desde entonces, varios opositores políticos y funcionarios fueron considerados sospechosos. Nixon ordenó el acoso a grupos de activistas y figuras políticas, utilizando para ello organizaciones policiales o servicios de inteligencia -FBI, CIA y otros-. El escándalo destapó múltiples abusos de poder y concluyó en la renuncia de Nixon el 9 de agosto de 1974.
La magnitud del caso Watergate fue tan significativa que se empezó a usar dicho sufijo (gate) para referirse a actividades clandestinas e ilegales. Son varios los casos que han sido catalogados como tal: Reutergate -el fotógrafo Adnan Hajj fue acusado de manipular imágenes- o los famosos Petroaudios, los cuales fueron conocidos en el mundo entero como 'Petrogate'.
Debido a las acusaciones libradas contra los funcionarios de la FIFA, es un tema que compromete a varios países del mundo y que, según parece, va a desmantelar a una serie de delegados y ejecutivos que habrían recibido cuantiosos sobornos para su beneficio.
La reproducción de la corrupción
Las prácticas y hábitos inadecuados de los administradores del Estado se evidencian en la clara participación de los funcionarios en crímenes por blanqueo de capitales y distribución de drogas en los Estados Unidos. Sin dejar de mencionar el descalabro financiero del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y otras instituciones del Estado. Son cientos de personas que han acrecentado de forma desproporcionada sus fortunas, y por la forma en que se conducen el Ministerio Público y la Corte Suprema de Justicia, los casos permanecen impunes, y en algunos casos se absuelven los procesos, tal y como ocurrió con el Ex Presidente de la República Rafael Leonardo Callejas, quien recibió más de siete cartas de libertad por las acusaciones recibidas durante su gestión como Presidente de la República. Por cierto, acusado de forma reciente por haber recibido sobornos por los funcionarios de la FIFA durante su gestión como Presidente de la FENAFUTH.
El Presidente de la Federación de Fútbol de Honduras (Fenafuth) y vicepresidente de la FIFA, Juan Ángel Napout a quienes se les implica de los delitos de fraude, soborno, lavado de activos, entre otras acusaciones. Paradójicamente, son las instituciones del imperialismo norteamericano las que ha librado el proceso de captura contra varios funcionarios de las federaciones de la CONCACAF, dado que los gobiernos locales son incapaces de impartir justicia. En ese sentido, el gobierno de los Estados Unidos ha girado la orden de extradición contra Rafael Leonardo Callejas, Ex Presidente de la República, que por cierto, pretendía participar como candidato a la presidencia en el próximo proceso electoral.
La política del imperialismo norteamericano
Sin lugar a dudas, los Estados Unidos de América tiene una política muy clara para la región la centroamericana, y consiste en iniciar procesos de extradición y de arresto contra todos los funcionarios corruptos o implicados con el crimen organizado y el narcotráfico. El arresto de Otto Pérez Molina –Ex Presidente de Guatemala- y varios de sus funcionarios se da en este marco. Evidentemente, lo anterior responde a un enorme temor de perder el control y la estabilidad de un territorio estratégico y de su propio control, lo que pretenden evitar en un enorme estallido social que concluya con una guerra civil o una revolución. Sin embargo, hace falta iniciar un proceso de movilizaciones para exigir el verdadero castigo para aquellos que han extorsionado e enriquecido de forma ilícita con el dinero del Estado de Honduras.