Por Abril Yánez
Honduras ha sido considerada como uno de los países más corruptos del mundo. Las evidencias no dejan de salir a luz pública –aunque muchos detalles sean cubiertos por intereses mayores. A menudo aparecen nuevos datos que elevan a la cúspide del despilfarro de los caudales públicos la imaginación de quien solo tiene para el diario vivir: la malversación de fondos del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS); la captura de Mario Zelaya, Javier Pastor y Carlos Montes, acusados por lavado de activos y cohecho pasivo impropio; la participación de algunas féminas que corruptamente gozaron de los fondos económicos, fondos que son tan necesarios para los derecho habientes del Seguro social que regresaban a sus casas sin medicinas buscando préstamos para comprarlas. Todo ello convirtió la noticia en una novela de lectura obligatoria o, como se denomina actualmente, un reality show.
En números anteriores de este periódico hemos denunciado el abandono en que se encuentran los Centros de Salud a nivel nacional en lo que respecta a estructura, insalubridad, falta de medicamentos, etc.; las casi nulas políticas de atención preventiva hacen que la medicina en Honduras sea enfocada básicamente al tratamiento hospitalario. Lo irónico del caso, es que llegando a esta instancia, el resultado de una visita al hospital es incierto y deprimente.
Esto se evidencia en lo ocurrido el 20 de febrero cuando un cilindro de gas LPG de 25 libras estalló en un puesto del mercado El Mayoreo a inmediaciones del Estadio Nacional.
Fueron 60 las personas afectadas por el fuego, cantidad suficiente para comprobar que nuestro sistema de salud es ineficiente: el principal centro hospitalario del país no cuenta con suficientes camillas ni personal especializado –solo se presentaron 5 cirujanos para la atención de los pacientes- y la organización de las personas que se aglomeraban en sus instalaciones obstaculizaba el trabajo; se terminaron los analgésicos y los insumos necesarios para atender este tipo de emergencias fueron insuficientes “debido a que el centro hospitalario solo fue abastecido en un 20 por ciento” declaró Elsa Palou, coordinadora de la Junta Directiva del Hospital Escuela Universitario. (http://www.elheraldo.hn/pais)
Hasta ahora 7 personas han fallecido, 4 aún se encuentran en estado crítico, 17 se mantienen en la sala de quemados, 4 niños fueron trasladados a hospitales especializados de EE.UU. Mientras, en el Congreso Nacional solo se mociona por llamar a la doctora Palou para que explique por qué han fallecido los siete compatriotas, pues algunos de ellos entraron caminando a ese centro asistencial.
La gran pregunta es: ¿Qué hará el gobierno de Juan Orlando Hernández para mejorar el sistema de salud del país? Pues tanto hospitales como centros de salud se encuentran desabastecidos de medicinas y el equipo necesario para atender las emergencias de la población que no dispone de los medios económicos para buscar atención privada o internacional. Aún hay zonas rurales en las que la población es atendida en la casa de alguna persona –generalmente la partera de la comunidad- que aprendió a poner inyecciones y recibió capacitación de la enfermera del pueblo.
Debemos mantener la alerta general en casos como el despilfarro del IHSS, exigir que delitos como ese y otros que aún se desconocen o de los que las autoridades se hacen de la vista gorda (siguiendo el ejemplo de Pepe Lobo cuando declaró que él sabía del caso IHSS y aun así no hizo nada) no queden impunes o sean “juzgados” mediante argucias legales que disminuyan la gravedad del delito.
El Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) demanda al brazo revolucionario del Frente Nacional de Resistencia Popular a resurgir y alzar la voz de protesta en lugares públicos mediante la convocatoria de los miles de hondureños que mantienen la convicción de que Honduras puede cambiar.