El gobierno de Juan Orlando Hernández pretende controlar la rebeldía de los jóvenes

Por Gerson de la Rosa

Desde que existe la explotación del hombre por el hombre la ideología ha jugado un papel importante en el dominio de una clase social sobre otra. No es extraño que la burguesía, en aras de defender sus intereses materiales, intente esconder las contradicciones sociales con parafernalia chauvinista. Son incontables las ocasiones en que utilizaron apelativos como patriotismo, civismo, formación religiosa, para enmascarar las contradicciones sociales y enajenar a la juventud en un proyecto fascista. Hace 80 años, un partido inició un proyecto llamado las juventudes hitlerianas en el cual se les inculcaba a los jóvenes el amor a la patria, a la bandera, al civismo, ese partido era el Nacional Socialista Alemán. 80 años después, con las enormes diferencias del caso, el Partido Nacional inicia un nuevo proyecto, el de los “guardianes de la patria”.

Pocos meses han pasado desde que asumió la presidencia Juan Orlando Hernández, pero en este corto periodo en el poder ya ha pasado a la historia como el presidente que ha vendido parte del territorio nacional, desarticulado y los derechos de los y las trabajadoras y que, por lo menos de palabras, a “desarticulado el crimen organizado”. Hoy por hoy, Honduras es un país en el que las contradicciones sociales afloran cada día. Entre el gobierno anterior y este, se han perdido conquistas históricas y se avanza a pasos agigantados en la venta de las empresas del Estado desarticulando al mismo tiempo derechos sindicales. Desde el gobierno de Porfirio Lobo Sosa hasta este gobierno, los salarios se han congelado, y por si fuera poco, la carga impositiva ha aumentado considerablemente. Sin contar, con que a pesar de que el gobierno mantiene una campaña constante para hacer creer a la sociedad que los índices de violencia han disminuido, las estadísticas son categóricas, Honduras sigue siendo el país con más índices de muertes violentas en todo el hemisferio occidental. Todo esto vuelve a Honduras una olla de presión que en cualquier momento puede descompresionarse.

Solo entendiendo las contradicciones en las que vive Honduras es que podremos entender el proyecto de “guardianes de la patria”. El sábado 29 de Marzo, Juan Orlando Hernández inauguró el programa guardianes de la patria. Según el mandatario el programa pretende: “Cada sábado, más de 25 mil niños a nivel nacional recibirán formación cívica y religiosa que les permitirá ir formando el sentimiento de amor por Honduras” (La Tribuna 29/03/2014).

Está claro que este programa no pretende educar a los hijos de la burguesía del país, sino todo lo contrario, a niños que viven en la miseria y en zonas de riesgo. La lógica del gobierno es morbosa, no les da empleo digno a los padres de los menores, no les construye escuelas ni les brinda una buena educación, sino que ellos que son pobres, solucionarán sus problemas con adoctrinamiento en el ejército. El ejército es una institución en la que la corrupción e intereses personales son el pan de cada día, este es el lugar menos adecuado para enseñarle moral a la juventud. Toda nuestra sociedad tiene vivo el recuerdo del golpe de Estado y las administraciones fraudulentas en las empresas estatales donde llegaron a administrar los militares, basta recordar la quiebra de Hondutel para hacerse una idea.

Es obvio que mientras el gobierno sangra a los y las trabajadoras con impuestos leoninos, pretende adoctrinar a la juventud en una burda parodia de lo que fue el adoctrinamiento nazi en Alemania. Por esto es imperativo levantar cabeza y comenzar un proceso de articulación de los sectores golpeados por este gobierno. Rechacemos este nuevo modelo de adoctrinamiento clasista, en donde a los sectores más desprotegidos les será lavado el cerebro. El remedio llamado “guardianes de la patria” puede ser tan nefasto como la enfermedad que pretende sanar. La única forma de evitar que los niños pobres en condiciones de riesgo social se enlisten en las maras o el crimen organizado es empleo digno para los padres, salarios bien remunerados, escuelas donde se les eduque, acceso gratis a la recreación. Estamos conscientes que esto no lo brindará el gobierno de Juan Orlando Hernández, por ende, la tarea es la misma, movilicémonos por la mejoría de la vida, y para que nuestros niños no sean energúmenos en las manos del ejército y el gobierno.

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