Por Sebastián Ernesto González

Según el Informe  de Desarrollo Humano 2013 denominado “El ascenso del sur: Progreso humano en un mundo diverso”, Honduras ocupa la posición 120 en la clasificación mundial, y el puesto 30 de 33 países de América Latina, solamente arriba de Nicaragua, Guatemala y Haití. Según el informe, un 32.5 % de la población vive en situación de pobreza multidimensional, un 17.1 % vive en hogares con menos de $1.25  por día y un 71.1 % de la población vive en hogares con ingresos menores al costo de la canasta básica (LT 16/03/2013).

Las cifras anteriores son más que preocupantes para una población que acarrea con el costo del Golpe de Estado ejecutado el 28-J de 2009. Desde el 2010 son siete reformas tributarias las que ha aprobado el actual Congreso Nacional. Todas ellas de una u otra forma han golpeado la bolsa de la clase media y de todos los trabajadores que reciben un salario, el cual fue engullido por la inflación y por la devaluación del Lempira. Actualmente se discute en el Congreso Nacional una nueva reforma sobre las exoneraciones fiscales.

Más impuestos a canasta básica

En dicha reforma se pretende gravar productos de la canasta básica que se encuentran exentos del pago de impuestos, tales como la carne de pollo y cerdo.  La presidenta del Comité para la defensa del Consumidor hondureño (Codecoh) –Gloria Pérez- manifestó  “es triste tener que estar peleando por los alimentos para que no sean gravados con más impuestos…” (LT 16/03/2013). Codecoh presentó una propuesta de canasta básica de unos 207 productos mientras la Comisión de diputados plantea mantener exonerada una canasta básica de 80 productos.

El empresario Leonel Gianini, dueño de supermercados de La Colonia, ante la intención del Congreso Nacional de gravar la carde de pollo, cerdo y otros productos de la canasta básica recomendó a la comisión de exoneraciones  “buscar empresas que están exoneradas, que han defraudado al fisco, miles de millones de lempiras y en vez de cazar esos elefantes se fueron a buscar hormiguitas”…  recomendó al gobierno no dividir “más a este pueblo entre ricos y pobres, que al final es la clase media la que está pagando, la que está sufriendo, la que aguanta todos los golpes que los burócratas de turno les busca poner” (LT 16/03/2013).

Sin duda alguna que si hay un sector que ha sido fuertemente golpeado en estos 3 años del régimen, ese ha sido la clase media y la clase trabajadora. La crisis sigue recrudeciéndose y no hay atisbo de que mejore. Pero según la designada María Antonieta Guillén se está mejorando,  “la posición 120 no es la que todos quisiéramos…no nos complace, pero mejoramos porque estábamos en la posición 121, pero podemos ir por más…se están dando pasos”. La frase anterior es ridícula e indignante, manifestar que se mejora la calidad de vida de los hondureños solo por subir un peldaño es ofender la inteligencia de los que se debaten entre el hambre y la inseguridad.

Crisis económica e inseguridad

El agravamiento de la crisis económica nunca va sola, a la par va acompañada de los altos índices delincuenciales, que unidos al crimen institucional vuelven a la población muy vulnerable y totalmente desprotegida. La falta de fuentes de trabajo y leyes como la del Trabajo Temporal empeoran el problema del hondureño, tanto así que Honduras pasó a ser uno de los países más violentos del mundo.

La población dejó de divertirse y paso a vivir en estado de angustia permanente, el estrés es continuo por el temor a ser asaltado, asesinado o simplemente por no saber cómo pagar las deudas.

¿Cómo se mantiene estable el régimen?

Es la pregunta del millón y la respuesta es sencilla, solo el acuerdo de Cartagena firmado en el 2011 entre el régimen de Lobo y el presidente  defenestrado Manuel Zelaya, fue capaz de lograrlo. La firma del acuerdo permitía el retorno de Manuel Zelaya y varios de sus funcionarios a cambio de desmovilizar a la resistencia. La derrota del Sitraunah y la del magisterio también incidieron para que la clase trabajadora se mantenga atemorizada y agachada.

La crisis no será solucionada con las elecciones de fin de año, gane quien gane. Es el momento de planificar una protesta nacional, pero esta debe ser resultado del trabajo sistemático hecho con toda la clase trabajadora. Es el momento de generar oposición a las políticas neoliberales del régimen Lobo-Hernández.

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