Por Carlos Alberto Funes

Un año lectivo más que culmina y los resultados para el magisterio son desastrosos a nivel represivo. Haciendo un recuento de las medidas represivas del gobierno de Porfirio Lobo se tiene: Un decreto de emergencia en educación aprobado en el 2011 y que aún sigue vigente, un decreto ejecutivo aprobado en el mes de agosto y que criminaliza la protesta de los docentes por cualquier motivo, la conformación de comisiones entre el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Educación para perseguir al magisterio y que dieron como resultados otro decreto ejecutivo que da lugar al despido de casi 1000 maestros y la reducción de salarios a otros tantos, arbitrariamente y violentando los derechos de vacaciones de los docentes se amplió la culminación de año escolar hasta el 21 de diciembre y ya anunciaron que el año lectivo 2013 se iniciará el 15 de enero. Por si fuera poco, el Tribunal Superior de Cuentas multó con 5,000 lempiras a directivos docentes y maestros que no hicieron declaración de bienes antes del 30 de abril y que devengan un salario arriba de los 30,000 lempiras.

A inicios de este año, cuando nombraron al actual Ministro de Educación, Marlon Escoto, la dirigencia del magisterio lo aplaudió por su militancia en el FNRP y cuando entró en contradicciones con los activistas del Partido Nacional, la dirigencia anunció salir a las calles a defenderlo. Ingenuamente, se generó la ilusión de que una persona podría devolverle fácilmente al magisterio los derechos y conquistas perdidas. Rápidamente esta ilusión fue transformada en una pesadilla, cualquier ministro obedecerá la política del gobierno de turno y Marlon Escoto llegó al Ministerio de Educación a seguir implementando las políticas neoliberales y aplastar al magisterio, ante una base dividida y una dirigencia neófita, no se podría obtener otro resultado.

Una de las banderas de lucha del magisterio ha sido la defensa de la educación pública, sin embargo, Marlon Escoto muy sutilmente ha arrebatado esta bandera y se convierte en el “salvador” para rescatar la educación del agujero en el que hoy se encuentra. Lo hace en dos sentidos: el primero, obligando a que el docente recupere los días en que se convocó a asambleas o movilizaciones y amplía el año escolar hasta el 21 de diciembre y el segundo aplicando las famosas pruebas estandarizadas.

Lamentablemente, el magisterio ha olvidado que su mejor aliado natural son los padres, madres de familia y alumnos. Y la mejor forma de tenerlos como aliados es brindando una educación de calidad y cumpliendo con el horario de trabajo.

La lucha del magisterio ha venido de tumbo en tumbo desde el golpe, será imposible revertir la derrota si no hay una estrategia muy bien pensada, pero sobre todo será imposible sin sus aliados naturales. Ante la ola represiva de este gobierno, el magisterio mismo debió consensuar con los padres y madres de familia la culminación del año lectivo, dando un paso para atrás para luego dar dos pasos para delante, repliegue táctico le han llamado en otras ocasiones.

El segundo gran error es dejarle al Ministro la bandera por la defensa de la calidad de la educación, las pruebas estandarizadas son correctas desde todo punto de vista, sin embargo, aplicadas de la forma en que lo ha hecho el gobierno, se convierten en un fraude tan enorme como las elecciones primarias del 18 de noviembre.

La gran premura por aplicarlas obedece a exigencias externas. Sin material, sin preparación y sin personal que las aplique, ha sido el docente mismo que las ha aplicado, sin embargo, la solución de las mismas se han llevado a cabo como si fuera la discusión y resolución de un examen parcial, por lo tanto; los resultados son evidentes; Honduras habrá dado un salto enorme en el avance del nivel educativo.

No es con el trillado discurso de los 200 días de clase y con pruebas aplicadas anárquicamente que se mejorará la educación en el país. Por eso, el magisterio y la dirigencia deben rescatar las banderas de lucha por la defensa de la Educación de calidad y Pública.

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