Por Claudia Ayestas

“La mujer ha encontrado la libertad en el socialismo, pero la libertad no sólo significa ausencia de presiones, sino libertad de decidir.” Vilma Espín

En memoria de las tres hermanas dominicanas asesinadas por el dictador Rafael Trujillo, el 25 de noviembre de 1960, ésta fecha fue declarada Día Internacional por la No Violencia contra la Mujer. Son 50 años en los que la historia se ha teñido con la sangre derramada por miles de féminas que por prácticas de convivencia o por sus convicciones políticas han sido víctimas de asesinatos, golpes y vejaciones por sectores o personas determinadas.

En los últimos siete años han muerto 1,464 mujeres, jóvenes y niñas, en forma violenta, 944 de ellas en los últimos dos años y, en lo que va del año se reportan 285 casos de femicidio a razón de 15 mujeres por mes y dos, cada 8 horas (El Heraldo, 24/11/ 2010).

Muchas de estas mujeres fueron víctimas de sus cónyuges o novios, otras fueron asesinadas en la calle, vinculadas al narcotráfico, al crimen organizado e inclusive a la delincuencia común, pero otras tantas sufren a diario de maltrato físico o verbal por parte de sus compañeros de hogar o autoridades laborales. De estos últimos se escuchan decenas de casos diariamente en los barrios y colonias del país, los periódicos publican los sucesos y presentan estadísticas que van en ascenso a medida pasa el tiempo mientras en las distintas entidades gubernamentales creadas para amparar a las mujeres en casos de cualquier tipo de violencia -como la Fiscalía especial de la Mujer- anuncia que solamente “23 hombres han sido condenados por los tribunales hondureños desde que se abrió la Unidad de Delitos contra la Vida de la Mujer y que únicamente se han emitido dos sentencias absolutorias durante ese período” (Heraldo, El 25/11/2010)

Así fue como este 25 de noviembre, las mujeres organizadas en las diferentes organizaciones feministas como el Movimiento Visitación Padilla y las Feministas en Resistencia (Centro de Derechos de las Mujeres, el Centro de Estudios de la Mujer entre otros), se apostaron en los bajos del Palacio Legislativo, en el centro de Tegucigalpa, exigiendo castigo a los constantes abusos cometidos contra las mujeres hondureñas. Estos abusos abarcan desde la muerte, violaciones sexuales, golpes, torturas, insultos hasta la violación a nuestros derechos laborales, de elección sexual y reproductiva, así como de participación ciudadana y política ejerciendo el liderazgo con iguales oportunidades al género masculino y sin discriminación de ningún tipo.

Wendy, Claudia y Vanessa, las Mirabal de nuestro tiempo.

Entre 1930-1960 ejerció el poder en República Dominicana el general Rafael Leónidas Trujillo quien utilizó al ejército para imponer su dominio sobre el resto de la población, por medio de la violencia,  la tortura y el asesinato. A raíz de esto, muchos jóvenes intelectuales se agruparon en la organización denominada 14 de Junio (14J) en la que participaban Minerva, María Teresa y Patria Mirabal quienes, al ser descubierto el complot planeado para derrocar al dictador Trujillo, fueron encarceladas junto a sus esposos y, meses después –el 25 de noviembre de 1960- fueron asesinadas a garrotazos en una solitaria carretera  y luego puestos los cadáveres en un jeep que los sicarios precipitaron hacia un abismo. (www.27febrero.com/hermanas mirabal.htm)

En nuestra lucha contra el golpe de estado –durante y posterior a este- hemos tenido en nuestras filas a mujeres valientes y decididas a pelear la batalla contra el régimen dictatorial y la oligarquía, así, mujeres como Wendy Ávila que murió por bronco espasmos causados por las bombas lacrimógenas lanzadas a inmediaciones de la Embajada de Brasil el 26 de septiembre de 2009;  Claudia Brizuela, asesinada frente a sus hijos el 24 de febrero de 2010 en San Pedro Sula; Vanessa Zepeda, afiliada al SITRAHISS fue lanzada de un carro en marcha el 3 de febrero de 2010 en la colonia Loarque de Tegucigalpa  y otras que han sido víctimas de la represión con golpes y violaciones sexuales ejecutadas por policías y militares durante las manifestaciones. (Vida Laboral, edición 44, abril 2010)

Muchos de los casos de violación a los derechos de la mujer han sido documentados en las diferentes instancias para su respectiva investigación y aplicación de la ley, pero estos solamente se van acumulando sin recibir la atención pertinente ni resarcir los daños causados.

Es vergonzoso saber que Honduras ocupa el segundo lugar en femicidios (siguiendo a Guatemala) por lo cual se vuelve prioritario que todas las organizaciones sociales, sindicales, gremiales y pueblo no organizado, nos pronunciemos en contra de toda práctica violatoria a los derechos de la mujer rechazando cualquier trato discriminatorio contra el género, velando por el respeto a la integridad física, psíquica y moral de las campesinas, obreras, madres solteras, estudiantes, profesionales y toda fémina que sea víctima del régimen patriarcal.

En el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), creemos en la mujer como gestora en la lucha contra las injusticias sociales. La mujer es parte integral e integrante en la organización, coordinación y promoción de los cambios sociales y políticos en el país. Las mujeres somos el eje fundamental en la vida y convivencia ciudadana y, por lo tanto, somos parte importante en la toma de decisiones, por lo cual, abogamos por la inclusión de la mujer en los asuntos que atañen a la sociedad en general y el respeto a su integridad física, psíquica y moral.

Por la dignidad de la mujer trabajadora ¡no más violencia!

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