lluvias

Por Gerson de la Rosa

Durante el fin de semana anterior, la región Centroamericana  fue azotada por la tormenta tropical Agatha, dejando por su paso destrucción y múltiples daños  a las ya empobrecidas naciones centroamericanas. La Tormenta tropical Agatha fue un ciclón tropical  en el este del océano Pacífico. Agatha se originó en la intertropical (región ecuatorial donde convergen la humedad tropical y se desarrollan numerosas tormentas eléctricas. Agatha fue la primera tormenta de la temporada de huracanes en el pacífico oriental del 2010. Antes de convertirse en depresión, la perturbación había afectado los países de América Central con lluvias torrenciales.

Al tocar tierra, el ciclón causó deslizamientos de tierra e innumerables ríos desbordados, cobrando la vida de varias decenas de personas y desplazando a cientos de miles. De igual forma,  provocó la destrucción de miles de hogares e infraestructura. Guatemala, El Salvador y Honduras fueron los países más perjudicados registrando pérdida de vidas humanas y millones de dólares en pérdidas de cosechas y por el daño de infraestructura.

“El número de muertos por la tormenta Agatha en Guatemala aumentó a 170, mientras los damnificados suman más de 231.000, según un nuevo recuento divulgado este sábado por el ente a cargo de la emergencia. Asimismo, el reporte de la Coordinadora para la Reducción de Desastres indica que el fenómeno meteorológico dejó 148 heridos y 92.932 personas debieron ser albergadas, en todo el territorio nacional.” Mientras tanto,  el gobierno salvadoreño manifestó que las pérdidas económicas por los daños que causó la tormenta tropical Agatha a la infraestructura pública, el pasado fin de semana, son mayores de lo que se estimó en un principio.

Los daños “son considerables, más de lo que inicialmente pensábamos”, reconoció en rueda de prensa el secretario técnico de la Presidencia, Alex Segovia. Tras ofrecer un balance preliminar de las pérdidas causadas por las lluvias, Segovia detalló que 123 de los 262 municipios del país resultaron afectados por inundaciones y deslizamientos de tierra, mientras que 378 escuelas y 15 centros de salud registraron daños. De la misma manera, los daños en Honduras fueron cuantiosos, dañando de forma estrepitosa la ciudad capital, la zona sur y las ciudades del litoral atlántico.  El paso de tormentas tropicales, huracanes y otros fenómenos no es nada nuevo, Centroamérica, al igual que las costas del atlántico de los Estados Unidos, México y el Caribe, por su posición geográfica son vulnerables a los vientos y a las copiosas lluvias que deja el paso de estos fenómenos naturales. No obstante, en los últimos años hemos presenciado con mayor intensidad la presencia de huracanes y tormentas tropicales.

La miseria profundiza los desastres

Está claro que este tipo de fenómenos perjudican de gran forma la vida y el desarrollo de las sociedades, sin embargo lo que profundiza la destrucción y los desastres es la vasta miseria que impera en estos países. Lo anterior, se manifiesta de diversas formas, desde la raquítica y débil infraestructura, puentes mal construidos, calles deterioradas y asentamientos humanos en zonas de alto riesgo. Ante la ausencia de políticas de desarrollo urbanístico y la falta de planificación y prevención  en las ciudades ha permitido que miles de personas que se desplazan de los espacios rurales a los urbanos lleguen a construir a zonas cercanas a los ríos o a las faldas de los cerros, por cierto zonas de derrumbes.

Lo cierto es, que al darse las copiosas lluvias los más perjudicados son los pobres, dado que sus viviendas, pertenencias y negocios en algunos casos son destruidos o fuertemente dañados. De igual forma, la presencia de lluvias y la  crecida de ríos ponen en evidencia la ineficacia de las autoridades del Estado burgués, dado que nunca le pueden hacer frente a la problemática.

La explotación irracional ha generado un cambio en el orden climático

La explotación irracional de los recursos naturales ha generado enormes problemas en el orden climático. Las proyecciones de la ciencia no son nada alentadoras, de continuar con el proceso de explotación irracional de la naturaleza llegaremos a desaparecer como especie, ya que no lograremos garantizar las condiciones requeridas para nuestra existencia. El problema del calentamiento global, para citar algunos casos, ha alterado el orden climático, modificando el orden de las cosas y la producción de alimentos.

La tala desproporcionada del bosque, la expansión de las ciudades y el consumo desmedido de recursos ha traído enormes repercusiones en nuestras vidas. En los últimos años hemos experimentado, cada vez con mayor fuerza, sequías e inundaciones por el desbordamiento de los ríos o por el  azote  de huracanes. Nuestra infraestructura y economías se han visto afectadas por la modificación del orden climático. El derretimiento de los casquetes polares ha puesto en peligro a grandes ciudades, esto más, la misma geografía de la tierra se ha modificado ante el desequilibrio ambiental.

Es tan grande el deterioro producto de la contaminación y de la explotación desmedida de los recursos que  distintas especies marítimas, terrestres o de nuestra misma fauna se encuentra en grave peligro de extinción. Es por todo ello, que se hace necesario la construcción de un nuevo orden social que planifique la producción y la explotación de mercancías, es decir, un Estado que planifique la economía en función del desarrollo de la humanidad y no de la acumulación de riquezas. Así mismo, se hace necesario acabar con las enormes diferencias sociales y distribuir de forma equitativa la riqueza social. Planificar el crecimiento de las ciudades, crear un programa de vivienda, proteger con severas penas la tala desmedida de los bosques son parte de las tareas del gobierno revolucionario. El nuevo Estado debe de garantizar seguridad y protección a los trabajadores, este no debe de estar al servicio de los explotadores que mantienen en la marginalidad y el olvido a miles de personas que se ven afectadas por las enormes contradicciones sociales y los fenómenos naturales.

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