abrazo mortal

Por Tomás Andino Mencia[1]

PRIMERA PARTE

I.- CRISIS CAPITALISTA  Y  GOLPE DE ESTADO

La naturaleza de la crisis actual

1.- El golpe militar-empresarial del 28 de junio de 2009 puso en evidencia la profunda crisis estructural que corroe al Sistema Capitalista en Honduras y a su Estado Oligárquico, sustentado en un agotado modelo de acumulación neoliberal y en un decrépito bipartidismo tradicional. La principal manifestación de la misma es política, expresada en dos hechos claves:

a.- Una fractura política en el bloque oligárquico de poder, tan profunda que para darle una salida a sus contradicciones la burguesía se vio obligada a romper, a través de un Golpe de Estado, el esquema de dominación “democrático-burgués” que había construido y sostenido desde 1981; y,

b.- un salto impresionante en la conciencia, organización y movilización de masas, las cuales, como muy pocas veces, o quizá como nunca en la historia, salieron a la calle a luchar durante meses por centenares de miles y, en ocasiones, por millones, en pro de un cambio radical del sistema político, mediante la consigna de la Constituyente y la Refundación del Estado.

Aunque dicha crisis fue contenida por la estrategia represiva y electoral que dio lugar al gobierno de Pepe Lobo, en realidad está lejos de haber sido resuelta y más bien acumula elementos para un nuevo estallido en el futuro próximo, hasta que encuentre una solución definitiva.

2.- Con esta crisis culminan por lo menos dos ciclos históricos:

a.- Para el régimen democrático burgués surgido de la Constituyente de 1981-1982 culmina un ciclo de mediano plazo, en el cual la burguesía ejerció el poder de manera directa, con la institución militar relegada al rol de garante de última instancia pero ausente de protagonismo en el primer plano del poder. Según las reglas del juego de este régimen democrático burgués, que la clase dominante respetó en los últimos 30 años, la época de los Golpes de Estado como medida de solución de conflictos al más alto nivel del Estado había sido proscrita confiando en la capacidad del sistema de resolver sus contradicciones mediante métodos democrático-electorales. Con el madrugón del 28 de junio esa época terminó.

b.- Para el Bloque de Poder Oligárquico que surgió a mediados del siglo XX de la alianza entre la burguesía industrial y la clase terrateniente, concluye un ciclo de largo plazo caracterizado por: i) la hegemonía del sistema bipartidista de los partidos históricos de la burguesía, Liberal y Nacional, según el cual los liberales y nacionalistas se alternan el ejercicio del poder, con temporales interrupciones militares; y, ii) un movimiento popular limitado a un programa eminentemente gremialista-reivindicativo, marcado por la influencia de las organizaciones sindicales domesticadas que surgieron después de la huelga de 1954 y que, en lo político, sirvieron siempre de furgón de cola de los partidos tradicionales en momentos de crisis. Ambos aspectos fueron los pilares en los que descansó, por más de medio siglo, la dominación oligárquica en Honduras.

3.- Estos esquemas de dominación de larga data quedaron mortalmente heridos por la más aguda contradicción interburguesa y la más colosal movilización política de masas de los últimos cincuenta años, cuyas expresiones más contundentes son: 1) el colapso del Partido Liberal, la más importante institución política del sistema democrático burgués bipartidista, sin la cual no es posible sostener dicho régimen; y, 2) el surgimiento de un movimiento popular cualitativamente superior, mediante la superación de la agenda gremialista reivindicativa, la cual dio paso a una agenda eminentemente política, que se plantea la toma del Poder del Estado.

Por consiguiente, se ha abierto un período histórico de transición a una nueva etapa, en el que los de arriba no pueden y los de abajo no quieren seguir viviendo como antes; es decir, que se ha abierto un período de revolución política y social. Esto no significa ninguna garantía automática de un triunfo revolucionario sino solamente que existen las condiciones históricas para ello.

En ese sentido, el fondo de la crisis actual no es simplemente una crisis de la “institucionalidad democrática”, la cual, desde una visión superficial, se solucionaría mediante su “restitución” (“restitución del orden constitucional”), sino que se trata de una crisis que compromete al conjunto de relaciones de producción capitalistas en el marco de una agudización sin precedentes de la lucha de clases. Por tanto, la salida a la misma no puede ser coyuntural sino estructural; no puede ser sólo política sino que tiene que ser económica, social y política; no puede ser volver a la vieja institucionalidad burguesa sino cambiarla por una totalmente nueva, removiendo las bases mismas de la sociedad capitalista actual para construir una nueva sociedad sobre nuevas relaciones de poder.

Lo que en el fondo está planteada es la necesidad de cambiar el sistema capitalista por un nuevo sistema económico social y político. Para nosotros, en la izquierda, es claro que ese nuevo sistema sólo puede ser el Socialismo, sobre lo cual volveremos más adelante.

4.- El imperialismo ha entendido perfectamente el proceso que está en juego y eso explica su inusitada intervención, primero en la organización y auspicio del Golpe de Estado, después en la mediatización del proceso mediante el Pacto de San José y ahora con el intento de “legitimar” al nivel interno e internacional al gobierno surgido de la farsa electoral organizada por los golpistas. Esta política es parte de una estrategia imperialista más global para frenar la ola de cambios político-sociales que provienen de Suramérica y que comienzan a extenderse aceleradamente hacia Centroamérica poniendo en peligro sus intereses geoestratégicos en su “patio trasero”.  Ha quedado en claro, además, la estrategia de “doble vía” con la cual el imperialismo norteamericano fingió estar en contra del Golpe pero activó fuertemente por su éxito y consolidación.

El origen de la crisis

5.- Esta crisis histórica surge como resultado de la acumulación de contradicciones de clase irreconciliables entre la oligarquía burgués-terrateniente y la inmensa mayoría del Pueblo explotado y oprimido debido a la implementación del Modelo Neoliberal o de “capitalismo salvaje”.

6.- El antecedente más inmediato de la actual situación lo encontramos en el fracaso de la experiencia reformista de los años 1972-1974, que produjo un corto alivio a la miseria de las masas obreras y campesinas en base a la conquista de la Reforma Agraria, pero que sucumbió debido a la contraofensiva oligárquica y a la corrupción de la cúpula militar que siguieron al golpe de barracas de 1975. Desde entonces la oligarquía hondureña se dedicó por tres décadas y media (1975 – 2009) a enriquecerse a costa de crear una extraordinaria desigualdad entre ricos y pobres, hacer pillaje a los recursos naturales, practicar una escandalosa corrupción en el manejo del tesoro público, despojar al campesinado de sus tierras y hacer una sistemática burla de la voluntad popular, todo ello, paradójicamente, en el marco de gobiernos electos en las urnas.

7.- El Pueblo hondureño soportó las dictaduras más sangrientas que utilizó la oligarquía en estos treinta y cinco años para sostener su dominación, tanto dictaduras militares (Melgar Castro y Policarpo Paz) como regímenes surgidos de procesos electorales pero igualmente represivos y demagógicos (Suazo Córdoba, Azcona, Callejas, Reina, Flores Facusse y Maduro) los cuales impusieron “paquetazo” tras “paquetazo” hasta sumir a la clase media en la pobreza y a los pobres en la miseria en que hoy se encuentran. El desastre del huracán Mitch y el nuevo saqueo de los recursos de la “reconstrucción” solo vinieron a agudizar ese panorama.

8.- Sin embargo, en ese proceso el Pueblo desarrolló una importante capacidad de resistencia antineoliberal-anticapitalista, construyendo en las últimas dos décadas, beligerantes organizaciones de masas (como la FUTH, FOMH, COCOCH, COPA, AAP, PRO, COPINH, BP, CNRP), las cuales superaron la camisa de fuerza de las centrales sindicales tradicionales (CTH y CGT). Con esas nuevas estructuras organizativas el Pueblo efectuó movilizaciones y paros regionales y nacionales a partir del 2003, en defensa de los servicios públicos, los recursos naturales, sus ingresos y, en general, de sus derechos. A lo anterior hay que sumar que un importante movimiento ciudadano contra la corrupción liderado por los fiscales en huelga de hambre estremeció en 2008 los cimientos de este estado capitalista.

Todo ello sirvió de preparación y antecedente del actual movimiento de Resistencia contra el régimen golpista. En consecuencia, el polvorín estaba listo y sólo faltaba la chispa.

La coyuntura que propició el Golpe

9.- En ese contexto histórico, el Golpe de Estado del 28 de junio de 2009 fue detonado a partir de un factor coyuntural insospechado: las contradicciones secundarias que se abrieron en la clase dominante entre el sector oligárquico más recalcitrante, representado por la cúpula empresarial-militar golpista, y un sector nacionalista burgués y de clases medias, liderado por el Presidente Manuel Zelaya, en medio de una particular coyuntura internacional.

10.- El sector burgués representado por Mel, integrado por empresarios, terratenientes y burócratas cuyos intereses entraron en conflicto con los del gran capital, fue víctima de la brutal transnacionalización de la economía capitalista que se viene imponiendo en los últimos ocho años, sobre todo desde la vigencia del TLC en 2005. Este proceso, hijo de la globalización capitalista, ha arruinado a muchos sectores burgueses y clases medias que no pueden entrar en competencia con el capital y las mercancías gringas o que resienten las limitaciones impuestas por el Estado norteamericano, en el mercado interno e internacional, a los productos criollos y a las necesidades de créditos blandos, pero que por otro lado, ha favorecido los negocios de los grandes oligarcas vinculados a los procesos de transnacionalización.

11.- Por esa razón, este sector implementó inicialmente una tibia resistencia proteccionista a comienzos del gobierno del Presidente Zelaya (2006-2007), disputándole parte de la ganancia capitalista a las transnacionales, especialmente en el campo de los combustibles. La lucha de la Coalición Patriótica y los movimientos de Mel por la licitación en la compra de los combustibles, por el cambio de fórmula en la determinación de los precios, fueron la expresión más aguda de lo anterior.

12.- Empero, esa resistencia fue insuficiente para proporcionarle alivio en medio de la crisis financiera y petrolera internacional, y por tanto Mel se vio obligado a dar un giro inédito hacia el bloque de países que conforman la ALBA. No es que este sector burgués haya dejado de serlo y se haya vuelto “revolucionario”, sino que pragmáticamente buscó sobrevivir ante la posibilidad de su fracaso económico como clase, mediante el acceso fácil a nuevos mercados y fuentes de financiamiento, no sin antes desmarcarse de la cúpula oligárquica dominante y romper con la tradicional fidelidad del Estado hondureño al imperialismo norteamericano. En ese sentido, una ruptura sin precedentes en el bloque de poder comenzó a producirse.

13.- Debido a ese giro sorpresivo hacia la ALBA, el proyecto proteccionista de Mel comenzó a ser abandonado por algunos de sus antiguos aliados (la ANDI p.e) y a ser hostilizado agresivamente por la oligarquía y el embajador imperial. En ese proceso, el melismo perdió la conducción del Partido Liberal y, siendo incapaz de organizar una corriente interna en ese partido para disputarle el poder al tradicionalismo, buscó hacerse de una base social de apoyo en el movimiento social de resistencia antineoliberal, que viene luchando desde principios de la década. ¡El mismo movimiento social que Mel había reprimido duramente en sus dos primeros años de gobierno! Para estimularlo, Mel hizo una serie de concesiones a la clase trabajadora, como el gran aumento al salario mínimo de diciembre 2008, el apoyo al campesinado con recursos frescos a través de la Red Solidaria, el Bono Tecnológico y medidas similares, que despertaron el entusiasmo de masas en apoyo a su gobierno. De esa forma, el melismo completó este giro coyuntural hacia la izquierda, por el cual incluyó en su agenda algunas reivindicaciones históricas del movimiento popular,  estableciendo una alianza inédita con la izquierda social cuya máxima expresión pudo verse el 1ro de mayo de 2009.

La propuesta de reforma de Mel Zelaya

14.- Uno de los aspectos menos sistematizados y poco reflexionados en la izquierda sobre el melismo es lo relativo a su concepción de la reforma que necesita Honduras. Las líneas que siguen están basadas en el discurso de Mel y sus funcionarios como en su práctica concretas, las cuales permiten identificar cuál es la naturaleza y límites de su proyecto económico social y político.

15.- Como en ciertas ocasiones lo aclaró, Mel nunca pensó en una ruptura con el capitalismo. De sus discursos se deduce que concibe una nueva Constitución para romper el férreo monopolio de la oligarquía burgues-terrateniente que excluye a muchos sectores empresariales y de clases medias. Frente a esto, Mel aboga por un capitalismo donde haya libertad empresarial en igualdad de condiciones, donde sectores como los que él representa no estén en desventaja en la producción, el comercio, el financiamiento ni en los medios de comunicación. Aboga por fortalecer la empresas estatales que pueden generar ingresos extraordinarios (como las telecomunicaciones) para apoyar con estos la empresa privada, aunque es abierto a la privatización de aquellos sectores no rentables, sobre todo de servicios sociales. Aboga por apoyar la inversión imperialista, pero no favorece la existencia de  monopolios; propugna porque los negocios imperialistas dejen un lugar para la ganancia de empresarios nacionales y reciban un trato igualitario en los Estados Unidos respecto a los tradicionales “grupos fácticos”. Es decir, que en lo económico el objetivo de su reforma “liberal socialista” es la democratización del mismo sistema capitalista entre los empresarios, abriendo el sistema a la libre competencia, sin que la burguesía pierda su propiedad sino que maximice su inversión y sus ganancias “democráticamente”.

16.- En cuanto al Pueblo el concepto del melismo es que su reforma debía servir, como solía decirlo, para “humanizar el capitalismo”, alejándose del neoliberalismo que lo somete a una explotación salvaje, ante lo cual propone que desde el Estado se apoye a los obreros para que tengan mejores salarios, y así se expanda el mercado interno, los campesinos sean apoyados por el Estado para asegurar la alimentación de las ciudades y el Pueblo en general tenga acceso a los servicios básicos porque con una población enferma y débilmente instruida no hay desarrollo capitalista posible.

17.- El complemento de esta propuesta en lo económico y social, es una pobre propuesta de reforma política. Lejos de una propuesta sistemática y desarrollada que implique todos los ámbitos, lo poco que se logró conocer de la misma se limitaba a abogar por la institucionalización de consultas populares como la Cuarta Urna en todos los procesos electorales, la implementación del referendo revocatorio, el veto popular y la definición de mecanismos de solución de conflictos entre poderes (como la propuesta de “muerte súbita” y la creación del Tribunal de Justicia Constitucional).

18.- Pero la propuesta por excelencia que identificara al Melismo en la actual crisis es la propuesta de la Asamblea Constituyente. Esta propuesta se inspira en los procesos constituyentes de Suramérica y pretende ser, de parte de Mel, la instancia política que le permitiría elevarse por encima de la actual institucionalidad para lograr sus reformas políticas desde arriba, plasmándolas en una nueva Constitución.

Las limitaciones e inconsecuencias del melismo

19.- El primer problema con esta propuesta es que Mel tuvo oportunidad de realizarla y generalmente no fue consecuente con su discurso en la práctica, al menos en lo relativo con sus ofertas al Pueblo. Como se recordará, durante sus dos primeros años de gobierno, cuando no le interesaba ganar el apoyo del movimiento popular y gozó de una extraordinaria bonanza económica, Mel se comportó como cualquier otro gobierno burgués terrateniente. El salario mínimo aumentaba en la misma proporción que durante los gobiernos anteriores, y aún el extraordinario aumento de diciembre 2008 no incluyó a las obreras y obreros de las maquilas; nunca se preocupó por poner alto a la voracidad de los empresarios que incrementaron los precios de los artículos de consumo a su antojo y ahí no mostró ninguna garra contra los monopolios; la inversión social realmente no existió fuera de la tradicional forma asistencialista y clientelista en que implementó la Red Solidaria; los servicios públicos siguieron tan privatizados como antes; los recursos de la Estrategia de Reducción de la Pobreza se invirtieron en más policías y en gasto corriente, cuando no en financiar gastos superfluos, y la atención a los sectores en riesgo social no tuvo ningún repunte de relevancia. Su administración se caracterizó por una corrupción escandalosa y a las demandas del magisterio y de los obreros, respondía con la represión.

20.- El segundo problema de fondo es que nada de su proyecto implica alterar en lo fundamental la relación de clases existente en lo económico y social entre la oligarquía burgués terrateniente y el Pueblo explotado, porque su concepción no es la lucha de clases sino la conciliación de clases. Por eso es que su Constituyente no está concebida para expropiar a los terratenientes y dar la tierra a los campesinos, o para nacionalizar las actividades industriales estratégicas en manos de empresas imperialistas y oligárquicas. De hecho, Mel nunca hizo una propuesta controversial en el campo de lo económico y social que implicara la supresión de la propiedad privada de ningún sector burgués o terrateniente; a lo sumo llegó a establecer la disminución de la ganancia de las transnacionales del petróleo, mediante el cambio de fórmula, y liberar la competencia intercapitalista en este campo (libre competencia).

21.- El tercer problema es que, en lo político, Mel busca encontrar un punto de equilibrio que le permita coexistir con la oligarquía, en condiciones de igualdad pero no derrocarla, para lo cual pretende obligarla a abrir su sistema político. Por eso Mel siempre insistió en la necesidad de negociar con ella en lugar de confrontarla. Una muestra de lo anterior, es que su propuesta de reforma política no incluye nada que permita romper con el bipartidismo tradicional, del cual ha formado parte. También Mel concibió que la cúpula de las Fuerzas Armadas y de la Policía de Honduras son, tal como están, entidades “obedientes y no deliberantes”, por lo cual confió en ellas, les dio poder (recuérdese la militarización de la ENEE en tiempos de Tito Mejía), les dio privilegios y hasta trató de influenciarlas inyectándoles multimillonarios recursos y “olvidando” que las Fuerzas Armadas y la Policía son instituciones altamente sumisas al imperialismo, a la oligarquía y profundamente corruptas.

22.- El cuarto problema es que la propuesta política de democratización del sistema hecha al Pueblo responde a la reconstrucción del democratismo burgués (más de lo mismo) y no a la ruptura con éste. Vale la pena recordar que la base material de la oligarquía reside en su poder económico, pero Mel es consciente que su poder consiste en cooptar y poner a su disposición al movimiento de masas, de tal forma que le sirva de carta de presión para doblegar la resistencia de la oligarquía o para negociar con ella. Por ello su propuesta se basa principalmente en mecanismos de participación electoral que le permitirían al Pueblo expresarse periódicamente en plebiscitos y referéndums, pero sobre preguntas que la clase dominante decida consultar, sin darle la potestad a éste de tomar las decisiones cotidianas sobre los temas que son de su interés, bajo la modalidad de una democracia directa.

23.- En ese sentido, la propuesta de Mel no está pensada para llevar la democracia hasta la base, dando el poder en los centros de trabajo a concejos obreros, o en las fincas a los colectivos campesinos, o en establecer una democracia comunitaria basada en consejos barriales o de las aldeas. Se trata de una propuesta que, sin romper con el esquema de la institucionalidad democrático burguesa –de la cual forman parte el Plebiscito y Referendum--, le permita disminuir el poder oligárquico tradicional y tener la oportunidad de continuar en el gobierno a través del mecanismo de la reelección presidencial. Por eso Mel nunca hizo público en qué consistía su propuesta política de una nueva Constitución y tampoco dió potestad al movimiento popular para que la construyera.

La reforma imposible, el régimen y el Golpe de Estado

24.- Si quisiéramos definir lo anterior en una categorización marxista, el proyecto melista difícilmente podría ser catalogado como un “nacionalismo burgués”. Si lo fuera estaría sustentado en un emergente y pujante sector empresarial, poseedor de cuantiosos recursos económicos, dispuesto a batirse contra la oligarquía y el imperio para llevar a cabo sus ambiciones, haciendo reales reformas sociales y políticas que impliquen una redistribución del poder económico y político burgués, como sucedió por ejemplo con la experiencia del peronismo, el varguismo o el cardenismo en Argentina, Brasil o México, respectivamente, sustentadas en burguesías industriales pujantes. Pero Mel viene más bien de la clase terrateniente, y aunque tiene vínculos con un sector de la burguesía industrial y financiera (los Rosenthal) esta es parasitaria del Estado oligárquico y del imperio, mientras que la base de apoyo de Mel es más bien la clase media del campo. Por tanto, en sentido estricto no le calza esa definición.

25.- Tampoco se trata de un régimen bonapartista progresivo clásico, que se eleva por encima de las clases, se sustenta en los recursos del Estado, se apoya en el movimiento social, disciplina a todas las facciones de la burguesía y enfrenta al imperialismo para salvar al capitalismo nacional, como lo ha sido los regímenes venezolano y boliviano, sustentados en recursos energéticos extraordinarios. Mel ni enfrenta al imperialismo, ni tiene capacidad de erigirse en líder por encima de todas las facciones de la burguesía ni se apoya en recursos extraordinarios del Estado. Asi que tampoco le calza completamente ese concepto.

26.- De hecho, el melismo no sólo no tiene base material en una acumulación originaria que le permita sostener su proyecto, sino que es un proyecto condenado al fracaso en un capitalismo como el hondureño, que no resiste la más mínima reforma desde el interior del mismo sistema, debido a la rígida estructura de clase oligárquica. Eso lo convierte en un proyecto inviable dentro del sistema, como ha quedado demostrado con el Golpe de Estado.

27.- No obstante, sin tener base para ello, el Melismo tuvo ciertas pretensiones nacionalista burgueses y bonapartistas, pero a un nivel inferior, incompleto, o para ser más exactos, fallidas, forzado por la crisis económica y política regional y mundial. En ese sentido, se trata de un tímido e improvisado experimento proteccionista y bonapartista progresivo abortado por la oligarquía, que no duró ni un año.

28.- Pero tan anquilosado y a la vez tan odiado es el régimen oligárquico, que, a pesar de sus limitaciones, la iniciativa reformista del melismo fue suficiente para provocar una formidable movilización política de masas a un nivel inédito en la historia reciente de Honduras.  La idea de la Constituyente desató un gran torrente popular por un cambio que, como vimos, no tuvo una propuesta programática explícita por parte del Presidente y que, por lo mismo, fue llenada enteramente de contenido popular, independientemente de la voluntad de aquel.

29.- En el imaginario de los obreros y obreras, la Constituyente serviría para reducir a su mínima expresión el poder abusivo de los empresarios, mejorar sus condiciones de vida y, en algunos casos, nacionalizar y recuperar muchas actividades económicas privatizadas; en el imaginario de los campesinos y campesinas, la Constituyente debía servir para establecer un orden que permita recuperar las tierras en manos de los terratenientes, y así por el estilo, ocurría con las expectativas de los y las indígenas, mujeres, pobladores, cooperativistas, etc. De ahí que la idea de establecer una Cuarta Urna el 29 de noviembre, contó con el apoyo multitudinario del pueblo.

Gracias a ese fenómeno, el movimiento popular dió un salto cualitativo a plantearse dos cuestiones inéditas: a) la transformación radical de la sociedad hondureña; y, b) la toma del poder político para lograrlo. Pocas veces en la historia esta idea ha calado en amplias masas como en esta coyuntura.

30.- Aterrorizada, la troglodita oligarquía hondureña vio en lo anterior el fantasma de la Revolución popular, y adicionalmente, una “cabeza de playa del chavismo” en Centroamérica, por lo que decidió junto al imperio poner alto a este proceso mediante un Golpe de Estado Militar preventivo, antes de que el estímulo a una desenfrenada movilización de masas superara las intenciones del mismo Mel y volviera irreversible el desmantelamiento de los logros neoliberales a través de la instalación de una Asamblea Constituyente de contenido popular que, de paso, acabara con su actual forma de dominación.

De esa forma, el imperialismo norteamericano habría cumplido también su agenda de impedir la expansión de la influencia del ALBA en tierra centroamericana.

La Resistencia Popular.

31.- La historia del Golpe de Estado de 2009 habría transcurrido como otros golpes de Estado en el pasado, de no ser por un fenómeno nuevo con el que no contaba la oligarquía: el surgimiento de la Resistencia Popular, el más grandioso movimiento socio-político que ha tenido lugar en Honduras en la época contemporánea.

La Resistencia Popular nació como un Movimiento Social policlasista de carácter político-social, cuya base no descansa en estructuras partidarias, aunque las incluye, sino que descansa en las estructuras sociales arriba mencionadas que ha conformado el movimiento popular hondureño en su resistencia al neoliberalismo.

32.- Los golpistas estimaron que la reacción popular soportaría la abrumadora represión militar sólo unas cuantas semanas, y que el gobierno golpista podría consolidarse interna e internacionalmente en poco tiempo, con el apoyo de los norteamericanos. Sin embargo, la combinación de aquella capacidad de lucha popular estructurada y acumulada en las últimas décadas, con el repudio político masivo al Golpe Militar-Empresarial de 2009, hicieron posible que las masas se movilizaran tan multitudinariamente y por tanto tiempo para resistir el Golpe de Estado militar, estimulando además, un similar fenómeno de resistencia internacional, tanto de los pueblos como de muchos Estados, el cual fue tan amplio que hasta el mismo gobierno norteamericano debió ocultar durante un tiempo sus reales intenciones.

33.- Esa conjunción de la Resistencia nacional con la internacional impidió la consolidación del gobierno golpista de Roberto Micheletti, acorralado entre la lucha dentro del país y la presión mundial, y también impidió que la Resistencia popular sufriera una derrota estratégica como consecuencia de su indefensión física frente a la brutal represión militar y policial.

Posicionamientos ante la crisis

Frente a esta crisis, tres han sido las posiciones básicas:

  • La posición de los golpistas nacionales, de la ultraderecha internacional y, con algunos matices, de los Estados imperialistas, que, alineadas y disciplinadas tras el Departamento de Estado norteamericano y teniendo en el Plan Arias su agenda principal, pretenden la legitimación del régimen golpista mediante el reconocimiento del gobierno surgido de la farsa electoral del 29 de noviembre de 2009, la reconstrucción del régimen bipartidista, la ruptura del aislamiento internacional para oxigenar económicamente al nuevo régimen y la neutralización del movimiento de Resistencia Popular. A esta posición se han sumado inclusive algunas burocracias sindicales (CTH, CGT, PRICHMA, un sector del COCOCH) y el partido Unificación Democrática el cual hace co gobierno con el golpista de Porfirio Lobo Sosa.
  • La posición de un sector de la Resistencia, principalmente liberales, reformistas y burócratas sindicales que, si bien han sido protagónicos en la lucha contra el Golpe, y convergen con la mayoría en la necesidad de Refundar el Estado mediante una Constituyente, agotan su estrategia en la restauración de la institucionalidad democrático burguesa, para la cual su política es hacer “oposición” al gobierno sucesor del golpismo, pero no hacerle crisis y mucho menos derrocarlo por la vía revolucionaria. En el largo plazo, esta postura tiende a converger con la primera, puesto que tanto ésta como aquella se atienen a las reglas del régimen democrático burgués que pretende reconstruir el imperialismo. El Presidente Mel Zelaya y los Liberales en Resistencia son parte de esta posición.
  • La posición de la mayoría de los cuadros que conformamos el Frente Nacional de Resistencia Popular, que luchamos por la salida de los golpistas del poder, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente de integración popular que apruebe una nueva Constitución y un proyecto de cambio estructural que abra el camino a una nueva sociedad, bajo el principio cardinal de que el pueblo es el único constructor de su destino y de que la ruptura con las viejas formas de poder no se logrará restaurando la vieja institucionalidad democrático burguesa sino cambiando esta por una institucionalidad sustentada en el Poder Popular, cuya construcción no descansa en el ejercicio electoral sino en la movilización y participación popular.

II.- CARACTERIZACION DE LA DINAMICA DE LA RESISTENCIA POPULAR

El fracaso táctico de la lucha de la Resistencia en su primera etapa. Sus causas.

34.- No obstante sus potencialidades, la Resistencia no logró los objetivos que se propuso en la primera etapa de este proceso revolucionario, que eran: 1) Restituir al Presidente Zelaya a su cargo; 2) Restaurar el orden constitucional; y, 3) Convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. El régimen golpista finalmente logró salirse con la suya ejecutando un proceso electoral en noviembre de 2009, con el apoyo de los Estados Unidos, con el cual ha colocado en el poder a un golpista, Pepe Lobo, al que intenta legitimar nacional e internacionalmente.

Si bien es cierto en el largo plazo este resultado no determina la suerte final del conflicto, ni le resuelve todos los problemas a los golpistas, como veremos, hay que reconocer que la primera etapa de la lucha de Resistencia cierra con una derrota política para ésta, que refleja no tanto la relación social de fuerzas, sino los problemas políticos de conducción del proceso. Una derrota, que, como veremos, es relativa y por tanto táctica, en la medida que el régimen golpista tampoco logró la legitimación y consolidación que buscaba.

35.- Las causas de ese revés táctico están en dos aspectos: uno fue la política pro negociación del Presidente Zelaya, patrocinada por el Departamento de Estado norteamericano, que buscaba una conciliación con el régimen golpista, y el otro fue el problema del seguidismo de la mayoría de la conducción del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado a esta política conciliatoria del melismo, que condujo a la castración de la movilización de masas.

36.- En efecto, pese a que su Pueblo daba la vida en la calle por su restitución, desde un principio el Presidente Zelaya apostó a que la misma no sería obra de una insurrección popular verdadera, para la cual existían sobradas condiciones de ánimo, sino de la diplomacia internacional, encabezada por la OEA y los Estados Unidos.  Eso, en pocas palabras, era una claudicación al plan imperialista, con el que colaboraron tan afanosamente desde Insulza hasta Lula. Tan negativa fue esta decisión, que Mel le dio la espalda a los esfuerzos que venían haciendo los gobiernos de la ALBA para lograr su restitución, bajo la condición previa de la salida del gobierno golpista del poder. Contra las acertadas recomendaciones de Fidel Castro, Chavez y otros líderes de la Alianza Bolivariana, que aconsejaban desconfiar del Plan respaldado por los norteamericanos, Mel se entregó completamente al Plan Arias, fraguado por Hillary Clinton, que prácticamente era un plan de rendición ante el golpismo haciendo un Gobierno de Unidad con éste.

Lo dicho se explica porque las contradicciones entre Mel y la oligarquía son coyunturales y no antagónicas, y porque el melismo contiene todas las limitaciones de una conducción política burguesa, incapaz de darle una salida estratégica a la contradicción de clases planteada en el fondo de la crisis.

37.- Esta postura del Presidente Manuel Zelaya se debió, por un lado, a su origen de clase que lo llevo a confiar en las bondades del imperio y en instituciones multilaterales como la OEA, y, asimismo, a desconfiar de la autodeterminación y movilización radicalizada de las masas populares; y, por otro lado, a su particular estilo de conducción, personalista, improvisado e impositivo, al extremo que la conducción del Frente de Resistencia, para no contradecirlo ni enfrentarlo, asumió por un tiempo como propias las unilaterales y erradas decisiones tomadas por el Presidente en varias ocasiones (como el irresponsable llamado a la frontera con Nicaragua hecho en julio, que desmanteló la huelga general decretada por las centrales obreras y expuso a miles de sus seguidores a una represión salvaje del ejercito, entre otras experiencias).

38.- Por su lado, la conducción del Frente en un inicio respondió al golpe con los métodos propios de las clases populares, como las tomas de carreteras, la huelga obrera (parcial) y las movilizaciones, mítines, boicot a los embarques y aeropuertos entre otros. Sin embargo, al entrar el Presidente Zelaya en la dinámica de la negociación del Acuerdo San José, la influencia de los Liberales en Resistencia en la cúpula del Frente fue determinante para castrar los métodos de lucha, de manera que el impulso inicial fue aplacado para dar lugar a una Resistencia que, más que procurar efectos dañinos sobre la economía capitalista, buscaba mantener un ritual de marchas diarias para tener un efecto más simbólico y mediático que real, siendo hasta incapaz de articular mecanismos de autodefensa frente a la brutal represión militar y policial, mucho menos de hacer progresar esos métodos hacia la huelga general insurreccional.

39.- En ese sentido, en la práctica el Frente puso la fuerza de la movilización de masas como una fuerza de presión social al servicio de la negociación del Pacto de San José, y no en función del derrocamiento del gobierno usurpador. De hecho, la caída del gobierno no aparece como uno de los tres objetivos centrales del Frente, en su primera etapa, cuando debió haber sido el primero. Una muestra de esta política fue lo ocurrido con el levantamiento barrial del 22 de septiembre de 2009. Ese día las masas populares salieron espontáneamente a tomarse los barrios en Tegucigalpa, desbordando la fuerza policial que salió a contenerlas; pero en lugar de estimular ese método y de pasar a una forma de lucha de barricadas con autodefensa popular más generalizada, la conducción de la Resistencia llamo a seguir marchando pacíficamente, mientras Mel llamaba al diálogo con los golpistas en la Embajada de Brasil (donde no tuvo empacho en aparecer abrazado con Elvin Santos), con lo cual la iniciativa de las bases fue desmantelada y desmoralizada.

40.- En vista de estos factores políticos, la Resistencia no logró dar el salto cualitativo en sus métodos de lucha, pasando de la lucha pacífica inicial a una forma de Resistencia más activa, con métodos de fuerza, que concluyeran en una Huelga General insurreccional que pudo haber dado al traste con el gobierno golpista de Roberto Micheletti, sino que se limitó a una movilización callejera pacífica cuyos desbordes fueron contenidos por su misma conducción. Desde entonces este formidable movimiento comenzó a retroceder paulatinamente, hasta ver reducidos sus efectivos en las calles, lo que dio impulso a la derecha para contraatacar con métodos fascistas.

41.- En ese sentido la primera etapa de la Resistencia Popular se caracterizó por ser una resistencia seguidista de la política claudicante del Presidente Zelaya y autolimitada en sus métodos de lucha, incapaz siquiera de organizar la autodefensa de sus movilizaciones pacificas. Ello tuvo un elevado costo humano en las miles de personas que fueron lesionadas, humilladas y asesinadas en las movilizaciones populares.

Repunte de la izquierda en la segunda etapa de la lucha del Frente de Resistencia

42.- Aunque Mel hizo un abandono tardío de su compromiso con el Plan Arias (lo firmó y después renegó de él, pero el imperialismo sigue explotando su firma internacionalmente), dicha renuncia produjo un efecto positivo al interior de la Resistencia. Disminuyó la influencia de los sectores liberales y burocráticos que habían defendido esa política conciliadora y se produjo una radicalización de la dirigencia intermedia, que no estaba dispuesta a transar con el golpismo, impactada además por el levantamiento barrial de septiembre 2009.

43.- La primera prueba de fuego para esa nueva actitud en la conducción del Frente fue el proceso electoral del 29 de noviembre. Es necesario decir, sin embargo, que el primer paso progresivo en esa línea no fue dado por el Frente en sí, ni por Mel, quien tenía una posición ambigua sobre el proceso (decía que no lo apoyaba pero que no podía llamar a no votar) sino que fue un hito de la izquierda política aglutinada en el movimiento popular que impulsó la Candidatura Independiente de Carlos H Reyes, pues fue la primera en tomar la decisión, en consulta con sus bases, de retirarse de dicho proceso, acto que contribuyó también a la radicalización de las bases y dirigencias intermedias del Frente Nacional de Resistencia, mismas que, siguiendo ese ejemplo, aprobaron en sendas asambleas departamentales el llamado al abstencionismo.

44.- Gracias a esta izquierdización de las bases del Frente, fueron derrotadas las maniobras de dirigentes conciliadores que al interior del mismo trabajaban para asegurar su participación en la farsa electoral, a través de la alianza de la UD con un sector de los liberales, quienes oportunistamente pretendieron aprovechar el enorme caudal electoral del pueblo en Resistencia. De hecho, los sectores más avanzados de las fuerzas políticas, incluida la mayoría de bases de los Liberales, muchos candidatos udeístas y de la coalición “Compromiso Por Honduras” (específicamente del Partido para la Transformación de Honduras y de la Alianza Patriótica) siguieron el ejemplo de la Candidatura Independiente y posteriormente acataron el llamado del Frente, dándole un golpe severo a la legitimidad de la farsa electorera. Tan asi que, por primera vez, Mel tuvo que alinearse a la política de la izquierda.

45.- El otro triunfo de la izquierda política y social fue que el llamado al abstencionismo fue acatado por una enorme cantidad de electores, elevándose aproximadamente al 65%, el más alto de la historia reciente, pese a que la derecha contó con la comparsa de fuerzas políticas otrora leales a la Resistencia, como la dirigencia oportunista de la UD, un sector del PINU-SD y una minoría de los Liberales en Resistencia, que respaldaron las elecciones golpistas. Ni siquiera sirvieron las maniobras fraudulentas del golpismo para inflar los resultados del proceso para legitimarlo ante el pueblo, mucho menos ante las bases de la Resistencia. Tan asi que, dentro de la farsa golpista, la UD vio reducir el número de sus diputados y regidores, pasando de la tercera a la quinta posición, como muestra del repudio de las masas a la traición de su dirigencia oportunista.

1.- Por eso podemos decir que la izquierda, aunque no tuvo la correlación de fuerzas para impedir físicamente su realización, si impidió que el régimen golpista pudiera utilizar el proceso electoral para lograr su legitimación en el plano nacional e internacional, en la medida que su deslegitimación todavía tiene efectos en el desconocimiento del gobierno de Pepe Lobo, dentro y fuera del país.

2.- Otros casos que reflejan que la correlación de fuerzas es favorable a la izquierda en el Frente, son:

3.- La decisión de la conducción del Frente de no participar en el diálogo convocado por los golpistas;

4.- La decisión de no aceptar cargos en el Gobierno de Unidad Nacional integrado por Pepe Lobo; y,

5.- Las decisiones de orden organizativo aprobadas en distintas asambleas del Frente desde noviembre de 2009 para conformar a este en una fuerza política orgánica contra la opinión de los Liberales en Resistencia.

46.- Todos estos hitos contaron con la aceptación de la inmensa mayoría de las bases lo que significa que la influencia de la izquierda social se hace sentir en la vida interna del Frente. Pero eso no significa que la izquierda tenga la conducción del mismo. Nuestra influencia se canaliza a través de sus asambleas nacionales y de cualquier espacio colectivo donde las bases pueden expresarse y en los cuales las burocracias y los políticos oportunistas tienen poco margen de maniobra para salirse con la suya.

47.- Otra limitación que tenemos, desde el punto de vista de los revolucionarios(as), es que esas expresiones de la izquierda no forman parte de un solo proyecto o expresión política unificada, sino que se trata más bien de un movimiento de izquierda fragmentado y fácilmente vulnerable al oportunismo, debido a que entre asamblea y asamblea las dirigencias burocráticas vuelven a tomar el control y proseguir con sus políticas afines al melismo.

Saldos positivos de la Resistencia Popular para una segunda etapa

48.- A pesar de los errores cometidos en la primera etapa, la movilización de la Resistencia Popular fue tan portentosa que ha dejado saldos positivos estratégicos, que serán la base para el desarrollo de una segunda etapa de dicho proceso. Estos saldos positivos podemos resumirlos en los siguientes aspectos:

  • En primer lugar, la oligarquía no ha logrado --ni tiene condiciones favorables para lograrlo en lo inmediato-- retornar al punto de hegemonía política que tenía antes del 28 de junio, debido a la crisis irreversible de las principales instituciones del Estado capitalista, vale decir: los partidos tradicionales, los poderes del Estado, los aparatos de reproducción ideológica como las iglesias y los medios de comunicación, etc. los cuales hoy día se han vuelto infuncionales para crear consenso y condiciones de sumisión.
  • En segundo lugar, el proceso electoral aunque logró arrastrar a un sector minoritario de la población y tuvo un mayor impacto fuera de Honduras, sin embargo no logró reencausar a la población por el redil de las instituciones democrático burguesas, ni ha permitido al gobierno de Lobo contar con la legitimidad necesaria para gobernar.
  • En tercer lugar, lo anterior obliga a la oligarquía a depender estratégicamente de la respuesta militar-policial para sostenerse en el poder; lo cual no es una salida sostenible --a menos que produzca un aplastamiento sangriento de las masas— pues convertir a este en un Estado Policial Militarizado producirá un acelerado desgaste de su legitimidad política, de su economía y la radicalización de las masas movilizadas.
  • En cuarto lugar, el Golpe ha producido también un enorme debilitamiento del posicionamiento del régimen en el contexto internacional, del cual ha sido aislado, acelerando los factores económicos que alimentan la crisis, al punto que a 8 meses del golpe su reconocimiento pende todavía de un hilo en todos los foros internacionales. Eso lo obligará, más temprano que tarde, a adoptar medidas extraordinarias de austeridad, recaudación de más impuestos, eliminación de privilegios, etc, que abrirá para el gobierno nuevos frentes de batalla con los sectores populares y clases medias, incluso contra la misma burguesía que dio el Golpe.
  • Y en quinto lugar, alrededor de la Candidatura Independiente Popular de Carlos H Reyes, logró nuclearse un contingente muy valioso de militantes de la izquierda social y política (incluidas las bases del STIBYS, COPINH, COPEMH, COPRUMH, el PST, Los Necios) con demostrado potencial de influencia sobre la Resistencia en su conjunto, que constituye un enorme capital político para las tareas de la izquierda en el próximo período.

49.- Por ello, podemos decir que, pese a sus resultados inmediatos, que han sido desfavorables a la Resistencia, estratégicamente los golpistas no solo no lograron el objetivo de recuperar la hegemonía que tenía antes del 28 de junio, ni lograron hacer desaparecer la Resistencia, sino que ha empeorado su situación política y económica y, al mediano plazo, continúa abierta la oportunidad para el cambio revolucionario.

50.- El principal activo del proceso de transformación nacional que se ha abierto con el Golpe de Estado, sigue siendo la misma Resistencia Popular, porque pese a sus resultados inmediatos, ha venido a dar un impulso extraordinario al movimiento popular hondureño, en varios aspectos:

  1. El movimiento popular hondureño se encuentra más unido que nunca y en alianza con una gran diversidad de sectores sociales, económicos, políticos e ideológicos, superado diferencias secundarias para concentrar la fuerza contra la oligarquía golpista.
  2. Importantes destacamentos del Pueblo han dado un salto cualitativo en su consciencia de clase y en su consciencia política porque han roto con las ilusiones que tenían en la democracia burguesa y se plantean sin ambages la toma del poder.
  3. El movimiento de Resistencia cuenta con objetivos inmediatos claros; La Constituyente y la Refundación del Estado hondureño, por los cuales se movilizan amplias masas a nivel nacional.
  4. El Pueblo se encuentra movilizado constantemente, a lo largo y ancho de la geografía nacional, ya no solo en pro de sus reivindicaciones económicas, sino por exigencias de tipo político, lo cual está dando lugar a importantes experiencias de ejercicio de poder popular.
  5. El movimiento popular hondureño ha adquirido protagonismo internacional, siendo reconocido por su beligerancia; lo cual es una condición importante para lograr un soporte que mantenga la lucha por largo tiempo.
  6. El Pueblo cuenta ahora con un instrumento de masas para la transformación social y política del país, que es el Frente Nacional de Resistencia Popular, el cual, a pesar de la represión, no ha podido ser destruido y se fortalece organizativamente mediante un lento proceso de construcción colectiva.

51.- Todos los elementos anteriores, sumado al oscuro panorama que debe enfrentar el gobierno golpista de Pepe Lobo, permiten augurar que el movimiento de Resistencia Popular tendrá un nuevo repunte en el marco de un rebrote de la crisis económica y social, abriéndosele una nueva oportunidad a la izquierda para hacer avanzar el proceso de movilización social hacia la transformación revolucionaria de la sociedad.



[1] Ex Diputado al Congreso Nacional y miembro de la Conducción del FNRP en Francisco Morazán

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