Por Leonardo Ixim

En las dos últimas semanas ha habido una serie de movilizaciones en Guatemala, enmarcadas por el alto costo de la vida y por la problemática al interior de la Universidad de San Carlos (USAC) tras el fraude en la elección a rector, mostrando el camino correcto para hacerle frente a la embestida anti-popular, tal como ha demostrado anteriormente Ecuador y más recientemente Panamá.

El pasado martes 9 de agosto la Asamblea Social y Popular (ASP), organizó bloqueos de calle y carreteras en doce puntos en el país, entre ellos cuatro en el área metropolitana, uno de estos, organizado por la Coordinadora General de Estudiantes (CGE) de la USAC. En este bloqueo se llegó con elementos de la Policía Nacional Civil al acuerdo de desalojar la Avenida Petapa adyacente al campus central universitario en la zona 12 de la Ciudad Capital; las y los estudiantes en una forma organizada se fueron retirando, pero la PNC, incumpliendo el acuerdo, reaccionó por medio de presión para que la retirada ordenada se quebrara.  En otros puntos del país también se negoció que las organizaciones campesinas se retiraran antes de tiempo, mientras que en otros estuvieron hasta horas de la tarde.

Posteriormente, el jueves 11 la ASP optó por realizar movilizaciones en algunas cabeceras departamentales; en la Ciudad de Guatemala la CGE encabezó una marcha en su mayoría estudiantil, apoyada por el Sindicato de Trabajadores de la Universidad (STUSC), que tuvo un contenido relacionado al fraude electoral en la USAC. La movilización marchó del campus central hacia el centro de la ciudad teniendo el apoyo de la población capitalina.

En esa actividad, estructuras urbanas del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), otra de las organizaciones de mayor trayectoria fundada en 1989 y quizás la más grande en el país, se sumó a la manifestación; esto nosotros lo saludamos como fundamental para fortalecer la unidad campesina, como se dio años atrás con la antigua Coordinadora Nacional Organización Campesina donde participaba, CUC, CODECA, la Unión Verapacense de Organización Campesina, el Comité Campesino del Altiplano y otras ya desparecidas. 

Por otro lado, el pasado martes 16 de agosto el Sindicato de Empleados del Hospital San Juan de Dios, realizó una concentración en frente del Congreso de la República en el centro capitalino denunciando, además de la problemática general del alto costo de la vida contra la clase trabajadora, el incumplimiento de las demandas aceptadas por las autoridades del Ministerio de Salud y Previsión Social, de incorporar en planilla a una parte de los salubristas que brindan servicio en el sistema nacional de salud.

Por último, el pasado sábado 20 de agosto nuevamente el estudiantado sancarlista salió a las calles, esta vez en una manifestación desde el Centro Universitario Metropolitano en la zona 11 de la capital donde se encuentra la Facultad de Medicina y la Escuela de Psicología, hacia el campus central. Esta actividad fue convocada por los estudiantes del plan sabatino de la pequeña pero combativa Escuela de Historia y apoyado por la CGE, docentes y profesionales de diversas unidades académicas, así como el STUSC.

Además, se realizaron piquetes relámpago bajo la modalidad de una pedagógica-teatral crítica, realizando pequeñas presentaciones en el momento en que se bloqueaba una vía aledaña al campus central de la U y se volanteaba a los conductores. Generalmente esas acciones generan cierto malestar, pero se trató de sensibilizar, bajo el mensaje que pertenecen a la clase trabajadora y que son la burguesía y el actual gobierno corrupto, quienes descargan la crisis actual sobre los hombros de las y los obreros.

Es previsible que, en la medida que se agudice la situación social y el repudio ante el statu quo ahora latente se vaya generando un descontento cada vez más marcado, ahora ahogado por el miedo, el acomodamiento y la alienación. Los grupos dominantes y el actual gobierno de Giammattei ya han visualizado eso, claro ejemplo la iniciativa de ley 6076, llevando a escalar la represión de la protesta popular, lo cual no es más que la tendencia global hacia la creación de regímenes políticos más autoritarios.

Ante eso es vital la unidad de las fuerzas populares, la CGE y el estudiantado pueden jugar un papel clave concitando a las organizaciones sociales y políticas de la clase trabajadora y de los pueblos y sus particularidades étnicas, que habitamos este espacio.

Esto por medio de un programa claro de reivindicaciones sociales, políticas y culturales, lo cual desde el PSOCA consideramos pertinente para avanzar en un mayor esfuerzo de articulación que cuestione el modelo económico y la forma del Estado capitalista actual. Para construir una Asamblea Constituyente Originaria, Popular, de las y los Trabajadores, Plurinacional como órgano de poder real.

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