Por Úrsula Coj
Por segundo año consecutivo se realizó la conmemoración del primero de mayo en medio de la pandemia.
En esta fecha tan importante para la clase obrera mundial se recuerda a los dirigentes obreros asesinados por el Estado en la ciudad de Chicago en 1886, condenados por la justicia burguesa por el hecho de defender los derechos laborales ante la explotación de los patrones.
Las organizaciones sindicales y de trabajadores realizaron la marcha conmemorativa en la Ciudad de Guatemala. Por un lado, se tuvo que lidiar con la situación de la pandemia, que lleva a la población a tener cuidado en el contacto porque como se ha probado, las aglomeraciones de personas son el caldo de cultivo para el contagio por el virus. Pero por el otro, días antes el gobierno de Alejandro Giammattei había declarado por 15 días, con el apoyo de la mayoría de los miembros del Consejo de Ministros, un estado de prevención, bajo controvertida y represiva Ley de Orden Público, el cual terminaba el 30 abril. Esto generó temor de que, tal como impone ese mecanismo el cual cercena los derechos de manifestación, no se realizara la marcha.
Todo eso influyó en que al final se convocara a una concentración en la Plaza Central de parte de las principales centrales sindicales, aglutinadas en el Movimiento Sindical y Popular Autónomo de Guatemala (MSYPAG) y los Sindicatos Globales de Guatemala. Teniendo en cuenta las medidas sanitarias vigentes, la convocatoria no se hizo a las amplias bases de los sindicatos, sino a los comités ejecutivos, dando como resultado que la concentración fue limitada, asistiendo las dirigencias respectivas. También se hicieron presentes pequeños grupos formados por pocos integrantes de la estatal Universidad de San Carlos y la privada de orientación jesuita Rafael Landívar.
El histórico Sindicato de Trabajadores de la Embotelladora Central, S.A., con una concurrencia menor de lo normal, fue el grupo más grande en la concentración. Otro grupo más o menos numeroso fue el Sindicato de Trabajadoras Domésticas, quienes se hicieron presentes en la plaza. Estas han estado presionando para que el Estado de Guatemala reconozca el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, que reconoce derechos a empleadas domésticas, un sector cuyas condiciones laborales son precarias
Los partidos de izquierda reformista con presencia parlamentaria como Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y Winaq, convocaron a la concentración, pero asistiendo también una cantidad pequeña de personas.
El Sindicato de Empleados del Hospital San Juan de Dios realizó una marcha pequeña con un nutrido grupo de miembros, partiendo del Centro Cívico y finalizando en la Plaza Central. Como Partido Socialista Centroamericano acompañamos esta marcha. Estos compañeros en los últimos meses han realizado una valerosa lucha por las condiciones laborales del personal sanitario en el marco de la pandemia y por exigir que la gran mayoría de empleados públicos del sistema nacional de salud, logren obtener prestaciones sociales reconocidas en las leyes laborales de Guatemala y estabilidad en sus puestos, pasando de tener contratos temporales a estar presupuestados con plazas fijas.
De hecho, este sindicato ha organizado medidas de presión al Congreso, realizando movilizaciones para exigir que se traslade a más de 50 mil empleados sin contratos que cubran prestaciones sociales. Obtuvieron el apoyo de la bancada de URNG para lograr citar a las autoridades de salud pública.
En general, los comunicados que las centrales y organizaciones sindicales emitieron para este 1 de mayo, critican correctamente las condiciones de la clase trabajadora, en el marco de la pandemia. Cuestionan la falta de medidas de parte del Ministerio de Trabajo para detener las políticas contra las y los trabajadores emprendidas por los empresarios, como despidos, recortes temporales sin sueldos y luego para recuperar sus ganancias, las excesivas jornadas en fábricas, fincas, ingenios, maquilas, call center y aún en el home office. Así también la ineficiencia de los programas impulsados por el gobierno para atender los efectos de los cierres por la pandemia.
Sin embargo, consideramos importante que estas denuncias, así como el cuestionamiento a este gobierno enemigo de la clase trabajadora, sean canalizadas a través de un programa unitario de lucha que incluya las demandas de aumento general de salarios, plan de obras públicas para combatir el desempleo, mejora de la seguridad social, renta básica para los trabajadores de la economía informal, contra la flexibilización y precarización laboral, libertad sindical, nacionalización de los servicios públicos privatizados y suspensión del pago de la deuda externa