Por Úrsula Pop

Luego de que la asamblea general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud de Guatemala del 23 de octubre decidiera dar 15 días al Ministerio de Salud para pagar sueldos atrasados, la situación en esta área vital para la población no da muestras de mejorar.

No solo es el problema de los sueldos atrasados, sino la carencia casi permanente de materiales, medicinas e insumos. El 6 de noviembre los médicos y personal del Hospital San Juan de Dios de la capital, decidieron suspender la atención de emergencias. La falta de cosas básicas como gasas, guantes, mascarillas, jeringas, guantes, micropore, mascarillas, pañales, jabón para lavar las manos, hace que sea imposible atender adecuadamente a los pacientes. La falta de camillas y sillas de ruedas obliga a los enfermos a permanecer en los pasillos acomodados de forma improvisada. Faltan cunas para los bebés, y a falta de respiradores los pacientes son atendidos con aparatos manuales, razón por la cual ya fallecieron 7 personas. En el área de lavandería las máquinas están casi paralizadas, generando montañas de ropa sucia, mal olor, y peligrando que se generen enfermedades.

El ministro Monterroso afirmó que fueron liberados Q 1.5 millones del fondo rotativo para iniciar las compras, cantidad que será insuficiente. El presidente Pérez Molina, haciendo gala de su ignorancia en asuntos de medicina dijo “Que no tengan insumos no quiere decir que ellos no trabajen, pueden atender a la gente que está allí” (Siglo XXI 7/11/14).

En el interior del país los compañeros han llevado a cabo acciones: en Quetzaltenango, Hospital Rodolfo Robles por el atraso en los sueldos y desabastecimiento de medicinas; en el Hospital Nacional de Amatitlán los trabajadores cerraron la consulta externa desde el 5 de noviembre, amenazando con tomar otras medidas; en el Hospital Nacional de Chimaltenango las enfermeras y el personal suspendieron la atención de la consulta externa, exigiendo el pago de salarios atrasados desde hace cinco meses; una situación similar se vive en Jutiapa, Cuilapa Santa Rosa, Zacapa, Petén, El Progreso y Huehuetenango.

El ministro Monterroso ha tratado de lavarse las manos, primero tratando de inculpar a un trabajador del sistema informático de sabotear el pago de sueldos, acusación que no pudo ser probada; echó la culpa al anterior director del Hospital San Juan de Dios por no administrar adecuadamente Q 400 millones asignados a ese centro, sugiriendo que fueron malversados (Prensa Libre 6/11/14); culpó a la administración del anterior ministro de comprar por Q 2.5 millones una caldera de segunda mano para ese mismo hospital, que se arruinó después de un mes. El gobierno está acusando al anterior ministro Jorge Villavicencio, de un desfalco por Q 427 millones, utilizándolo de chivo expiatorio. Sin embargo, el nuevo ministro Monterroso no tuvo empacho en cambiar el equipo de asesores, contratando seis más y aumentando Q 6 mil al sueldo de cada uno (El Periódico 7/11/14).

Para el 8 de noviembre la crisis en los hospitales no daba visos de solución. El ministro anunció que buscaría obtener ahorros despidiendo personal, cerca de 500 empleados, del área financiera y administrativa del ministerio, medida que a todas luces es injusta y fue rechazada por los sindicatos.

Mientras fue nombrado un nuevo director del Hospital San Juan de Dios, que prometió empezar a solucionar los problemas, dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud de Guatemala se reunieron con autoridades del Ministerio de Salud, acordando el pago de los sueldos atrasados y los nombramientos de plazas temporales a permanentes. El ministro les entregó una carta de compromiso indicando que iniciarían el pago de Q 107 millones en sueldos atrasados (Siglo XXI 8/11/14). Lo que no está claro es de dónde sacará ese dinero el ministro, además no hay ningún acuerdo sobre el abastecimiento de insumos y medicamentos.

No sería raro que los dirigentes sindicales inicien una romería por el Congreso para presionar a los diputados a que aprueben los bonos solicitados por el gobierno, haciéndole el favor a Pérez Molina y sus ministros.

Es evidente que no hay ninguna garantía de que el gobierno cumplirá el compromiso de pagar los sueldos y abastecer los centros hospitalarios. El SNTSG anunció una marcha para el 13 de noviembre. Esta marcha no debe ser para auxiliar al gobierno demandando a los diputados la aprobación de los Q 4 mil millones en bonos. Se debe exigir el pago inmediato de sueldos atrasados y el abastecimiento de los hospitales, contra el gobierno y contra los diputados. Rechazamos desde ya cualquier colaboración, aunque sea velada, con el gobierno de Pérez Molina. Rechazamos también el despido masivo de empleados administrativos del Ministerio de Salud.

¡Hay que preparar un paro general nacional de trabajadores de la salud!

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