Por Edgar Miguel Kan

Mientras las y los trabajadores marchábamos en la ciudad capital de Guatemala dignificando la honrosa lucha de los mártires de Chicago por la conquista del trabajo por 8 horas de descanso, 8 horas de recreo y 8 horas de trabajo, en la zona nor-occidente del país en una comunidad fronteriza, con México, Santa Cruz Barillas, Huehuetenango, ocurrió el vil asesinato de Andrés Francisco Miguel, a manos de las fuerzas de seguridad privada de la Hidroeléctrica Hidrosantacruz S.A.

Esto es la consecuencia de la tensión social que existe a partir de la invasión conspicua de los megaproyectos dados en excesiva concesión, sean Hidroeléctricas o Mineras, que buscan imponer un una dinámica capitalista totalmente ajena a la generación productiva real e inclusiva, que la clase oprimida necesita.

 

Antecedentes

El día 23 de junio del año 2007 se realizó una consulta comunitaria en la que abrumadoramente 46,479 personas contra 9 rechazaron rotundamente la explotación minera y la constitución de hidroeléctricas en el territorio de Santa Cruz Barillas.

En 2009 la hidroeléctrica empezó a querer comprar terrenos de los comunitarios, a lo cual la mayoría se opuso. Sin embargo, a base de intimidaciones y coacciones lograron adquirir una serie de bienes para iniciar su funcionamiento.

Marzo 2012 se reabrió un destacamento militar, bajo la política de control de narcotráfico y drogas, como parte de la estrategia de militarización del Ejecutivo.

1 de mayo 2012: Hombres armados emboscaron a tres personas, líderes comunitarios, que retornaban de la cabecera municipal hacia su comunidad cercana a Posa Verde, lugar donde la empresa Hidro Santa Cruz pretende construir una hidroeléctrica. Como resultado de ese atentado el señor Andrés Francisco Miguel falleció y fueron gravemente heridos Pablo Antonio Pablo y Esteban Bernabé; uno de ellos se ha negado a vender sus tierras y ha sufrido persecución legal por parte de empresa.

El vil asesinato del líder causó la indignación comunitaria, tras la constante violación de la autodeterminación de los pueblos, lo que llevó a la comunidad enardecida a tomar el destacamento militar de la zona, en la que se golpeó a algunos miembros del ejército.

Acciones subsecuentes

La respuesta del Estado ha sido la imposición de un Estado de Sitio en Santa Cruz Barillas, situación que impide el ejercicio libre de las y los comunitarios, generando una situación de extrema tensión, ya que hay más de 900 efectivos de las fuerzas estatales entre policías y militares.

Esta práctica recurrente por los gobiernos de turno, es hoy más acentuada en el gobierno de Otto Pérez Molina, quien rápidamente hizo el despliegue militar exacerbado ante la realidad ocurrida. Claro que nunca antes el estado de sitio se hizo a razón de una afrenta contra una instalación militar, lo que implicaría un desafío hacia los militares y en consecuencia contra los intereses de la nueva burguesía militar; la cual hoy detenta el poder ejecutivo.

Este hecho no es aislado sino que se  concatena con los momentos de opresión que se ha vivido en Santa Cruz Barillas, desde el rechazo a la consulta comunitaria, el desconocimiento de la resistencia contra la Hidroeléctrica  y la puesta del destacamento militar. Todo ello hace que el descontento campesino este hoy por hoy en su punto más álgido.

La situación de extrema violencia, ambigüedad y falta de determinación, es la dominación sobre las grandes mayorías, que busca con exclusividad retomar el poder y control militar sobre las poblaciones en todo el país, con la proliferación de estos destacamentos y bases militares.

Las constantes denuncias de violaciones a derechos humanos, la tortura frente a la irrupción de la cotidianeidad comunitaria y el despliegue masivo militar es una táctica de presencia y de control sobre la población,  acción no ajena al avasallamiento de los pueblos del mundo que opera a través de la dominación salvaje del neoliberalismo, mediante la lógica del capital transnacional, la que el gobierno de Otto Pérez Molina, cumple a cabalidad sin importar las víctimas y la resistencia de los pueblos.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), convocamos a la clase trabajadora consciente guatemalteca a generar una resistencia al proyecto neoliberal, que es el que permite la generación de estos abusos en contra de las grandes mayorías, además hace caso omiso a la voluntad de la población que se opone férreamente a las acciones capitalistas desmedidas de explotación del territorio. Exigimos la inmediata derogación del estado de sitio en Santa Cruz Barillas.

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