Por German Aquino
Bukele llegó al gobierno bajo las reglas de la democracia y del mismo estado democrático de derecho. En su primer gobierno, demolió la reaccionaria Constitución Política aprobada en 1983, la incipiente democracia burguesa e instituciones surgidas con los Acuerdos de Paz de 1992 y el mismo bipartidismo. En este segundo periodo, Bukele una vez tomado el dominio de los tres poderes y sobre los escombros de la democracia burguesa, reconstruye todo un sistema jurídico a su medida que le permita retetener el poder y consolidarse como grupo político-económico hegemónico de El Salvador.
Ratificación de reforma al artículo 248: un duro golpe a la Constitución
El 29 de abril del 2024, la legislatura 2021-2024 aprobó en último momento la reforma al inciso segundo del artículo 248 de la Constitución de la República de El Salvador, en dicho inciso se establecia que “…Para que tal reforma pueda decretarse deberá ser ratificada por la siguiente Asamblea Legislativa con el voto de los dos tercios de los Diputados electos…”, la reforma a dicho inciso permite que sea la misma legislatura que la aprobó quien la rarifique.
La aprobación a la reforma en el 2024 fue en último momento lo cual desde el punto de vista jurídico fue altamente cuestionado, pero a pesar de ello el pasado 22 de enero la Asamblea Legislativa ratificó dicha reforma, dando via libre al presidente Bukele para hacer una Constitución Política y leyes según le convengan ya no tendrá ningún impedimento.
Vemos pues como acto que violento la Constitución misma recobra legalidad con dicha ratificación.
La eliminación de la deuda política, un paso más al partido único
Después de los Acuerdos de paz de 1992, El Salvador instauró la partidocracia bipartidista, ARENA-FMLN, en el 2019 dicho bipartidismo fue desplazado con la llegada de Bukele quien, busca implementar un sistema de partido único para eliminar toda oposición política partidaria que busque llegar al gobierno por la vía electoral, mientras tanto legalizar partido políticos afines.
La reducción del número de diputados en la Asamblea y de los gobiernos municipales, además de concentrar el poder, al final también terminaron quitando representación a los demás partidos y a sus votantes.
Como bien lo dijo Caleb Navarro, subjefe de fracción de Nuevas Ideas, que “… la ratificación de la reforma al artículo 248 dará paso a la eliminación de la deuda política, establecida en el artículo 210 de la Constitución…” realmente ese es uno de los objetivos políticos pero el fin verdadero, no es ahorrarle recursos al estado sino golpear financieramente a todos los partidos políticos históricos y evitar la formación de nuevos partidos que capitalicen todo el descontento que surja. Si realmente los Diputados quisieran ahorrar recursos del Estado estos tendrían que reducirse sus salarios, eliminar otros gastos como el pago de sus instrumentos propagandísticos.
El temor de Bukele
Este segundo periodo a Bukele le toca gobernar en plena crisis económica nacional e internacional, lo que le obliga a realizar recortes en el aparato del estado y en los programas de asistencia, social lo que le ha llevado a enfrentarse a los trabajadores y sindicatos , esto le está generando un desgaste. Unido a lo anterior también está el hecho que buscan consolidarse como grupos hegemónico dominantes, que le lleva a negociar o enfrentarse con los grupos hegemónicos históricos. El tiempo pareciera no estar a favor de Bukele quien para mantener su proyecto político ya sea que el este al frente de las instituciones u otra persona, solo tiene dos opciones: ya sea mediante las elecciones bajo sus reglas o perpetuarse.
A pesar de su discurso triunfalista electoral Bukele sabe que en el 2024 que existe un aproximado del 48. 40% de votantes que no asistió a las urnas y que los votos obtenidos a nivel legislativo fue un efecto cascada.
Para el caso de las últimas elecciones municipales a pesar que le permitieron a Nuevas Ideas apoderarse del mayor número de las Alcaldías no fueron nada alentadores para el partido Nuevas Ideas y Bukele.
Bukele busca a toda costa destruir todo aquello que signifique oposición a sus planes.