Por: Eliezer Jaime.

Despidos, suspensiones de contratos de trabajo, entre otros, forman el conjuto de afectaciones padecidas por la clase trabajadora salvadoreña durante la pandemia. Desde  el confinamiento de 90 días a la pos cuarentenas, la situación para miles de trabajadoras y trabajadores ha sido tener que afrontar el no pago de los salarios o reducción salarial y despidos injustificados en plena crisis sanitaria y social, agravadas por las erradas atenciones que ha tenido el trabajador, quien supuestamente debe ser objeto de protección del Estado ante tales acontecimientos.

Arbitrariedades: unas atrás otras

Tal es el caso de las violaciones a los derechos laborales que están sufriendo las y los trabajadores de la Empresa Industrias Florenzi, ubicada en Blvd El Ejército, calle al Matazano, en el municipio de Soyapango. De acuerdo a lo denunciado por el Sindicato de Trabajadoras y trabajadores del Trabajo Textil (SITTEX), desde el mes de Marzo la empresa no paga salarios a más de doscientos diez trabajadores quienes en su mayoría son mujeres. También desde enero no cancela los descuentos de ISSS y AFP lo cual puede calificarse como un flagrante delito, lo cual ya fue denunciado ante la FGR. La seguridad social en ningún momento debe ser ni reducida ni mucho menos eliminada, máxime en estos momentos en que más urge la atención de trabajadores y sus beneficiarios. 

Las violaciones prestacionales y salariales.

El 19 de marzo la empresa acató la cuarentena obligatoria, pero mismo tiempo dejó de cumplir con sus obligaciones salariales, afectando a los trabajadores quienes mediante el sindicato buscaron respuesta, pero el silencio acompañó sus penurias sufridas, en momentos donde no fue posible salir a buscar otro empleo. Los alimentos se escasearon y encarecieron.

Durante este tiempo no hubo respuesta de la patronal sino hasta el día 25 de junio cuando el apoderado de la empresa dijo a Nery Ramírez, secretaria del Sindicato, lo siguiente: después de su insistente búsqueda de respuestas, se les comunicó que cerrarán las instalaciones de la empresa. Previo a ello, según manifiestan los dirigentes sindicales, tuvieron conocimiento sobre la apertura parcial de las labores, dónde estaban entrando a trabajar a 5 personas, por tal motivo solicitaron una reunión como sindicato para hablar con el señor Sergio Pineda López. Dos semanas atrás había fallecido el representante legal de la empresa.

El priimero de julio el Sindicato se reunió con el apoderado legal de la empresa, el que  dijo que como le adeudan a medio mundo y en virtud que la nave está embargada, tiene la intención de dar como compensación una máquina en concepto de pago, quedando incompleto el adeudo de vacaciones que lleva dos años vencidos, así como horas extras. Algunas compañeras que se acogieron al retiro voluntario, les fue negado el pago.

El Sindicato ha tomado tales respuestas como una burla, pues una máquina valorada en unos $150 no compensa lo adeudado. La secretaria Nery Ramírez propuso el 75% del efectivo pendiente más la máquina, a lo cual respondieron rechazando la propuesta. Ante esto, el Sindicato volvió a proponer que el pago contemplara dos máquinas y también lo rechazaron. Al consultar con sus bases, el Sindicato acordó que agotaría todos los recursos, medios y consecuencias hasta lograr el pago justo para cada trabajador, que no querían aceptar una máquina, porque hay indemnizaciones que van desde treinta a cuarentena años que no han sido contemplados.

Urge una respuesta colectiva.

Es importante observar que cuando la empresa cesó la producción, fue por razón de la cuarentena obligatoria, regulada por el Decreto Legislativo No 593, de manera que no se aplica una suspensión prevista por el Código de Trabajo. Además, que al estar cerrados los Juzgados y el propio MINTRAB, no pudo haber ninguna autorización administrativa y /o judicial para la suspensión de salarios desde marzo, por lo que el no pago de salarios es un acto arbitrario es ilegal, al igual que el no pago de las retenciones de AFP e ISSS. Podemos inferir, de acuerdo a lo demostrado por la patronal, que estamos ante despidos colectivos injustificados.

Esta situación que están viviendo las y los trabajadores de Industrias Florenzi requiere de respuesta colectiva de toda la clase trabajadora salvadoreña y centroamericana. Amerita no solamente muestras de solidaridad, sino acompañamientos a través de actividades de hecho; no es un caso aislado, es una muestra singular de los efectos dejados por la pandemia dónde los empresarios se libran impunemente de sus obligaciones laborales, no permitamos que los efectos económicos de la pandemia se carguen sobre la clase trabajadora.

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