Por Ramón Sibaja
La administración de Laura Chinchilla, aunque está a punto de finalizar, no ha perdido las oportunidades para tratar de imponer sus planes antiobreros. Pero siempre se ha topado con una recia resistencia de los sindicatos y demás organismos populares.
Paquete de leyes reaccionarias
Chinchilla ha impulsado un paquete de leyes que pretenden que los trabajadores paguen el precio de la crisis. Entre ellos, el más importante ha sido el proyecto de reforma procesal laboral que, entre otros aspectos, limitaría el derecho a huelga. También tenemos el proyecto de Ley para Actualizar las Jornadas de Trabajo Excepcionales y Resguardar el Derecho de los Trabajadores (expediente 16.030), que contempla jornadas de 12 horas siempre respetando el límite de 48 horas semanales.
El Proyecto de Ley que Garantiza la Aplicación de Medidas Temporales para la Protección del Empleo en Tiempos de Crisis (expediente 18.080) pretende alargar la jornada de trabajo hasta 12 horas y después el trabajador pasa varios días sin laborar.
El Proyecto Ley para Proteger el Empleo en Tiempos de Crisis (expediente 18.081) contempla la disminución de la jornada de trabajo y de los salarios y beneficios para los trabajadores de altos ingresos, adelanto de vacaciones, etc.
Negociación salarial
Los sindicatos y centrales de trabajadores convocaron a un paro nacional en protesta por los bajos salarios y contra la reforma procesal laboral que impulsa el gobierno de Chinchilla.
En Costa Rica la burguesía, con el Consejo Nacional de Salarios (CNS), ha logrado imponer la negociación separada, por un lado los trabajadores del sector privado, que están desorganizados y controlados por el Solidarismo, y por otro lado los trabajadores del sector público, que conservan niveles de organización y combatividad sindical.
Los sindicatos exigieron un 5% de aumento salarial, tomando en cuenta la inflación acumulada y dado que el 60% de los salarios es gastado en la canasta básica. No obstante, los empresarios y el gobierno se pusieron de acuerdo en aumentar solamente el 1,84% para los trabajadores del sector privado.
El paro del 25 de Junio
Este paro fue convocado por el Sindicato de Trabajadores de la Educación Costarricense (SEC), la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) ahora convertido en sindicato, el Frente Interno de Trabajadores y de Trabajadoras del Instituto Costarricense de Electricidad (FIT-ICE), la Unión de Empleados de la Caja Costarricense del Seguro Social (UNDECA), la Confederación de Trabajadores Rerum Novarum (CTRN), la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) y otras importantes organizaciones.
A diferencia de los paros anteriores, que por cierto han tenido una repuesta favorable de los trabajadores, en esta ocasión participaron muchos organismos populares, especialmente aquellos que han estado al frente de las comunidades en la lucha contra la corrupción y contra las concesiones, como el Foro Nacional de San Ramón, el Foro de Oriente, Foro de Guanacaste, las comunidades de Naranjo y Palmares, etc.
La participación de los trabajadores del sector público fue más débil que en las anteriores ocasiones, pero esta debilidad fue compensada con la participación de sectores populares, lo que evidencia el descontento popular.
Por ello, aunque Laura Chinchilla se burló de los sindicatos, se mostró preocupada por ese nuevo fenómeno de organización popular que representan los Foros, que se oponen a las concesiones y la corrupción, por eso los llamó inmediatamente a negociar, tratando de separar el componente popular de los sindicatos y centrales obreras.
Se requiere un balance
Los trabajadores de Costa Rica son, probablemente, de toda Centroamérica, los que más han salido a marchar en defensa de sus conquistas salariales y sindicales. Pero, debido a las pugnas entre las diversas centrales sindicales, el gobierno de Chinchilla ha logrado capear la tormenta e imponer los topes salariales. Aunque no ha logrado quitar los “pluses” sí ha logrado frenar los aumentos y con ello ha debilitado el salario real.
La vanguardia sindical costarricense y los partidos de izquierda debemos discutir por qué siempre salimos a las calles, nos sentimos contentos, pero el gobierno impone sus planes. Cuando comprendamos por qué ocurre este engaño, lograremos frenar el desgaste y cansancio en los sindicatos y podremos frenar de una vez por todas los planes del gobierno.