Por Armando Tezucún

Entre el 5 y el 8 de mayo el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, más conocido por las siglas AMLO, realizó una gira relámpago por cuatro países de América Central y Cuba. Durante su viaje tocó temas de interés mutuo en cada país, pero se centró en especial en el problema candente de la imparable migración de las y los trabajadores centroamericanos hacia Estados Unidos, un peligroso periplo en el cual tienen que atravesar primero el territorio mexicano.

Ya desde la nefasta administración Trump, AMLO se reveló como un valioso peón al servicio de las políticas anti-migrantes de los Estados Unidos, primero bajo la presión y amenazas de sanciones de Trump y actualmente bajo acuerdos supuestamente amistosos con la administración Biden.

Biden recurre a México en busca de apoyo

Al igual que anteriores iniciativas tomadas por los gobiernos de Estados Unidos para frenar el flujo migratorio en su frontera sur, la gira de AMLO por la región en apoyo a la administración Biden fue motivada por una inminente crisis en la zona fronteriza entre México y los USA.

A finales de abril la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos reveló que a diario unos 7,800 migrantes indocumentados han sido detenidos a lo largo de la frontera con México, es decir, 221,303 intercepciones a migrantes durante el mes de marzo, un 33% más que en febrero, y casi cinco veces más que el promedio de 2014-2019. Esta es una cifra que las autoridades estadounidenses han calificado de “sin precedentes” en 20 años. Es de hacer notar que la nacionalidad de los migrantes ha variado, pues el 40% proceden ahora de Cuba, Nicaragua o Colombia. Según la Organización Internacional Para las Migraciones (OIM), en el primer trimestre de 2022 la cifra de deportados hacia el Triángulo Norte de Centroamérica desde EE. UU. fue de 24,157 personas, en comparación con 3,533 del mismo período de 2021.

Por el momento, la mayoría de indocumentados son deportados automáticamente al llegar a la frontera sur, sin oportunidad de solicitar asilo. Esto es gracias a la normativa llamada Título 42, aprobada durante la presidencia de Trump en marzo de 2020, como una medida sanitaria contra el Covid-19 y originada en una ley del siglo XIX. Recientemente, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), anunció que el 23 de mayo suspendería esa medida; sin embargo, a petición de 24 Estados controlados por el Partido Republicano, el caso fue conocido por un juez federal de Luisiana, quien el 20 de mayo impidió la suspensión del Título 42. Por el momento, el Departamento de Justicia anunció que apelará la decisión. El gobierno puede utilizar también el Título 8, que es la norma standard con la que realiza las deportaciones, y que Biden ya anunció que lo pretende “expandir de forma significativa” (Idem).

En todo caso, una eventual suspensión del Título 42 provocaría una ola migratoria masiva, y el tema ya es aprovechado por la oposición republicana para criticar al gobierno demócrata. A seis meses de las elecciones legislativas de noviembre, Biden desesperadamente desea evitar una crisis humanitaria en la frontera sur que evidentemente perjudicaría a los candidatos demócratas a la Cámara de Representantes y al Senado. Este es el contexto de la política interna estadounidense que empujó al presidente Biden a buscar un acercamiento con su par mexicano en busca de apoyo para impulsar nuevas medidas para enfrentar la imparable migración de centroamericanos y latinoamericanos hacia sus fronteras.

De nuevo el tema de la creación de empleos

El 29 de abril los presidentes Biden y López Obrador sostuvieron una reunión virtual, calificada por ambos gobiernos de “constructiva” y “cordial”, para diseñar una estrategia común ante un desastre humanitario que ya está a la vista. El encuentro se dio a pocas semanas de la IX Cumbre de las Américas, que se realizará en Los Ángeles del 6 al 10 de junio, y en la cual el tema migratorio será tema clave, teniendo como objetivo “trazar un nuevo enfoque regional para mejorar la forma” en que se gestiona “de manera conjunta la migración en la región para la próxima década” (Prensa Libre 29/04/2022). Como resultado del encuentro virtual, se acordó una reunión entre el canciller mexicano Marcelo Ebrard y el secretario de Seguridad Interior estadounidense Alejandro Mayorkas.

Ambos funcionarios acordaron el 5 de mayo crear un grupo de trabajo relativo al tema migratorio, centrado en el tema de la creación empleo “…ponernos de acuerdo en preparar una iniciativa común de creación de empleos en el corto plazo para Centroamérica y probablemente más allá” (Prensa Libre 03/05/2022). México propuso “una conferencia en Centroamérica para presentar el número de empleos que podemos crear en los próximos meses, ya no tanto los montos de inversión sino cuántos empleos podemos crear (…) unificando esfuerzos” porque “de otra manera no vemos que sea posible lograr una reducción importante en los flujos migratorios” (Idem).  

Este es ya un tema recurrente en los desesperados planes de los distintos gobiernos estadounidenses por resolver el tema migratorio, pues es evidente que la principal razón por la que los trabajadores de América Central se aventuran a entrar de forma ilegal a su territorio es la pobreza y la miseria que se enseñorea en estos países debido a la falta de trabajo o la prevalencia de trabajos precarios, con mala paga y malas condiciones laborales. Otro motivo es la violencia que es resultado inevitable de la miseria, que empuja a la juventud a involucrarse en pandillas que viven de la extorsión y el crimen, o en las estructuras del crimen organizado y el narcotráfico.

El aparato estatal de Estados Unidos está controlado por los enormes grupos corporativos y multinacionales que manejan los hilos de la economía, y tienen lazos estrechos con las oligarquías locales centroamericanas. Por ende, los gobiernos gringos, demócratas o republicanos, nunca tendrán la intención de transformar radicalmente las economías centroamericanas para romper las causas de la pobreza, y siempre tendrán que trabajar en alianza con los gobiernos corruptos que representan a los grupos de poder oligárquicos.

Por lo tanto, los planes anti migratorios basados la promoción de empleos e ingresos propuestos por los gobiernos gringos siempre lucirán como un casquete artificial sobrepuesto a las precarias economías del área, que nunca fructificarán porque no abordan los problemas de fondo y no van acompañados de políticas de protección social como una mejora radical en los sistemas de salud, educación, vivienda, agua potable, energía, transporte, etc.    

López Obrador en Guatemala

El jueves 5 de mayo por la tarde el mandatario mexicano arribó a Guatemala, acompañado de su secretario de relaciones exteriores Marcelo Ebrard, el de defensa nacional Luis Cresencio Sandoval, el secretario de marina José Rafael Ojeda y el coordinador de comunicación social de la presidencia Jesús Ramírez Cuevas; días después se le unió su esposa Beatriz Gutiérrez y algunos funcionarios de instituciones de salud.

AMLO se reunió con su par guatemalteco Alejandro Giammattei, tocando principalmente el tema de la migración hacia los USA. En conferencia de prensa López Obrador sostuvo que Estados Unidos debe aportar recursos para frenar el flujo de migrantes, reclamando que el aporte prometido de US$ 4 mil millones no se ha hecho realidad, siendo necesario para fomentar la educación y dotar de herramientas laborales a la población.

Los funcionarios abordaron 22 puntos, y entre los acuerdos logrados están: el intercambio de información aduanera y la facilitación del paso de carga entre ambos países; la simplificación de la expedición de la Clave Única del Registro de Población (CURP), a los trabajadores guatemaltecos en México para que preserven su derecho a la identidad; el establecimiento de un consulado mexicano en el departamento de Petén, conformando la mayor red consular de México en un país de América Latina y el Caribe; la implementación del Tren Maya en 2023, que llegará hasta la frontera entre México y Guatemala; se discutió el combate a organizaciones delictivas vinculadas a la trata y al tráfico ilícito de migrantes, generando iniciativas para su prevención. Los presidentes contemplaron también la posibilidad de implementar en Guatemala los programas estrella de la administración de AMLO, Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.

AMLO llega a El Salvador

El viernes 6 de mayo la reunión fue con el presidente salvadoreño Nayib Bukele, con el que tocó temas políticos, económicos, de migración y de cooperación. El presidente López Obrador, durante su visita a los países de la región hizo alarde de que México sí está invirtiendo en programas para frenar la migración, siendo El Salvador uno de los países donde ambos gobiernos han aportado recursos para implementar los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro, inicialmente desarrollados en México. Bukele y Obrador acordaron incrementar el apoyo a estos programas. Reiteró que Estados Unidos es “protagonista del fenómeno migratorio” y “debe, por consecuencia, ser corresponsable de darle solución, modificando sus políticas migratorias”, Estados Unidos “tiene que ayudar a combatir las condiciones que obligan a millones de personas a abandonar sus lugares de residencia” (France24, 07/05/2022).

Los dos presidentes anunciaron que pronto darán a conocer nuevos acuerdos en materia aduanera, de seguridad y de defensa. De igual manera, se inició un diálogo para la posible venta de combustible mexicano a El Salvador a precios preferenciales. Finalmente, ambos esperan un mayor aprovechamiento del Tratado de Libre Comercio entre ambos países para incentivar la inversión recíproca.

El turno de Honduras

El mismo viernes 6, al final de la tarde, López Obrador llegó a Honduras, donde se reunió por primera vez con la presidenta Xiomara Castro; ambos intercambiaron los aspectos en que sus gobiernos coinciden en materia económica y de bienestar para la ciudadanía, expresando AMLO su apoyo a la iniciativa de Reforma Eléctrica propuesta por Castro, que estaría enfocada en la posibilidad de contar con energía eléctrica barata y precios justos para el pueblo. 

Los temas que trataron fueron: intensificar su relación económica a través de diálogos para fortalecer el desarrollo, la producción, asistencia técnica, comercialización y exportación de productos; el interés en que México provea a Honduras asistencia técnica en materia archivística, protección, conservación, recuperación y restitución de bienes culturales y el apoyo a etnias y grupos culturales minoritarios; el freno a la migración por medio de programas de apoyo y la cooperación multilateral; evaluar los resultados de la implementación de los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo El Futuro.

En Belice y Cuba

El 7 de mayo AMLO arribó a Belice, donde sostuvo una reunión con el primer ministro Juan Antonio Briceño. Acordaron la eliminación de aranceles para los productos agrícolas y alimentos básicos para beneficiar a Belice. También se habló de implementar el programa Sembrando Vida para beneficiar a más de dos mil campesinos beliceños y en un futuro implementar el programa Jóvenes Construyendo el Futuro. Además, se fortalecerá la conectividad aérea entre ambos países y se logró un acuerdo sobre la certificación sanitaria del ganado bovino y el fortalecimiento de la exportación de ganado.

En Cuba, el domingo 8, López Obrador prometió al presidente cubano Miguel Díaz-Canel hablar con el presidente Biden para que Cuba participe en la Cumbre de las Américas. Además, se firmó un acuerdo para fortalecer las relaciones en materia sanitaria, específicamente en el combate al Covid-19.

Los programas sociales que pretende impulsar López Obrador

Como hemos podido ver, la principal propuesta del presidente mexicano para aliviar las condiciones que empujar a la población a migrar, es la implementación de sus programas emblemáticos, Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.

El primero otorga a campesinos un subsidio de US$ 250 mensuales y ayuda técnica para la siembra de maíz, árboles frutales y otras hortalizas; en El Salvador este programa ya ha involucrado a 10 mil pequeños agricultores de distintos departamentos. Sin embargo, según un estudio elaborado en 2021 por la organización Gestión Social y Cooperación, el programa tiene una baja calidad de diseño y malos cumplimientos de objetivos de acuerdo a los niveles de cobertura que pretende ofrecer; en el Índice de Desempeño de Programas Públicos Federales 2021, el programa tuvo un puntaje de 35.1 puntos sobre 100. En el propio México, el programa tuvo un impacto negativo en coberturas forestales, y el cumplimiento de las metas de mitigación de carbono del país, pues numerosos campesinos deforestaron sus tierras para poder inscribirlas en el programa.

El segundo programa ha cubierto a 10 mil jóvenes salvadoreños y 4 mil hondureños que no trabajan ni estudian, entregándoles US$ 180 de subsidio mensual durante 9 meses para “dinamizar sus carreras laborales”. En Honduras estos jóvenes se han enfrentado a múltiples problemas, siendo el principal, que pasaron meses sin recibir sus becas, trabajando de gratis para las empresas que los recibieron; además, el monto que reciben se queda lejos del salario mínimo, que es de 538 dólares. Algunos al final de los 9 meses lograron una plaza fija, pero aproximadamente solo la mitad finalizó el período; algunos de los jóvenes se colocan en pequeños comercios que no tienen la capacidad para ofrecerles empleo cuando finaliza la beca. Otras pequeñas empresas solicitaron que se les asignaran becarios, pero éstos nunca llegaron. (https://contracorriente.red/2021/12/09/meses-trabajando-gratis-plazas-vacantes-y-precariedad-las-fallas-de-jovenes-construyendo-el-futuro-en-honduras/).

Pese al recuento en extremo triunfalista que hizo López Obrador del desempeño de ambos programas en El Salvador, sus resultados en México no han sido lo que se esperaba, y en muchos casos el programa destinado al empleo para jóvenes ha servido para crear empleos precarios y para reemplazar a trabajadores con salarios de ley por becarios pagados por México.

Por otro lado, AMLO, al igual que Biden, no ha tenido empacho en hacer alianzas con gobiernos de vocación autoritaria, que están destruyendo el sistema de justicia, como en Guatemala, y que pretenden solucionar la violencia vedando los derechos de los ciudadanos, como en El Salvador.

El tema migratorio es complejo. Una parte del empresariado estadounidense se nutre de migrantes ilegales que aceptan salarios más bajos que la media; pero el tema también nutre el juego político en las altas esferas entre demócratas y republicanos. Lo que tenemos claro es que los gobiernos de Estados Unidos y México jamás estarán dispuestos a traicionar a las oligarquías aliadas del área en aras de solucionar los graves problemas estructurales que provocan la migración. Esto es tarea de los pueblos trabajadores centroamericanos que deberán enfrentar a los explotadores locales y extranjeros aglutinados alrededor de un programa democrático radical que garantice cambios sociales y económicos en beneficio de los explotados y oprimidos.

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