Por Armando Tezucún, German Aquino y Roberto Calix Caballero
Del 6 al 11 de julio visitó el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras) una delegación diplomática de alto nivel del gobierno de los Estados Unidos, encabezada por Thomas Shannon, consejero del Departamento de Estado; William Brownfield, secretario adjunto de Estado, de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley; Alan Bersin, secretario adjunto del Departamento de Seguridad Nacional; Beth Hogan, administradora auxiliar interina de la USAID; y Kenneth Blanco, subprocurador general auxiliar del Departamento de Justicia.
El combate contra las maras: la gran prioridad en El Salvador
Esta delegación norteamericana inició su periplo en El Salvador, posteriormente viajó a Honduras y finalmente arribó a Guatemala. La visita de los diplomáticos del gobierno de Estados Unidos se produjo en momentos en que una grave crisis sacude a los gobiernos y regímenes políticos en Guatemala y Honduras, y amenaza por contagiar a El Salvador. Aunque en este último país no hay movilizaciones contra la corrupción, existe un problema mucho más grave: la violencia incontenible y la actividad de las maras,
Shannon se reunió con el presidente Sanchez Ceren y con el gabinete de seguridad. La gran preocupación del gobierno de Estados Unidos es el crecimiento incontrolable de las maras, que comienzan a mostrar cierta capacidad militar.
En sus declaraciones a los periodistas, Shannon reconoció: "Obviamente la situación de seguridad en El Salvador ha llegado a un nivel preocupante, pero por las acciones de las maras y del crimen organizado que han decidido enfrentar al Estado y enfrentar al pueblo salvadoreño en un momento crítico. Quiero subrayar que en nuestro punto de vista, el gobierno ha mostrado coraje y firmeza en enfrentar las maras que están tratando de debilitar las instituciones para su bienestar " (Diario de Hoy, 8/7/2015)
A partir de este reconcomiendo de la realidad, Shannon desempacó la política del gobierno de Estados Unidos: "Creo que sería inteligente para El Salvador y Honduras buscar un aporte o una ayuda de la comunidad internacional. Cada país tiene que determinar cuál sería la estructura pero la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) funcionó bien (…) Solamente los salvadoreños pueden contestar pero sin duda CICIG ha tenido un papel transformador en Guatemala, sería difícil imaginar lo que está pasando ahí sin la CICIG", (Ibid)
En este punto, la creación de una comisión internacional contra la impunidad, hay roces con el gobernante FMLN, que procura dirigir solo, con el ejército y la Policía Nacional Civil (PNC), el combate contra las maras, pero con la ayuda financiera y militar del gobierno norteamericano.
Pero la época de la ayuda financiera incondicional, hace tiempo murió”. Shannon insistió en que "Tenemos la habilidad de ayudar en el financiamiento. Es un plan que nos interesa, pero es un plan salvadoreño y tienen que mostrar la capacidad de financiar en gran parte el plan de la misma manera que los colombianos financiaron en gran parte el plan Colombia" (Ibid)
“Por ejemplo Colombia, durante el gobierno del presidente Uribe, implementó un impuesto de seguridad, donde ciertos miembros de la comunidad, con cierto nivel de recursos, pagaron un impuesto para ayudar a financiar la lucha del Estado colombiano contra las FARC y contra los narcotraficantes, y uno podría imaginar algo semejante aquí en El Salvador” (La prensa gráfica, 8/7/2015)
Y en este punto, el FMLN aprovechará las declaraciones de Shannon y tratará de impulsar el polémico nuevo impuesto de seguridad, que cuenta desde el inicio con la oposición de los empresarios agrupados en la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP)
Honduras: apoyo a la CICIH y marcha de las antorchas
La visita de la delegación diplomática encabezada por Shannon, arribó a Honduras cuando este país está siendo sacudido por enormes marchas contra la corrupción, conocidas como “marchas de las antorchas”.
En una entrevista al diario La Tribuna, Shannon defendió hipócritamente la marchas de las antorchas: “Mira esas protestas no son crisis, esas protestas son manifestaciones pacíficas democráticas que muestran claramente el interés del pueblo hondureño en recuperar su voz entonces yo no lo veo como crisis yo lo veo como una gran oportunidad para el gobierno responder al clamor del pueblo. (La tribuna, 8/7/2015)
Evidentemente, estamos ante un reacomodo del imperialismo que no puede negar el descontento social, pero si trata de encauzarlo por otros canales de negociación política entre el gobierno y la oposición.
Y si algo queda claro de la visita de Shannon es que el gobierno de Estados Unidos ha asociado el plan de APP con un fuerte contenido de fortalecimiento de las instituciones del Estado: “(…) pero también nos hemos dado cuenta con nuestra iniciativa regional centroamericana, que la seguridad en sí misma no es suficiente, que tenemos que vincular lo que estamos haciendo con la seguridad y que requiere fuerza en el área de la prosperidad y el desarrollo económico y social y también, en la gobernación o sea, la lucha contra la corrupción y la impunidad y el fortalecimiento de instituciones. (Ibid)
Sobre la conveniencia de instaurar una Comisión Internacional contra la impunidad en Honduras (CICIH), como lo reclama el bloque de oposición burguesa y las marchas de las antorchas, Shannon fue muy cuidadoso, para no estropear las relaciones con el gobierno de Juan Orlando Hernandez (JOH), que muestra todavía algún grado de resistencia para solicitar la CICIH: “Y si Honduras busca algo semejante (a la CICIG), tiene que ser algo construido para Honduras y tiene que ser una solución hondureña y yo creo que en esto, el dialogo nacional podría tener un papel importante porque en ese dialogo hay la oportunidad de presentar diferentes ideas y determinar cuál sería más factible aquí, porque hay que entender que si el fin es la transparencia, si el fin es asegurar que los corruptos salgan a la luz del día porque no hay impunidad, entonces uno tiene que buscar los mecanismos que promueven eso y tal vez, hay otro mecanismo que sea mejor en este momento, pero realmente va a ser una decisión de los hondureños y para su propio dialogo.(Ibid)
Como se puede observar, ese “otro mecanismo” puede ser el sistema de lucha contra la corrupción que propuso recientemente el gobierno de JOH, pero Shannon no cierra abruptamente las puertas, sino que espera los resultados del dialogo nacional.
Para Mel Zelaya “con las declaraciones que dio el embajador Shannon, ahora más que nunca la CICIH viene y nadie la detiene”. (La Tribuna, 11/7/2015) Y como Mel Zelaya, el conjunto de los dirigentes de la oposición burguesa aplaudieron las declaraciones de Shannon.
Corrupción y crisis en Guatemala
En Guatemala el terremoto político inició en abril, con la denuncia de una extensa red de corrupción en las aduanas, hecha por el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Las denuncias de corrupción ocasionaron una enorme movilización de masas que obligó a la renuncia de la vicepresidenta Baldetti y de varios ministros cercanos al presidente Pérez Molina. Otros altos funcionarios fueron encarcelados, y una serie de diputados y alcaldes se encuentran acusados y en proceso de solicitud de antejuicio; el mismo yerno del presidente, ex secretario general de la presidencia, fue apresado, y Pérez Molina está a punto de perder su inmunidad y ser sometido a juicio por haber nombrado funcionarios que llevaron a cabo actos de corrupción.
Pero no solo la movilización de masas está sacudiendo al corrupto gobierno de Guatemala, sino que también el imperialismo norteamericano trata de imponer el orden a su manera. Esta crisis tiene como telón de fondo el plan impulsado por el imperialismo norteamericano para el Triángulo Norte: la Alianza Para la Prosperidad (APP) que se propone frenar el incesante flujo de migrantes centroamericanos y controlar tráfico de drogas hacia Estados Unidos. La parte central del plan APP pretende desarrollar la inversión empresarial en el área, promocionando los sectores estratégicos y atrayendo inversiones extranjeras. Para ello Estados Unidos considera que es esencial fortalecer las instituciones y la capacidad financiera del Estado, la eficiencia del gasto y aumentar la transparencia en el manejo de los fondos públicos.
Para convencer al Congreso de Estados Unidos de aprobar los US$ 1,000 millones que aportará el gobierno estadounidense, el primer flanco que atacó Estados Unidos fue la corrupción entronizada desde hace décadas en el Estado guatemalteco. En alianza con una parte del empresariado y del ejército, y utilizando como punta de lanza a la CICIG y el MP, la embajada norteamericana en Guatemala ha arremetido contra la corrupción del gobierno, la ineptitud del Congreso y del aparato de justicia, promoviendo la barrida de los funcionarios más corruptos, en una acción que es lo más parecido a un mini golpe de Estado solapado. El gobierno de Pérez Molina se ha caído por partes. Sólo el presidente Pérez Molina, que peligra perder su inmunidad, permanece pendiendo de un hilo y de la voluntad de Estados Unidos y del CACIF, en medio del derrumbe del gobierno y ante la cercanía de las elecciones generales. Permanecen incólumes en sus cargos los ministros y diputados que el embajador norteamericano Todd Robinson considera correctos.
Es para respaldar esta “cruzada contra la corrupción” que la delegación encabezada por Shannon llegó a Guatemala, para observar in situ el humeante campo de batalla. La reunión con representantes del gobierno guatemalteco se realizó en Puerto Barrios, departamento de Izabal, en el marco de la Cuarta Conferencia de Alcaldes y Líderes Comunitarios, que impulsa programas de prevención de la violencia. Previamente se reunieron en privado para revisar las acciones del gobierno en el marco del plan Alianza Para la Prosperidad.
Los Estados Unidos jamás promueven el desarrollo de una revolución democrática, pero cuando intervienen es precisamente para controlar y desviar los fenómenos sociales. En ese sentido, el consejero Shannon manifestó su aprobación a las protestas de la población urbana contra la corrupción, pero también reiteró su apoyo al debilitado presidente Pérez Molina: “Las protestas ciudadanas no son en contra, sino que a favor de ‘algo’…para nosotros el propio pueblo es el más importante en la democracia y vamos a seguir trabajando con el presidente y con el gobierno constitucional y democrático de Guatemala… no es nuestra idea aquí de intervenir o hacer intromisión o imponer soluciones” (El Periódico 10/07/15). “Hemos destacado el papel protagónico del pueblo, porque así es la democracia, y no solo en el Triángulo Norte, sino también en EE. UU. y en las grandes democracias…las manifestaciones son cosas sanas y dignas, y es deber de los gobiernos responder” (Prensa Libre 10/07/15). Sin embargo, también dijo que la respuesta del gobierno a las protestas debe ser cumplir los objetivos del plan Alianza Para la Prosperidad (El Periódico 10/07/15).
La comitiva imperialista visitó también a sus aliados, la CICIG y el Ministerio Público. Shannon declaró su admiración por el trabajo de la Fiscal General, Thelma Aldana, y de la CICIG, jefeada por el colombiano Iván Velásquez, reafirmando el apoyo financiero de su gobierno a la CICIG. Con el CACIF trató de las formas cómo el empresariado puede colaborar con los objetivos del plan ya mencionado.
El espaldarazo que Shannon y compañía vinieron a dar a las acciones que su país impulsa veladamente en Guatemala, se suma a la intervención descarada del embajador gringo, Todd Robinson, en los asuntos internos del país. El 6 de julio Robinson se presentó al Congreso de la República a manifestar su respaldo a las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos que en ese momento presentaba la Plataforma Para la Reforma del Estado. En declaraciones a los medios Robinson dijo: “En el Congreso, o en el país hay falta de transparencia porque claramente hemos visto los actos de corrupción dados a conocer con las investigaciones de la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) y la manera en que alguna gente ha gobernado. La gente está haciendo valer su voz más alto en contra de la corrupción y a favor de la transparencia…no hay transparencia. La verdad, no sabemos si hay financiación de las organizaciones criminales, porque no hay fiscalización a los partidos para conocer la procedencia de los recursos para las campañas electorales.” (Siglo XXI 7/07 /15). También criticó la forma en que el Congreso eligió al magistrado de la Corte de Constitucionalidad, Manuel Duarte, quien reemplazará en esa corte al nuevo vicepresidente Alejandro Maldonado, anteriormente magistrado de la misma: “La manera de hacer cambios en la corte más importante del país fue un error. Creo que es un error para el Congreso no escuchar el clamor de la gente.” (Prensa Libre 7/07/15).
Rechazamos tajantemente la intromisión del imperialismo estadounidense en los asuntos internos de Guatemala. Las movilizaciones y protestas masivas contra la corrupción, efecto colateral de las acciones anticorrupción de la CICIG y la embajada gringa, deben ser hegemonizada por las organizaciones campesinas, indígenas, sindicales y populares, en especial por la Asamblea Social y Popular, y por medio de sus propios métodos de lucha, dar un giro a las protestas introduciendo además de la demanda de limpiar el sistema político, las exigencias más sentidas de la población explotada y oprimida, y exigir la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente incluyente, que transforme el país en beneficio de los menos privilegiados.
A manera de Conclusión
El gobierno de Estados Unidos pretende montarse en la rebelión de la clase media en Guatemala y Honduras, para obtener sus metas: el fortalecimiento y control de las instituciones del Estado. Para ello promueve en Honduras y El Salvador la generalización de la experiencia de la CICIG de Guatemala, aunque está consciente que el modelo puede variar, lo que no puede variar es la capacidad de decisión e injerencia del imperialismo norteamericano en Centroamérica.
Para aplicar su política, Estados Unidos se ve forzado a adoptar una pose democrática, y halar las orejas a los gobiernos corruptos, planteando la necesidad de impulsar cambios, antes que las masas trabajadoras los hagan por su propia cuenta.
El conjunto de la izquierda y de las organizaciones de la sociedad civil de los países del Triángulo Norte han claudicado ante esta nueva pose democrática del imperialismo norteamericano, que hoy apoya a las marchas contra la corrupción, pero al mismo tiempo promueve la intervención a traces de las comisiones internacionales contra la impunidad. Se les olvida que son las grandes empresas transnacionales las que promueven la corrupción, comprando ministros, diputados y magistrados.