Por Carlos M. Licona

El tema de la reforma a la Ley del Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (INPREMA) sigue en discusión en la base del magisterio, falazmente, sectores oportunistas, de forma  muy fácil, han logrado enredar a la base haciéndole creer que la presidenta Xiomara Castro, prometió devolver la Ley de 1980, y que, dicha Ley es sustancialmente mejor que a la reforma que se pretende aprobar.

La base del magisterio es muy fácil confundirla, principalmente a las nuevas generaciones que no conocen la lucha docente desde la década de 1980, pero, igual, aún los maestros generación X, en su mayoría tienen tradición nacionalista o liberal, o, en último caso, del Partido Libre, sin embargo,  pertenecer al Partido Libre no significa que tienen conciencia social o formación política ideológica, mucho menos comprender de macroeconomía o de institutos de previsión.

Primero hay que aclarar que la aprobación de la reforma que se pretende hacer no es una decisión que compete a la Secretaría de Educación, en primera instancia debe ser aprobada por mayoría simple en el Congreso Nacional y luego sancionada por la Presidenta Xiomara Castro. En segundo lugar ya no se puede regresar a la Ley de 1980, en todo caso, lo que compete es aprobar una nueva Ley de INPREMA, pero, se necesitarían 86 votos en el Congreso Nacional, cantidad con la que no cuenta el partido de gobierno, ni siquiera cuentan con los 65 votos que son para aprobar la reforma por mayoría simple, en tercer lugar, cualquier Ley que se apruebe o cualquier reforma, primero, debe asegurar la sostenibilidad de la institución.

¿Quiénes son los que se oponen a la reforma?

En resumen, los puntos álgidos de quienes se oponen a la reforma están; trabajar 39 años para lograr un 100 % (o un poco más) del último salario. Con la Ley de 1980 el máximo que se podía lograr es el 90 % del promedio de los últimos 36 salarios, con tal Ley nunca se obtendría como jubilación el último salario, peor superarlo, pero, obviamente, ya sea con la reforma aprobada en el 2011 o con la que se pretende aprobar, se deben trabajar 39 años como mínimo para llegar a obtener como jubilación el último salario.

El segundo punto es el que compete a los beneficiarios designados, con la Ley de 1980 se podía designar a quien se quisiera, con la reforma hecha en el 2011 o con la que se pretende aprobar, solo se pueden designar a hijos menores de 21 años o mayores siempre y cuando estudien en la universidad, en al caso de la pareja, siempre y cuando sea mayor de 45 años y no tenga empleo.

En resumen esos son los puntos que más argumentan quienes se oponen a la reforma. El magisterio es una profesión noble y es de vocación, sin embargo, una gran mayoría de docentes ingresan al sistema exclusivamente por los beneficios que el sistema otorga, lo que menos les gusta a estas personas es ejercer la docencia, de ahí que, muchos docentes menores de 30 años ya no quieren ser maestros de aula, por supuesto, no es la generalidad, pero, los beneficios que se obtienen al tener una plaza permanente son muy llamativos, como ser; estabilidad, salarios aceptables en comparación con el de otras carreras universitarias, posibilidad de adquirir una casa, préstamos, posibilidad de seguir estudios de postgrado, tener posibilidad crediticia con la banca privada, otros. Este sector es el primero que se opone a tener que jubilarse a los 59 años.

El segundo sector que se opone a la reforma es el que ingresó al sistema con más de 30 años, tendrían que jubilarse a los 69 años o más, para lograr el máximo beneficio de jubilación, obviamente, estas son situaciones particulares que dependen de muchas circunstancias. El otro grupo es que ahora, al permitir solo licenciaturas para ingresar al sistema, alguien graduado en la Universidad Pedagógica Nacional a los 23 años y que ingrese al sistema a los 24, tendría que jubilarse a los 63 años para obtener el máximo de jubilación.

El tercer sector que se opone o desinforman, son los activistas docentes del Partido Nacional, o bien, dirigentes oportunistas que pretenden pescar en río revuelto.

¿Se debe aceptar la reforma a la Ley de 2011 o iniciar una lucha por una nueva Ley del INPREMA?

El 21 de julio, el maestro Ruy Díaz escribió en su análisis de contexto “En el tema del INPREMA, van pasando los días y con ello los plazos establecidos en Ley para obtener las No objeción de la SEDUC (Secretaría de Educación), SEFIN (Secretaría de Finanzas) y las observaciones de la CNBS (Comisión Nacional de Banca y Seguros)… los objetores se encargaron de boicotear las asambleas y ahora plantean FALSAMENTE que hubo rechazo. Lo que hubo fue  BOICOT NUNCA RECHAZO”

Sin duda, algo muy cierto, las asambleas de socialización fueron boicoteadas por los sectores que ya se explicó, la gran mayoría de maestros aún siguen con la nebulosa de cuál Ley es mejor. Ante la incertidumbre ahora ya sembrada, el magisterio debe decidir entre aceptar la propuesta de reforma o emprender una lucha más grande por una nueva Ley del INPREMA.

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