Por: Alberto Castro   
        
Las elecciones del 2024 ya pasaron a los registros históricos, cuyos resultados en general no fueron ninguna sorpresa, en lo que respecta a la elección de diputados para Asamblea Legislativa (AL), resalta el desplomo definitivo del partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), a su vez la consolidación de Nuevas Ideas (NI), como el partido mayoritario que por sí mismo hace mayoría absoluta. La bancada cyan es la pieza fundamental para la continuidad de este proyecto dictatorial, ya que permitirá el maquillaje de la democracia burguesa ahora erosionada, por eso la función parlamentaria al bukelismo no le es necesaria sino útil en este momento, caso contrario puede recurrir en cuanto le plazca a su aparato militar. Ahora bien, de cara al futuro inmediato no se visualiza la recomposición de la izquierda, tras el debacle del FMLN no faltarán quienes quieran ocupar el espacio dejado por este partido dentro del sistema democrático burgués.  

¿El partido de izquierda adecuado al interés de quién?    

Antes de las autoproclamaciones, iniciativas y propuestas de todo tipo, es importante esclarecer sobre la recomposición esta de la que se ya se habla, porque definitivamente muchas personas llegaron al convencimiento de la inviabilidad del FMLN como vehículo electoral, en este sentido considerar el reemplazo del vacío dejado por el FMLN, pone como medular de inicio, concretamente la proposición de organizar de manera llana y simple otra alternativa electoral, la cual debe ser democrática y light; la izquierda dócil que el bukelismo y la oligarquía esperan y que probablemente permitan como válvula de escape. Dicho lo anterior, tenemos por resolver un problema actual que se antepone a toda iniciativa, intención o propuesta organizativa, esto tiene que ver con la desarticulación que tienen en cuanto a organización los movimientos populares, así como el movimiento sindical.

En cuanto a los movimientos populares, la enorme influencia de las ONG tiene aminorado cualquier indicio de potencial de lucha clasista, se imponen agendas desmovilizadoras internacionales. En lo que respecta a los sindicatos todo se reduce a la corriente sindical gubernamental que se convierte en una policía patronal que actúa según directrices, quedan sindicatos independientes, sus dirigentes con dignidad aún resisten, necesitamos ir más allá de este fraccionamiento, para superar el control que desde el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (MINTRAB), se tiene sobre la organización de clase trabajadora, deben organizarse espacios diferentes como lo pueden ser asambleas, comités, etc,. Plantear organizar otro partido de izquierda pasa por considerar aspectos como la base social sobre la cual se habrá de desarrollar, sino hay condiciones entre los movimientos populares y tampoco entre sindicatos, entonces a este tipo de partido no le queda más que el impulso de plataformas electorales pragmáticas., la esencia de un partido electoral cualquiera.

Partido revolucionario y organización popular       

Si el problema fuera solo electoral, entonces bastaría con reagrupar lo que queda del FMLN dentro de un espacio amplio y  democrático, donde además converjan diversas fuerzas cobijadas por una misma identidad política, para aprovechar esos pequeños espacios de participación en la próxima coyuntura electoral, o lo que es lo mismo tomar el papel que el bukelismo puede otorgar para evitar que el descontento popular desemboque eventualmente en un clima insurreccional, entonces acá es donde tiene cabida la izquierda electorera, y para esto ya sobra quienes soliciten la oportunidad de serlo, lo cual obtendrán siempre y cuando gocen de su venia.   
Construir o fortalecer un partido revolucionario es algo diferente, está demás decir lo complejo que  esto es bajo las condiciones actuales, sin embargo es una tarea por resolver en el futuro inmediato, no sin antes solventar algo con lo que debe  compaginar, como lo es la reconstrucción del poder popular. Quienes entendemos que la insurrección va más allá de un precepto electoral, debemos abocarnos en nuestros propios espacios, con independencia y unidad de clase.    

 

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