Por José René Tamariz

Partimos del diagnóstico elaborado por el informe del estudio denominado “Estado de la Educación” el cual sostiene que existe una grave crisis en educación de los últimos cuarenta años. Esa crisis es el producto de varios factores. Según ese informe “La crisis educativa se define, aquí, como la conjunción de tres factores: la exacerbación de los rezagos acumulados en los años previos a la pandemia; los rápidos y generalizados  retrocesos educativos derivados del manejo de la crisis sanitaria; las bajas capacidades institucionales del sistema para resolver y mitigar los efectos del cierre de los centros educativos sobre el recorte de aprendizajes; la profundización de brechas en el acceso y calidad de la educación y la creación de nuevas forma de exclusión, algunas mal captadas por las estadísticas oficiales. Esta crisis genero un “apagón educativo” que ha afectado profundamente los aprendizajes y habilidades de toda una generación de niñas, niños y adolescentes”. (Resumen Estado de la Educación, página 25). En realidad, ese llamado “apagón educativo” es el fracaso de la educación en Costa Rica que ha generado ya y seguirá generando algunas generaciones pérdidas de jóvenes.

Condiciones Materiales y Educación

Las condiciones materiales de existencia determinan la vida y consciencia de las personas. Veamos algunos datos de esas condiciones. La pobreza en Costa Rica ha aumentado “… una de cada cuatro personas en Costa Rica (el 24,9%9) se ubicó bajo la línea de pobreza para diciembre del año pasado”. (Análisis del mercado laboral y pobreza en Costa Rica. (IICE-UCR). Más adelante ese informe señala que “… la pobreza extrema sí creció de forma alarmante en los últimos meses del año pasado, donde ocho de cada 100 personas en el país fueron incapaces de satisfacer sus necesidades alimentarias básicas. De hecho, abril del mismo 2022, el porcentaje de pobreza extrema fue del 6% con lo que se puede concluir que este rubro creció dos puntos porcentuales en tan solo ocho meses”. (Ídem). Es decir, la pobreza extrema creció en un 33,3%. En el sector rural esa pobreza es mayor, ya que alcanzó el porcentaje del 30,1% mientras que en las zonas urbanas se ubicó en el 22,9%.

Por otro lado, es muy importante poder conocer el impacto de esa pobreza entre la población estudiantil. En el año 2021 se sabía que existían unos 448.000 menores de edad en condición de pobreza. De acuerdo con datos de Unicef “Uno de cada tres menores de 18 años en Costa Rica vive en la pobreza…”. (Semanario Universidad, 9 de septiembre de 2021). O sea, en ese momento, el 33,3% de los menores de edad en el país eran pobres. Es muy probable que esa cifras y porcentaje hayan aumentado para el año 2023. Si realizamos una extrapolación entre ese dato y la cantidad de estudiantes en el sistema educativo, podemos aproximarnos a algunas conclusiones y consecuencias en el ámbito educativo. El curso lectivo 2023 comenzó con una población de 1.157.052 estudiantes. Entonces, la cantidad de menores en estado de pobreza con respecto a ese número de estudiantes representaría un 38,7% de pobres en toda la población estudiantil. Esto es una aproximación porque es muy probable que la cantidad de menores de edad en pobreza se haya incrementado en casi dos años.

Se sabe por muchos estudios realizados que la pobreza y la pobreza extrema entre la población estudiantil en todos los niveles impone serias limitaciones en el aprendizaje. A las aulas llegan todas las mañanas miles de niñas, niños y adolescentes que no desayunaron porque en sus hogares pobres no hay comida para darles y esa falta de alimentación repercute en la capacidad de poner atención y aprender los contenidos y realizar otras tareas de aprendizajes en el aula. No se puede aprender con el estómago vacío. Es conocido por los docentes en miles de aulas que los estudiantes al ser las 10 u 11 de la mañana están desesperados por ir al comedor a almorzar, -no ponen atención ni realizan sus trabajos- ya que su prioridad es comer, puesto que están con hambre, ya que la mayoría no desayunó, después que entran a las aulas.

Además, es conocido que varios problemas sociales que se producen y acontecen en los barrios y comunidades se transfieren a los centros educativos debido a las condiciones de pobreza que se viven en esos lugares, tales como la violencia, el consumo y venta de drogas. Se sabe que muchos jóvenes llegan a los colegios no estudiar sino a vender drogas porque han sido reclutados por bandas de narcotráfico para utilizar las aulas como mercado en el comercio de las drogas. La pobreza induce a cientos o miles de jóvenes a involucrarse tanto en el consumo de las drogas como en las redes del narcotráfico.

Por otra parte, es importante destacar que las condiciones de la infraestructura de cientos de centros educativos de primaria y secundaria se encuentran en mal estado lo cual repercute en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Escuelas y colegios que se cierran por órdenes sanitarias porque no pueden ser habitados y usados para impartir lecciones. Sin embargo, pese a esas terribles condiciones de muchos centros educativos, el MEP y el gobierno disminuyen el presupuesto para infraestructura de esas instituciones educativas, profundizando la problemática de la infraestructura y el proceso de enseñanza-aprendizaje.

De otro lado, otra condición material que condiciona y determina el proceso de enseñanza-aprendizaje es la sobrepoblación en las aulas (30, 35, 40 o más alumnos) de los centros educativos. Es un hecho comprobado y definitivo que con las aulas con muchos estudiantes no se puede realizar un correcto y eficaz aprendizaje, ya que esa sobrepoblación con todas sus implicaciones (mucha bulla, gritos e indisciplina en general) bloquea el aprendizaje de los estudiantes, provocando más bien que el sistema nervioso simpático se active, generando mayor cantidad del cortisol que es la hormona del estrés y, por ende, dificulta el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Los Distractores de la Educación y el Aula

Cuando nos referimos a esos distractores lo hacemos, principalmente, a las pantallas de los celulares y de los videojuegos. Si bien es cierto que el celular puede ser un recurso en educación, lo real y verdadero es que, actualmente, se ha convertido en un poderoso distractor para que los estudiantes no pongan atención y se concentren en las aulas para realizar el proceso de aprendizaje. Existe literalmente una adicción ocasionada por el uso abusivo y dependencia de las pantallas celulares entre los jóvenes estudiantes. Es una adicción parecida al consumo de drogas, aunque no idéntico.

Según el neurobiólogo, Jean-Pierre Changeux, “Ciertos aspectos de la espiral de sufrimiento-adicción ocasionada por el uso de drogas también se podrían encontrar en condiciones de reforzamiento que no tienen que ver con las drogas. Es larga la lista de comportamientos que no tienen que ver con las drogas: el juego, la bulimia, el deporte, la actividad sexual y la necesidad de dinero no son más que algunos ejemplos. Perturbaciones del funcionamiento, entre otras, de las neuronas dopaminérgicas contribuyen probablemente a estos comportamientos compulsivos. Incluso se puede visualizar su rastro químico mediante imagenología cerebral en sujeto que juegan en máquinas tragamonedas electrónicas. Cuando el sujeto gana dinero, se observa una liberación de dopamina en el cuerpo estriado…, así como una activación de las neuronas del cerebro medio y de la corteza frontal”. (Changeux, Jean-Pierre: El Hombre de Verdad. Fondo de Cultura Económica. 2005. México, D.F.).  Algo parecido sucede con el uso abusivo del celular. Su uso provoca liberación de dopamina, sensación de placer y relajación, aunque efímera y falsa, pero cuando no se usa les crea ansiedad y angustia.

Los Problemas de la Evaluación y sus Resultados

El sistema educativo nacional arrastra serios problemas con los procesos de enseñanza-aprendizaje, las evaluaciones y resultados finales que se traducen en graves limitaciones educativas con las que llegan los estudiantes a las universidades. Por ejemplo “Los resultados de las últimas pruebas PISA siguen demostrando graves retrasos en las habilidades de lectoescritura, pensamiento matemático y científico en el alumnado y, sin embargo, el Ministerio de Educación no ha mostrado una política educativa clara y diseñada bajos los parámetros científicos básicos ni las particularidades del desarrollo infantil y adolescente”. (Pronunciamiento de la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica ante la Crisis Educativa. (27 de abril de 2023).

De otro lado “La prueba Diagnóstica en Matemática, que la UCR realiza todos los años a los estudiantes de nuevo ingreso, es un indicador de la escasa formación en esta disciplina recibida por los jóvenes en la primaria y secundaria. En el 2023, el 95% de los estudiantes que ganaron el bachillerato y el examen de admisión, tanto de colegios públicos como privados, no pasaron dicha prueba”. (Revista Ciencia más Tecnología. UCR. 1 de agosto de 2023). Según el Dr. Javier Trejos Zelaya, director de la Escuela de Matemática de la UCR “Los estudiantes están llegando a la universidad con niveles de matemática de octavo y noveno año. Hay una formación matemática que no traen, sobre todo en álgebra y funciones”. (Ídem). De todo lo anterior, surge la necesidad de urgente de cambiar el currículo y los programas de estudios en el sistema educativo.

En secundaria existen muchos estudiantes que no saben leer, mucho menos escribir. El sistema educativo no promueve ni la lectura ni la escritura. La mayoría de los estudiantes nunca han leído algún libro. También se sabe por muchos estudios que los estudiantes que recién ingresan a las universidades, producto de esas deficiencias en la lectoescritura, no saben comprender un capítulo o texto de lectura.

Por otra parte, las pruebas comprensivas impulsadas por la administración de Chaves en el sistema educativo constituyen una pérdida de tiempo lectivo, así como un instrumento ineficaz para medir el conocimiento y rendimiento académico de los estudiantes. Se sabe y conoce que los estudiantes no estudian para esas pruebas y que no le prestan atención y ni les importa, ya que saben que no tienen ningún valor numérico para sus notas. Entonces, los que hacen esas pruebas es sobrecargar de trabajo a los docentes, perder el tiempo lectivo y perder recursos económicos. Son pruebas inútiles. Se deben desechar.

De otro lado, las denominadas “pruebas estandarizadas” constituyen una burla y engaño a los estudiantes. La primera prueba constituida por 7 ítem por materia en realidad no evaluaba nada, ya que pretender evaluar una materia, ya sea matemática, física o química, con 7 preguntas es sencillamente un engaño. Con costo eso podría evaluar un tema de una materia. Ahora, después de muchas críticas y movilizaciones estudiantiles en contra de esas pruebas que piden su no realización, el MEP plantea elevar a 30 preguntas por materia y disminuir su porcentaje para la nota final. Igual que las anteriores pruebas estas no han tenido validación por especialistas.

Por una Reforma integral de la Educación Costarricense

Los problemas del sistema educativo nacional costarricense son tan graves y numerosos que no se arreglan con parches y cambios parciales. Cada nueva administración que llega al poder cada cuatro introduce remiendos, improvisaciones y experimentaciones que fracasan. Primeros fueron las pruebas de bachillerato, luego las pruebas FARO (fortalecimiento de aprendizaje para la renovación de oportunidades) y ahora las “pruebas estandarizadas”. Todas esas pruebas han sido un fracaso rotundo para miles de estudiantes. “Rutas de la educación” fallidas como la actual. Cambios, sin consultar a los docentes, de todos los programas de estudio los cuales son mutilados de contenidos fundamentales como es el caso en matemática y otras materias. Y así, sucesivamente, sucede en las diferentes áreas del Ministerio de Educación Pública (MEP).

Entonces, se requiere una política educativa de Estado que no esté sujeta a los vaivenes y cambios de la administración gubernamental cada cuatro años. Debido a la grave problemática educativa y el fracaso en la educación, así como las profundas transformaciones actuales de la ciencia y tecnología en el mundo, se requiere y necesita realizar una verdadera reforma integral de la educación de todo el sistema educativo costarricense. Esa reforma debe ser un cambio sistémico. Esa reforma debe incluir, entre otros aspectos, una reforma o cambio en el pensamiento y los fundamentos teóricos o filosóficos. Los actuales son el humanismo, el constructivismo y el racionalismo. Algunos deben ser cambiados por otros, modificados y actualizados, tales como, por ejemplo, la introducción en la educación de las neurociencias, la neuroeducación, la inteligencia artificial y otras nuevas creaciones y disciplinas.

Dicha reforma debe ser un cambio a todos los niveles educativos, el currículo, didácticos y otros. Por ejemplo, cambios en la jornada laboral y horarios educativos. Los horarios actuales en los que los estudiantes permanecen desde la 7 am hasta la 4:10 pm en el aula son antipedagógicos.  Toda es reforma de la educación no debe realizarse “desde arriba” por los burócratas de las oficinas del MEP, sino que debe hacerse “desde abajo” por parte de los educadores, padres de familia y estudiantes. De último, es necesario y fundamental que el gobierno garantice el 8% del PIB para la educación para ayudar a resolver problemas materiales que enfrentan muchos estudiantes como el acceso a becas, transporte, alimentación, mejoras y construcción de nuevas escuelas y colegios y otras necesidades básicas y fundamentales de la educación costarricense. Todo lo anterior no agota las propuestas de reformas de la educación, sino que son unos componentes y planteamientos en la dirección de contribuir con cambios fundamentales en el sistema educativo costarricense.

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