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Por una nueva independencia de Centroamérica

El pasado 15 de septiembre todos los países centroamericanos, con la excepción de Belice y Panamá, celebraron el 188 aniversario de la independencia de Centroamérica en relación a la monarquía española.

Centroamérica fue el único y singular caso de América Latina en que las mismas  autoridades coloniales declararon y juraron solemnemente la independencia. Esta incongruencia de la historia quedó plasmada en el acta del 15 de Septiembre de 1821, cuando las autoridades coloniales reconocieron que "siendo la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala... [optaron por mandarla] a publicar para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso que la proclamase de hecho el mismo pueblo".

Desde entonces, lejos de avanzar hacia la consolidación de la independencia política y el fortalecimiento del Estado Federal conformado en 1824, uno a uno, nuestros países fueron cayendo bajo el yugo imperialista. Todas las rebeliones sociales de los trabajadores e indígenas del siglo XIX fueron controladas o aplastadas por las oligarquías dando origen a las republicas bananeras y cafetaleras. Los trabajadores eran muy débiles, no tenían organizaciones políticas propias y debían expresarse a través de las corrientes más radicales del liberalismo.

En el siglo XX la dominación imperialista sobre los países de Centroamérica fue mucho más cruda y sin ambages. Las intervenciones militares del imperialismo fueron directas en Panamá, Nicaragua y Honduras. Las economías quedaron subdesarrolladas (banano, café, carne) y subordinadas a las necesidades de la metrópoli imperialista. Centroamérica se transformó en el patio trasero de los Estados Unidos, cuya dominación se ha perfeccionado con la implementación de los Tratados de Libre Comercio. Hemos quedado como países maquileros y de turismo.

Lejos de avanzar, estamos retrocediendo en todos los terrenos. Los indicadores sociales de los países centroamericanos, con la excepción temporal de Costa Rica y Panamá, han descendido bruscamente y tienden a caer mucho más. La barbarie del capitalismo se impone gradualmente, provocando oleadas migratorias que buscan escapar de semejante miseria.

Es necesario detener este proceso de destrucción de los países que conforman la nacionalidad centroamericana. La fecha del 15 de Septiembre debe servirnos para repensar la necesidad de luchar por la nueva y definitiva independencia política de Centroamérica.

En la actualidad, la lucha por la liberación y la autodeterminación nacional, está indisolublemente ligada a la necesidad de implantar un nuevo sistema económico, que sustituya al decadente capitalismo. Los descendientes de la encumbrada oligarquía que conspiró para hacer fracasar la independencia de Centroamérica y el Estado Federal, son quienes en la actualidad conspiran para mantenernos subyugados al imperialismo.

A diferencia del siglo XIX y XX, existe una experiencia acumulada y los trabajadores son la clase social destinada a liderar la liberación nacional y la lucha por la verdadera democracia, que se sintetiza en la lucha por el socialismo.

La lucha que actualmente se libra en Honduras, contra el golpe de Estado del 28 de Junio, propinado por Micheletti y demás adláteres del imperialismo, es en el fondo una lucha por la independencia política de Honduras, y su triunfo debe transformarse en el inicio de la lucha por la independencia de los países que conformamos la nacionalidad centroamericana.

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